El periodista Jesús Cintora impartirá una conferencia con preguntas del público en Ceuta este miércoles para presentar su libro ‘No quieren que lo sepas’. Será en la Biblioteca Pública del Estado Adolfo Suárez, a las 19:30 horas, con entrada libre. La obra alcanza la sexta edición y figura entre las más vendidas en la categoría de no ficción desde que salió a la venta.
¿Qué espera de su visita?
Hay quien cree que todo pasa en Madrid, que no hay más España que Madrid o se da la espalda a lo que ocurre en otros lugares del país. Mi idea al escribir este libro fue hacer una gira por un montón de localidades para hacer actos abiertos al público, con entrada libre, tener contacto con la gente de muchos sitios, intentar aprender, responder a preguntas, firmar libros, hacernos fotos y lo que quieran, dentro de un orden (se ríe).
¿Cómo surgió ‘No quieren que lo sepas’?
Me echaron de la televisión pública, de TVE, donde hacíamos un programa decente, que tenía buena audiencia y que contaba cosas de servicio público, que afectan al ciudadano. Hay quien no quiere competencia y también quienes no aceptan que se traten determinados temas, se mueven para echarte y otros entregan tu cabeza. Por primera vez, llevo un año y medio desde que me apartaron de los grandes medios. Y con este gobierno. Ya me quitaron de “Las Mañanas de Cuatro” con Rajoy gobernando, pero seguí haciendo otros programas en la misma cadena. Sigo moviéndome. No voy a parar mientras tenga salud.
¿Por qué es tan importante para lo sociedad estar informados?
Primero yo distinguiría entre información y mercado de intereses con apariencia de noticias. Hay gente con pantalla, micro o letra diaria que no piensan en el servicio público de contarle a la gente lo que pasa, sino en medrar, en defender un interés, aun a costa de manipular. Son algunos, no generalizo, pero existen. Ocurre porque la información es poder. Una cosa es lo que pasa y otra lo que le cuentas al ciudadano que pasa. Ahí puede haber intereses de poder y dinero que perviertan todo esto. Otros no, hay editores que respetan la libertad de información. Dicho esto, que el ciudadano busque, contraste, que tenga inquietud por saber lo que realmente acontece, porque, sin duda, le afecta.
Destaca en su nuevo libro que “hay un juego de intereses que a veces pervierte el derecho a la información”, ¿a qué intereses se refiere?
A quienes ejercen el poder de forma nociva. Se vende, se compra… Esas redes chungas de poderosos y protegidos, que se ven y se entienden al leer el libro perfectamente.
A día de hoy, ¿cree que los medios de comunicación son imparciales?
Pues hay de todo. De entrada, no hay que confundir que un medio tenga una línea editorial con que mienta y manipule a sabiendas. Tú puedes defender una concepción de la vida desde un punto de vista socialdemócrata, de derechas, comunista o católico, por ejemplo, pero ya otra cosa es mentir y manipular, adulterar la verdad.
¿Qué no quieren que sepamos?
Es una pregunta que me hacen mucho e intento responder de formas diferentes. La clave es que el mundo está cambiando y hay unos cuantos abusones que están exprimiendo al ciudadano medio. Te pondré un ejemplo: la banca está presentando récord de beneficios, a la gente le están subiendo la hipoteca hasta 300 euros al mes, pero no dan casi nada por tus ahorros, te fríen a comisiones, tuvimos que rescatar el sistema financiero con decenas de miles de millones de euros que no recuperamos y hubo mucho directivo sinvergüenza que quedó impune. Y en actitudes de este tipo seguimos.
¿Tuvo complicaciones para no abordar algún tema en ‘No quieren que lo sepas’?
El libro estuvo a punto de no ser publicado, porque la editorial me pidió que quitara algún capítulo sobre la corrupción del rey emérito, pero exigí que se publicara íntegro: o el libro entero o nada. Agradezco que finalmente se publicara todo y que la gente lo pueda leerlo. Sobre todo, porque estaba escrito contrastando la información, hablando con expertos que conocen la materia de primera mano y con una clara intención de que el público lo conozca para intentar mejorar unos cuantos aspectos de este país.
Vivimos en una campaña electoral permanente, ¿considera que es culpa de los medios de comunicación?
Hay estrategias, basadas en la peor versión del marketing, que consisten en tomarse la política como publicidad y no como gestión de lo público. Una cosa es que gestiones y emplees el marketing para dar a conocer tu labor o para conocer las necesidades de los ciudadanos y otra, bien distinta, es centrarte en que hablen de ti o en mirar más las encuestas de intención de voto que los presupuestos o las obras que debes llevar a cabo.
Una queja muy común de las asociaciones de prensa es la precariedad laboral del oficio, ¿considera que ello coarta el desarrollo del mismo?
Eso se sufre en el oficio. No hace falta que lo diga ninguna asociación de las que nombras para saber que hay un alto índice de precariedad en España, incluido el periodismo. A menos informadores, menos capacidad de informar. Se ha recortado en medios y en personal. También se cortan cabezas y algunas de esas asociaciones callan.
Habla de poderes fácticos, ¿el problema es de la ciudanía o de los medios de comunicación?
El problema son los poderes fácticos si abusan por encima del sentido común.
Desde su perspectiva, ¿cómo se puede mejorar la situación actual de los medios de comunicación en España?
No me gusta mucho dar recetas. Diré que se necesita más democracia de verdad en el periodismo. De todas las formas, me gusta más contar lo que pasa en la sociedad en general, que decir lo que debe pasar con los periodistas. Reconozco que me siento un poco incómodo en esa parcela de prescribir, porque tengo algo de sensación de mirarnos al ombligo. A veces, incluso, siento que me preguntan cosas que todos en la profesión sabemos y gran parte de la sociedad también. Me gusta más hablar de los abusos que está habiendo con la ciudadanía en general, porque hay un sistema económico que se está pasando de rosca y a veces uno piensa si estarán matando la gallina de los huevos de oro. Me quedo con eso.