Tras el terremoto ocurrido el pasado día 6 de febrero de 2023 a las 04:17 hora local en Turquía y Siria, Bomberos Sin Fronteras comenzó un «proceso de monitorización de la situación a través de los mecanismos de coordinación de Naciones Unidas» para ponerse en marcha hacia la zona afectada.
Solo unas horas mas tarde, Bomberos sin Fronteras (BSF) informaba en su página web de que ya estaba en marcha el equipo de rescate en dirección a Turquía. Un equipo compuesto por nueve personas entre los que se encuentran un sanitario, un guía canino con su perro, y siete rescatistas, junto con los medios materiales necesarios y que son en torno a 500 Kg de herramientas y material de rescate. «Un viaje difícil ya que todo esta colapsado y costará llegar», apuntaban.
Entre esas nueve personas está Kuko Raggio, un caballa que dejó Ceuta a los 24 años, cuando terminó la carrera de Magisterio. Durante 10 años regentó una empresa de turismo activo en Ronda (Málaga), hasta que decidió hacerse bombero, «me hace feliz ayudar a la gente, cada día puedes echar una mano a alguien», afirma.
El viaje hasta el epicentro del terremoto
Desde la organización explican que «una vez que Turquía emite la solicitud de ayuda internacional, nuestra ONG ofrece al mencionado mecanismo de coordinación la posibilidad de acudir como equipo ligero de rescate. Tras aprobarse nuestra solicitud, comienza el proceso de configuración del equipo y de preparación de los medios materiales necesarios para nuestra labor».
El equipo ligero de rescate «dispone de los medios necesarios para desarrollar las tareas de búsqueda y localización de personas atrapadas, rotura de elementos estructurales-constructivos y desplazamiento de cargas para acceso a las mismas, y atención sanitaria, con una dotación humana con un número suficiente para desarrollar dichas tareas, y que a su vez permite agilidad en los desplazamientos que la intervención requiere».
La duración estimada de la intervención es de una semana, «como siempre ocurre en este tipo de trabajos, los equipos de rescate tienen que luchar contra el reloj porque cada minuto que pasa se reducen las posibilidades de encontrar personas con vida».
«Esta es la primera vez que voy a un terremoto, a una catástrofe de esta magnitud, aunque estuve el año pasado en Polonia, colaborando con los refugiados de la guerra de Ucrania, la ONG estuvo un mes y yo estuve 7 u 8 días ayudando a traer refugiados a España», explica a El Foro de Ceuta -vía whatsApp- Kuko Raggio, que ya está en Turquía.
Madrid – Estambul, Estambul – Adana, retrasos y varias horas de espera en los aeropuertos ayudaban a ponerse al día de las actualizaciones de la situación en el terreno. En Adana se encuentra el Centro de Recepción y Salidas, donde se les asignó como zona de trabajo la provincia de Kahramanmaras.
Sin descanso, comienzan los rescates en Turquía
El equipo se separó, explica Kuko: «un primer equipo, dedicado a búsqueda y localización, tanto cinológica como técnica (geófono), se desplazó en helicóptero desde el aeropuerto de Adana a la provincia de Kahramanmaras, con los documentos sanitarios, el guía canino y cuatro compañeros. Les hablaron de una primera intervención urgente con una familia. El segundo equipo nos desplazamos hasta Kahramanmaras, con todo el material que llevábamos, en dos furgonetas que hemos alquilado, cuando llegamos ya estaban ellos terminando de hacer el rescate y logramos extraer a un chico de 12 años de entre los escombros». Este primer rescate se realizó en colaboración con un equipo de Singapur, en un escenario de «gran dificultad«, se trataba de un edificio de planta baja y primera.
«Somos bomberos de profesión, estamos acostumbrados a vivir situaciones complejas, pero desde luego no tiene nada que ver con eso. Nosotros vivimos situaciones puntuales, pero esto es un 24 horas» asegura Kuko mientras se traslada a otro punto de rescate.
«Nuestro día a día es ponernos en contacto con el Centro de Mando e ir de una intervención a otra. Nosotros terminamos, avisamos de que estamos disponibles y de ahí nos comunican que necesitan que vayamos a otro sitio. Los escenarios son múltiples, todo es un caos ahora mismo«.
Kuko y su equipo de BSF trabajan desde el primer día en el epicentro del letal terremoto en Turquía, en Kahramanmaras, donde «una ciudad que tiene un millón y pico de habitantes y donde uno de cada tres edificios están afectados, y derrumbados no lo sé, pero tú vas por las calles y te encuentras cientos, miles de edificios derrumbados. Ellos -los rescatistas turcos- no dan abasto para rastrear todos los edificios y saber si hay personas dentro. Y después otro de los problemas es que al haber sido el terremoto de noche pilló a muchísima gente durmiendo».
A primera hora de este sábado, momento en el que hablamos con Kuko Raggio, el equipo de bomberos españoles ya había realizado nueve intervenciones, «vamos saltando de un lado a otro y este viernes fue la primera noche que pudimos descansar cinco horas más o menos, pero los tres días anteriores creo que hemos dormido tres o cuatro horas en tres días» y es que la ciudad en la que están es muy grande y «está todo colapsado por el terremoto» aprovechando los traslados entre un punto de rescate y otro cuando «echamos una cabezadita, descansamos y pasamos muchísimo frío».
Kuko nos habla de otros de los rescates que han realizado, «cuando llegamos a otra zona enseguida nos avisaron de que había que encontrar a una familia. Entonces fuimos con dos compañeros y los sanitarios a colaborar, a terminar de sacarlo y el sanitario estuvo haciendo la primera intervención. Después nuestra perra Lyra marcó una víctima en un edificio que estaba en una situación muy muy delicada, porque era siete plantas y las dos de abajo habían colapsado totalmente, estuvimos viendo la zona donde nos decían que podía estar la persona atrapada y el perro marcó el sitio. Después vinieron tres perros turcos y también lo marcaron, fue a través de maquinaria pesada, con una excavadora, como consiguieron hacer un agujero y acceder la persona». Dentro del edificio se encontraron dos niños fallecidos, pero al continuar se encontraron a dos niñas y a su madre con vida.
¿Y qué pasa con Siria?
«Con el tema de Siria hemos estado hablando con gente de Naciones Unidas, el problema es que nadie garantiza la seguridad de los equipos intervinientes. Nosotros venimos con el pasaporte y dispuestos a ir a donde sea, es decir, si nos mandan a Siria cogemos nuestras dos furgonetas que hemos alquilado y nos vamos, estamos para ayudar a gente, nos da un poco igual lo demás, pero según nos comentaban los de Naciones Unidas, el problema es que nadie nos garantiza nuestra seguridad«.
Ayuda a Bomberos sin Fronteras
Bomberos Sin Fronteras ha habilitado un número de cuenta para los donativos que ayuden a sufragar los gastos de este equipo. ES51 2103 7348 8000 3000 8844 de Unicaja es el número de cuenta para ayudar a los que ayudan; también han habilitado un número de teléfono para Bizum: 62695528.