Celebramos hoy el 43 aniversario de nuestra Constitución, la norma suprema de nuestro ordenamiento jurídico, que garantiza la convivencia democrática dentro de un marco económico y social justo e igualitario. Su finalidad es la de proteger a todos los españoles en el ejercicio de sus derechos, su cultura, tradiciones, lenguas.
La democracia se sustenta en el diálogo y en el encuentro de las opiniones.
En democracia, las diversas opiniones tienen la posibilidad de lograr una mayoría popular, sin que el Estado otorgue privilegios a ninguna en particular.
En este encuentro ideológico debe darse un juego limpio, entre las distintas corrientes. En este escenario debe producirse una rivalidad legítima y con medios lícitos que reflejen un espíritu de tolerancia y de respeto hacia quienes sostienen planteamientos diferentes.
En síntesis, la disputa ideológica ha de desarrollarse entre adversarios leales y no entre enemigos. El valor del diálogo, de la negociación y del consenso son en una democracia elementos cruciales y quienes nos dedicamos a la gestión pública tenemos la obligación de dar ejemplo con nuestro comportamiento, actitud y capacidad para crear espacios de entendimiento. Solo así las sociedades prosperan y los ciudadanos comprueban como la acción política trata de resolver los retos que en cada momento se plantean.
Nuestro texto constitucional ha generado la época de mayor estabilidad social de nuestra historia, cuatro décadas de prosperidad, libertad y democracia en nuestro país.
Cada año que pasa reconocemos la enorme dosis de generosidad que supuso para muchas personas llegar a un consenso en la búsqueda de un texto que lograra un fin común, el interés colectivo que suponía consolidar nuestra democracia.
La Constitución Española del 78 ha sido y es nexo común de la convivencia dentro de las desigualdades territoriales de nuestro país. La única manera de llegar a esa convivencia era a través del reconocimiento de esa diversidad y a través de la consolidación de nuestra democracia. Ceuta es un buen ejemplo de todo ello y nuestro modelo de sociedad, basado en la pluralidad y el respeto, es parte de nuestro patrimonio, un legado que tenemos que defender y poner siempre en valor.
Ceuta es una tierra especial, donde se funde el mediterráneo con el atlántico, en la que su historia y posición estratégica la convierten ante el mundo, en un ejemplo de convivencia, diversidad y multiculturalidad.
Síntoma de madurez democrática es considerar nuestra Carta Magna como un texto vivo, capaz de ser cuidada mediante nuevos consensos que den lugar a reformas adaptadas a la España de un nuevo siglo.
Nos encontramos, por primera vez en democracia, con un Presidente del Gobierno que no pudo votar la Constitución por edad al igual que muchos miembros de su gabinete ministerial, en el que sólo un tercio pudo ejercer su derecho a voto en el referéndum.
Esto mismo es ejemplo de esa gran parte de la ciudadanía de nuestro país que alaban el recorrido de nuestra Constitución, pero que considera debiera ser adaptada a una España que ya dista de la que nos encontramos tras salir de una dictadura.
Una Constitución que mire hacia la mayor integración en Europa y a su vez culmine nuestro modelo territorial.
Una Constitución que atienda a la protección de nuestro planeta y a la transición ecológica, a la igualdad entre hombres y mujeres, que salvaguarde la cohesión social y la transformación económica.
En una época extraordinaria como la que vivimos, es necesario retomar ese consenso que culminó en el texto constitucional para lograr reformas que consoliden y mejoren nuestra democracia.
Los y las españolas esperamos de nuestros representantes la suficiente madurez política para adaptar las estructuras de nuestra democracia a los retos del siglo XXI. Ninguna democracia mejoró y se desarrolló a través del inmovilismo. Nuestra Constitución es un texto vivo, que se debe adecuar a cada momento histórico para que sea útil y contribuya al progreso de nuestra sociedad.
Ha sido este un año difícil en el que hemos tenido que afrontar situaciones muy complejas y lo hemos hecho desde la lealtad institucional, único modo de hacer frente a las situaciones críticas a las que hemos tenido que enfrentarnos.
De las crisis también surgen las grandes oportunidades. Ceuta está más que nunca hoy presente en la agenda europea. Ceuta ha demostrado a España y al mundo lo que es, una gran sociedad. Tenemos que trabajar todos juntos, ahora, más que nunca, para lograr los objetivos que pretendemos. La fortaleza de Ceuta, su españolidad y europeidad se fundamenta en la defensa de unos valores que son los del respeto, la libertad y la igualdad.
Hoy es un día importante. Nos hemos reunido para conmemorar una fecha crucial de nuestro calendario.
Nuestra Carta magna supuso el desafío de una generación. La Constitución de 1978 es mucho más que un acuerdo de mínimos. Es una proyección a futuro del pacto por la concordia y un acto de coraje y renuncia a lo accesorio para proteger lo fundamental: la convivencia; entonces, ahora y siempre.
Nos queda mucho camino por recorrer y juntos lo vamos a lograr.
Feliz día de la Constitución
Muchas gracias