Además de aprender y pasar un rato agradable se prioriza y conciencia sobre la importancia de la salud mental, enseñando a las más pequeñas a trabajar en equipo, integrar a las demás y respetarse y cuidarse entre ellas, creando así un vínculo especial entre alumnas y profesoras, que se consideran como una pequeña familia en la que poder refugiarse
La Escuela de Danza Moderna de Ana Founaud es un centro donde tanto pequeñas como mayores aprenden a conocerse a si mismas con el arte como herramienta, complementada además con entrenamientos que tienen como objetivo el desarrollo potenciar una vida saludable con el ejercicio físico.
Tal y como ha explicado su directora, Ana Founaud, en la escuela se llevan a cabo una gran variedad de actividades para animar a las alumnas a conocer y poner en práctica todo lo que abarca este tipo de danza, como es en el caso de los festivales de fin de curso y las exhibiciones, donde demuestran todo lo aprendido para, expresarse a través de la danza y dar a conocer todo lo que esta les aporta a su vida diaria, además de integrar a las nuevas incorporaciones al grupo «con estas actividades las incentivo además en el compañerismo, el hacer un grupo y vivir todas iguales ayudándonos entre nosotras, es decir, esto no tiene sólo un valor físico, sino uno psicológico».
Para las alumnas más jóvenes sobre todo, se utilizan otras vías de expresión y aprendizaje, y es que la directora de la escuela ha asegurado que a través del juego se promueve el desarrollo de la psicomotrocidad «la danza moderna es un tipo de baile que es bastante rápido, las músicas son muy movidas y necesitan tener una coordinación, una rapidez y una fluidez mental muy buenas para retener esa gran cantidad de pasos, en definitiva mucha memoria coreográfica, esto más saber desarrollar una buena psicomotrocidad o disociar. Hacemos juegos con pelotas, con circuitos, juegos grupales con globos, así además de desarrollar esas tres cosas se incentiva el juego como medio de aprendizaje».
«También tenemos los grupos de las adultas, cuyas actividades son las mismas, pero siempre adaptándose a sus necesidades, por ejemplo las personas más mayores necesitan una mayor disciplina, por lo que nos dedicamos a prepararlas físicamente, trabajamos la musculatura y luego la parte del baile es un poco más fácil para que el objetivo principal sea la diversión y el buen ambiente» un grupo que destaca se involucra en su totalidad a las actividades llevadas a cabo por el centro.
Un espacio en el que además de aprender y pasar un rato agradable se prioriza y conciencia sobre la importancia de la salud mental, enseñando a las más pequeñas a trabajar en equipo, integrar a las demás y respetarse y cuidarse entre ellas, creando así un vínculo especial entre alumnas y profesoras, que se consideran como una pequeña familia en la que poder refugiarse «en cada edad psicológicamente se pasa por una etapa distinta, la niñez no es lo mismo que la juventud o la madurez, por lo que depende de cada grupo siempre psicológicamente se adapta la clase a esa etapa que están pasando, creo que es importante y debería ser obligatorio en todos los grupos, consiguiendo crear una hermandad donde el ambiente es positivo».
Una segunda familia donde priman la concienciación, el apoyo y el cariño, todo ello expresado a través de la danza, considerada una vía de escape capaz de transmitir gran variedad de sentimientos y experiencias.