Primero quiero señalar que voy a escribir esta reflexión con terminología masculina y me voy a basar en situaciones generales sin muchos datos ni citas para hacer más fácil y legible la complejidad de lo que quiero expresar.
La noticia del último asesinato ocurrido sobre Laura Luelmo, una joven llena de vida y de proyectos de futuro ha sido el detonante para intentar descifrar la complejidad sociológica que el capitalismo (culpable y responsable de todo lo que está pasando hoy día) ha creado.
Hay que trasladarse hacia la crisis ideológica de los 70 donde se cuece el nuevo formato del capitalismo: neoliberalismo; desde la Escuela de Chicago con Milton Friedman y su experimentación a través del Golpe de Estado de Pinochet. A partir de ahí, le sigue Thatcher y empieza a cocerse un nuevo orden mundial en el que por un lado, van devorando las soberanías nacionales y por otro van moldeando el ideario común de los individuos a nivel global (multinacionales y financiarización de la economía e imposición de una nueva necesidad: la adquisición de bienes materiales). Éste nuevo moldeamiento hacia el individualismo y la competitividad sólo se dirige hacia la adquisición de más y más bienes materiales, (consumismo desmesurado) haciendo estas características cada vez más destacables y arraigadas e incluyendo así aspectos de la personalidad como el egoísmo, la envidia, el rechazo, el ansia de alcance de puestos de poder, etc. sin importar a quién pisoteamos ni a que países destruimos para así poder tener más y continuar con la adquisición de más y más bienes materiales.
Los instrumentos que utilizan desde que empezó este nuevo moldeamiento, bien sabidos por todos, son los discursos políticos y sus formas que se cuecen en esferas que no conocemos ni podemos sentir, los medios de comunicación con sus contenidos y programas patéticos dirigidos por grupos invisibles al servicio del capital, las redes sociales, sistemas educativos y sus currículos y todo a través de los poderes supranacionales que son quienes van cociendo un mundo paralelo y ficticio que han mostrado ante nuestros ojos para que no seamos capaces de saber, de ver, de pensar y aniquilando cualquier resquicio que pueda hacer resistencia ante sus objetivos.
¿Qué sucede con todo esto que se ha estado creando y cuáles son las consecuencias?
Sucede que con cerca de 50 años creando a monstruos que luchan cada vez más salvajemente y hostilmente, han dado como resultado un mundo ya insostenible. Insostenible porque las personas desde quienes las dirigen hasta quienes sufren sus consecuencias, son iguales. Todos quieren tener más de quienes tienen, y quienes no tienen, quieren imitar a quienes están haciendo que no posean nada. Son nuestros modelos a seguir. Sueño Americano, Sueño Europeo.
Ahora bien, las consecuencias de todo este meollo ¿cuáles son? Pues que hemos ido dejando a un mundo cada vez más escaso en recursos naturales, siendo avisados de que en no mucho tiempo, el planeta se va a destruir; que el sistema machista patriarcal cada vez mata a más mujeres de cada vez más formas, que las guerras y la industria armamentística se incrementa hasta números insospechados, la desigualdad se encuentra en el porcentaje más alto de la historia, hay muertes por hambre y por sed en un siglo de satélites, transgénicos y drones, miles de historias que se suceden día tras día en los telediarios, en las noticias y desde las redes sociales que no son puntuales ni concretas sino consecuencia de lo mismo y que cada uno lo lleva sobre sus espaldas. Y esto que vemos tan cercano pero a su vez tan lejano, hasta que no nos pasa en primera persona como por ejemplo cuando nos atienden en cualquier servicio público de tu ciudad donde nos dificultan los accesos, la percepción de ver a la sociedad acelerada, triste y cabizbaja, el acceso de menores a una industria de la pornografía sin una preparación para el sexo, la institucionalización de las religiones engañando a sus creyentes, que son la verdadera religión, la pederastia, el desconocimiento de nuestros vecinos, y mil situaciones de la vida cotidiana de todos, que se nos ha ido de las manos.
Y digo se nos ha ido porque entre todos hemos dejado que ocurra. Sí, todos somos partícipes en mayor o menor medida de que esto haya llegado al punto de la muerte de Laura. Porque la muerte de Laura también es la muerte de todas las personas que por ejemplo dirigen las instituciones públicas, y las privadas, de quienes defienden cualquier tipo de ideología, sea cual sea, porque la muerte de Laura es la muerte de todas las mujeres, pero también de las de Arabia Saudí, las de Senegal y las de aquí, pero también de todos sus familiares y amigos y, también, es la muerte de todas esas personas que se encuentran debatiendo en las redes sociales sobre el tema este para recibir likes o para sentirse bien consigo mismo porque verdaderamente se encuentran sólos, o el de si PSOE o Cs, Podemos o PP, o quienes se piensan los nuevos salvadores del mundo VOX, nos dicen que nos van a cambiar las cosas, o si son el del Madrid o Betis o, qué más da.
¿Qué más da? Si el problema al fin y al cabo eres tú y somos todos. El capitalismo antes devoraba el mercado pero su ansia ha llegado, quien sabe si acertando o yéndose de las manos, a devorar a nuestro ser. Nuestro tiempo, nuestra mentalidad, nuestros pensamientos, nuestras ideologías, nuestros gustos y nuestra forma de vida, nos ha corrompido, robado nuestra dignidad y, si nosotros no hacemos el esfuerzo de trabajarnos toda nuestra resistencia contra el monstruo, uno a uno, individuo a individuo, de nada valdrá todo lo que expresemos, manifestemos, escribamos o votemos.
¿Y, por qué esta noticia ha sido la que ha colmado el vaso? Para expresar también que, esta lacra de machismo que nos está matando, no se va a solucionar por muchas leyes que se cambien, por muchos discursos que se den, por mucho que nos indignemos. El machismo, el patriarcado es necesario para este sistema. La mujer es uno de los instrumentos para su sostenimiento y si, no se combate desde su raíz, desde nuestras mentes, seguirá existiendo.
Evidentemente existe mucha, mucha gente también que intenta, trabaja, lucha y construye para hacer de resistencia. Eso es real, a pesar de que la maquinaria no lo quiera mostrar. De que la maquinaria lo invisibilice, los invisibilice para que creamos que tan sólo hay una forma de vida. Para que veamos que no hay nada que hacer. Pero si hay, y bastante. Tan sólo tenemos que parar, visibilizar y pensar. Si no, de nada valdrán los discursos de lo que quieren hacer o quieren cambiar. De nada valdrá, nada.