Romper barreras implica romper cosas. Kamala Harris, la actual vicepresidenta de Estados Unidos, lo sabe bien. En una entrevista antes de asumir el cargo, afirmó: «Romper barreras implica romper cosas. Y cuando rompes cosas, es posible que te cortes. Podrías sangrar. Puede que sea doloroso. Y valdrá la pena, todas y cada una de las veces». Estas palabras reflejan su determinación y coraje en un camino lleno de desafíos.
El 20 de enero de 2021, Harris hizo historia al convertirse en la primera mujer y la primera persona afroamericana y de ascendencia asiática en ocupar el cargo de vicepresidenta en Estados Unidos. Sin embargo, este no fue su único logro histórico. Antes de llegar a la Casa Blanca, Harris ya había roto varios techos de cristal en su carrera profesional.
Harris nació en Oakland, California, en 1964, en una familia de inmigrantes. Su padre, Donald, emigró desde Jamaica, y su madre, Shyamala Gopalan Harris, desde la India. Ambos eran activistas por los derechos civiles, lo que influyó profundamente en Harris y su hermana Maya. A pesar de los obstáculos, Harris se graduó en la Universidad Howard y en la Facultad de Derecho de la Universidad de California Hastings, marcando el inicio de una carrera llena de primeras veces.
En 2004, Harris fue elegida fiscal de distrito de San Francisco, convirtiéndose en la primera mujer afroamericana en ocupar ese cargo. En 2010, rompió otro techo al ser elegida fiscal general de California, supervisando el mayor departamento de justicia estatal en Estados Unidos. Su mandato estuvo marcado por políticas progresistas y un enfoque en la justicia social.
En 2016, Harris fue elegida senadora de Estados Unidos, siendo la primera mujer afroamericana de su estado en lograrlo. Durante su tiempo en el Senado, jugó un papel crucial en temas de bipartidismo y justicia social, ganándose una reputación de política dura pero justa.
Con la decisión del presidente Joe Biden de no buscar la reelección, Harris tiene ahora la oportunidad de aspirar a la presidencia. Su candidatura representa una figura de unidad y justicia, prometiendo defender a la clase media y proteger a los ciudadanos. Sin embargo, enfrenta el reto de ganar el apoyo de votantes latinos y hombres afroamericanos, grupos que históricamente han sido difíciles de movilizar para los demócratas.
La campaña de Harris ha recaudado cifras récord, mostrando un fuerte respaldo dentro del Partido Demócrata. A pesar de los desafíos, su candidatura ha revitalizado al partido, atrayendo incluso a algunos republicanos descontentos con la era Trump.
En conclusión, Kamala Harris está en una posición única para hacer historia una vez más. Su trayectoria de romper barreras y su capacidad para unir a diferentes sectores de la población podrían llevarla a convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos. Será interesante ver cómo navega los desafíos políticos y sociales en su camino hacia la Casa Blanca.