La vida de las personas no se puede concebir lejos de las emociones que abrigan las acciones del ser humano, por ende no se puede forjar a este sobre ideas lejos de las acciones políticas, innegable y latente en la vida de todos y cada uno de nosotros donde no podríamos pensar que existen personas lejos de la afectación de esta emoción tan arrolladora. El miedo y represalia política se entienden como el temor de las personas a que su bienestar colectivo resulte perjudicado, debido a la intimidación de algunos dirigentes de partidos políticos a un sector de la ciudadanía para acallar sus voces. Este miedo es el que manipula a nuestra ciudad para dominar a los demás que piensan de forma diferente, los poderes fácticos que gobiernan Ceuta utilizan el miedo, el cual no se puede demostrar ya que no tenemos pruebas gráficas que lo confirmen (desgraciadamente) para someter a las personas, manteniéndolas en un estado de bloqueo limitando su acción y criterios; en nuestra sociedad este miedo colectivo nos mueve a actuar de manera condicionada aceptando situaciones impuestas por temor a rechazarlas, consiguiendo la perpetuación de la desigualdad. La injusticia y la falta de solidaridad ante el temor mezquino de que si actuamos, las cosas podrían empeorar para nosotros.
El sometimiento por el miedo que los que gobiernan aplican con precisión, aprovechándose de los momentos de contingencia motivados por peligros tales como la ultima invasión sufrida en nuestra ciudad, donde imponen medidas de control y subordinación que en circunstancias normales serían rechazadas por la población ceutí, difundiendo un temor por los dirigentes gracias al control que tienen sobre algunos medios de comunicación, es un arma efectiva y utilizada en beneficio propio en contra de todas las personas que no piensan como ellos, miedo impuesto que invade todas las capas de nuestra sociedad hasta instalarse en el inconsciente colectivo presto a actuar en intereses creados, de esta forma queda instaurada en esta sociedad, la cultura del terror.
Las crisis económicas continuadas, los conflictos políticos inducidos, la violencia y la corrupción política, copan nuestra existencia diaria. La situación mundial rezuma tanta violencia que trae como consecuencia miedo, temor, pánico y terror colectivos, dando lugar a la oligarquía que se quiere instaurar en nuestra ciudad, la cual es una forma de gobierno en el que el poder político reside en manos de una pocas personas y no en el pueblo.
Los escritores políticos de la antigua Grecia emplearon el término aristocracia para diferenciar de forma degenerada y negativa a la política de aquellos tiempos.