Terminan las Navidades y toca hacer balance de qué han supuesto en lo que a la situación sanitaria se refiere y los datos hablan solos: hemos suspendido en medidas de prevención. El jefe de Medicina Preventiva del Hospital Universitario, Julián Domínguez, ha advertido que aún queda que venga “el pico” de esta tercera ola, que el facultativo calcula a mediados de enero. ¿La solución? Más restricciones y más responsabilidad
Que los contagios iban a aumentar tras la relajación de las restricciones en Navidad era algo que todos sabíamos. Un secreto a voces que, finalmente, se ha cumplido. A día 7 de enero, cuando todavía no se han desarrollado todos los nuevos casos que se han producido durante la Nochevieja y el Año Nuevo y, mucho menos, durante Reyes, Ceuta tiene una incidencia de la COVID-19 en los últimos catorce días de un 248’89 contagiados por cada 100.000 habitantes, una cifra que se acerca mucho a la de “riesgo extremo” cifrada en 250 por el Ministerio de Sanidad y a la que, según las predicciones del jefe de Medicina Preventiva del Hospital Universitario de Ceuta, Julián Domínguez, llegaremos muy pronto, quizá en menos de 24 horas.
“Estamos en unas cifras tremendas. Por tanto, haciendo balance de las Navidades, tenemos que en la interacción y la movilidad, no se ha tenido el control suficiente. Ha podido más el tema de querer estar con las familias, que es muy lícito, pero todo el mundo sabía que eso nos iba a llevar a una situación como la que teníamos antes de este pico”, afirma Domínguez sobre la Navidad.
¿Y cuál es la solución? Extremar las restricciones. “No queda más que extremar las restricciones que tuvimos anteriormente o por lo menos volver a las que teníamos antes. Además intensificar el diagnóstico con test de antígenos lo más posible. Pedir también porque esto no avance tanto, para que no tengamos muchísimos ingresos y muchísimas neumonías”, explica Domínguez.
El Jefe de Medicina Preventiva del HUCE es bastante crítico con la forma en la que se han hecho las cosas durante las Fiestas Navideñas y sabe, – teniendo en cuenta la estadística y la curva de contagios en nuestra ciudad que es “prácticamente vertical” en estos momentos -, que los próximos días van a ser difíciles, en cuanto a la COVID-19 se refiere. “El pico está por llegar en estos días. A mitad de enero es muy probable que estemos en el peor momento. Ojalá podamos pararlo lo mejor que podamos. Si apretamos mucho con la intensificación diagnóstica, en cuestión de una semana podemos empezar a frenarlo un poco. Pero también hay que cumplir las restricciones, no solo las legales, también las recomendaciones”, afirma.
Julián Domínguez es consciente de que hay personas y establecimientos que lo han hecho muy bien, pero también otros que no tanto. El problema, para el facultativo, es que tan solo un sitio que lo haga mal puede crear un rebrote.
Sobre los establecimientos hosteleros se ha planteado, incluso, el crear espacios COVID-protegidos, en los que hubiera un control de acceso y se limitara la entrada a personas con un test negativo de poco tiempo antes. «Incluso se pensó que se pudieran hacer test de antígenos en los mismos establecimientos», cuenta Julián, que explica que finalmente se desechó esta idea.
El preventivista advierte que nos queda, al menos, un año todavía de pandemia y que hay que actuar responsablemente. Después de la Navidad vendrá la Fiesta del Sacrificio y habrá que “abrir la mano de nuevo”. “No se tenía que haber abierto nada”, afirma Domínguez, que entiende que no es plato de buen gusto aumentar las restricciones pero que recuerda que “el tema es muy serio” y conlleva muertes, por eso es esencial el compromiso empresarial y el cumplimiento de las distancias, nos dice, a la vez que hace un llamamiento de responsabilidad a la población, para que no solo siga las restricciones impuestas por la legalidad, sino también las recomendaciones de los expertos.
Polémica sobre la Hostelería
Sobre la polémica generada en los últimos días por las declaraciones de Domínguez en cuanto al aumento de las restricciones a la Hostelería y el consiguiente editorial de un medio de comunicación local, el jefe de Medicina del HUCE quiere recordar que no tiene absolutamente nada en contra de la hostelería y que es consciente de que muchos «lo hacen muy bien», en cuanto al respeto de las medidas de prevención y las restricciones.
Sobre las descalificaciones recibidas, el facultativo asegura que le han servido “para confirmar la grandeza de la profesión médica y el compromiso de los médicos con la salud pública”. Un compromiso por el que, asegura, seguirán defendiendo las restricciones, con el fin de evitar nuevos contagios, nuevos ingresos y sobre todo, nuevas muertes. Además agradece el apoyo recibido tanto por sus propios compañeros como por las instituciones, por las que se ha sentido muy arropado.