Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han iniciado una “extensa” operación terrestre en la Franja de Gaza tras una serie de intensos bombardeos aéreos que, según fuentes locales, han dejado al menos un centenar de muertos. La ofensiva se produce en medio de crecientes presiones internacionales para alcanzar un alto el fuego.
El gobierno israelí justificó la incursión como parte de su respuesta a los continuos ataques con cohetes por parte de Hamas y otras facciones armadas palestinas. “Esta operación busca desmantelar la infraestructura terrorista en Gaza”, señaló un portavoz militar israelí.
Al mismo tiempo, Israel anunció la reanudación de una ayuda humanitaria “básica” para la población gazatí, permitiendo el ingreso limitado de suministros esenciales como alimentos, medicinas y agua potable. Organizaciones humanitarias han advertido que la situación en Gaza es crítica, con hospitales desbordados y miles de desplazados internos.
En paralelo, Hamas e Israel mantienen conversaciones indirectas para una tregua parcial, facilitadas por mediadores egipcios y cataríes, y con el respaldo de Estados Unidos. Fuentes diplomáticas afirman que Washington está presionando fuertemente a ambas partes para detener la escalada, aunque las negociaciones avanzan lentamente en un clima de desconfianza mutua y violencia persistente.
La comunidad internacional observa con preocupación el rápido deterioro de la situación en Gaza, mientras crece el clamor por un cese inmediato de hostilidades que permita proteger a la población civil y abrir la puerta a una solución diplomática más duradera.
