Los médicos y psicólogos que analizaron a la niña de 4 años que podría haber sido víctima de abusos sexuales por parte de su maestro no detectaron lesiones ni físicas ni psicológicas. La menor no miente, pero no saben de donde ha salido la información y no pueden confirmar ni descartar que hubiera abusos
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El juicio contra el maestro de educación física del CEIP Ramón y Cajal, acusado de un delito de agresión sexual a una alumna de 4 años por lo que se enfrenta a 15 años de prisión, ha continuado esta mañana con las pruebas testificales que faltaban por presentar.
La médico forense han explicado que recibieron una llamada telefónica de Policía Nacional y el Hospital Universitario informando que había una niña que había relatado haber sufrido abusos. Hablaron con la niña, con prudencia, que les contó que su maestro “le había dado besos, se señalaba la boca, hacía muecas”. Tras la exploración, concluyeron que en la zona genital no había lesiones. En el informe se especifica que según la víctima lo que le introdujo en el ano eran un bastoncillo, porque la niña dijo “palito muy fino como el de las orejas”, pero no dejó lesiones, por lo que tampoco queda demostrado.
En el caso de la otra niña, lo que le dijo es que tenía “un secreto” que le había contado a la policía, que es que “su profesor de educación física le da besos”. En esta menor también había “ausencia de lesiones”.
Las especialistas destacan que el padre se encontraba en prisión y la madre se encontraba en un centro de acogida de mujeres maltratadas, por lo que “se trata de una niña con especial vulnerabilidad y que, aparentemente, al recibir menos cuidados es más difícil percatarse de una situación anómala”.
Informe psicosocial
La otra prueba pericial se ha presentado de manera conjunta, con cuatro psicólogos, de los que dos han especificado que en este caso fue posible obtener un relato libre de influencia de la niña. “Hablaba de tocamientos, de besos en la boca”, ha dicho la profesional que dijo la menor, utilizando un lenguaje acorde con su edad. “La niña tiene capacidad para reproducir un relato válido”, ha puntualizado.
Uno de los psicólogos aportados por la Defensa, que ha realizado otro informe, determina que no existe un relato libre en el testimonio de la menor que se ha presentado como prueba preconstituida en una grabación, ya que se fue guiando a través de preguntas.
“La hipótesis de la mentira queda descartada porque requiere una intencionalidad. La menor tiene 4 años y no tiene cabida mentir aquí”, apunta una de las psicólogas. El informe de los forenses destaca que la somatización que presentó la niña se puede deber a diversos factores, destacando que la menor fue víctima de la violencia de género los dos primeros años de su vida y después pasó a los cuidados de su abuela. Por lo que “tiene una familia desestructurada, la abuela con una situación económica precaria, una vivienda que no cumple con los requisitos de habitabilidad y sin agua caliente”.
Además, en el momento del análisis forense no presenta sintomatología. “No sabemos exactamente esa información de dónde ha salido, puede ser objeto de una introducción en la memoria de una mala praxis. No podemos descartar que haya existido el abuso”, han añadido.