El pasado año nos ha enseñado muchas cosas, entre ellas, la importancia de realizar con premura cambios con el objetivo de mejorar la educación en nuestro país y especialmente en nuestra ciudad. La pandemia ha obligado a cerrar los centros educativos readaptando las clases al formato online mostrando con claridad la llamada “brecha educativa” que desgraciadamente existe en nuestra ciudad.
En la sociedad actual necesitamos una educación cívica de calidad, que enseñe a no tolerar ciertos comportamientos indeseables que terminan por normalizarse. Una formación que fomente el espíritu crítico y creativo, que permita motivar e impulsar a nuestro alumnado a alcanzar el futuro que desee. Aumentar la oferta de la Formación Profesional es interesante, siempre y cuando venga acompañada de una posibilidad real de empleo, ya que no podemos obviar que no vivimos en una gran ciudad y que tenemos limitaciones que tener en cuenta.
Respecto a la octava ley de educación, es importante destacar que ha puesto de manifiesto que se debaten aún puntos que tenían que estar más que superados. No deberíamos cambiar la ley según el partido político que gobierne, el consenso y contar con los profesionales de la educación, con las familias y con los alumnos y alumnas es fundamental ya que tenemos que recordar que cambiando la ley no cambia la educación.
La gran apuesta de la educación, sin duda, debe ser introducir las nuevas tecnologías en el proceso de aprendizaje. El gran reto de la educación actual es conseguir enseñar inteligencia emocional en las aulas y memorizar menos datos que tenemos disponibles en internet rápidamente.
El paso a la enseñanza digital debe dar lugar a proyectos de comprensión reflexiva hacia la realidad, que signifiquen un desafío para el alumnado. La familia juega un papel importantísimo y formarla, motivarla y hacerla parte del proceso forma parte del éxito educativo.
Los expertos aseguran que el 60% de los puestos de trabajo futuros no se han inventado aún, por lo que la educación debería ir encaminada a enseñar a nuestro alumnado a aprender con rapidez y a tomar decisiones en un mundo cambiante al que tenemos que adaptarnos.
La educación temprana es una asignatura pendiente en nuestra ciudad. Desde el MDYC llevamos mucho tiempo solicitando un incremento en la oferta de plazas públicas de 0 a 3 años, tan necesaria en nuestra ciudad, mediante la construcción de guarderías en núcleos poblacionales que carezcan de estas infraestructuras, ya que muchas familias no se pueden permitir el desplazamiento hasta la concertada, donde suelen ofrecerles plazas. Ante tal situación, a muchas familias desfavorecidas no les queda más remedio que renunciar a ellas. Es demagógico decir que sobran plazas cuando las guarderías están tan lejos de sus casas.
Es necesaria una reflexión que nos impulse a realizar los cambios que sean necesarios para mejorar la educación en Ceuta y lograr redunden en una mayor preparación de nuestro alumnado para la vida diaria.
La educación es la herramienta que debe permitirnos no dejar a nadie atrás, acabar con la discriminación por género o por otras cuestiones ideológicas y promover oportunidades de aprendizaje. Por lo tanto, debe ser inclusiva, equitativa y de calidad. Los recursos son tan importantes como la gestión que de ellos se haga. Esperamos que los cerca de dos millones de euros para frenar el fracaso escolar en Ceuta y Melilla sean gestionados de manera eficaz.
El día mundial de la educación debe servirnos para reflexionar, hacer autocrítica y mejorar. En momentos difíciles, como el actual, es donde debemos darlo todo para conseguir superar los obstáculos y dificultades en pro de la sociedad en general.