Desde la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública ya señalamos cuando se levanto la obligatoriedad de las mascarillas, se liberalizaron horarios y se decidió que lo importante era el turismo y los estadios de futbol repletos, que se trataba de un error porque se daba un mensaje equivocado a la sociedad de que todo estaba bajo control y eso era irresponsable con una elevada IA cercana a 100/100.000 que podía dispararse en cualquier momento, lo que se propiciaba por el aumento de la movilidad con las vacaciones, con la falta de control de las medidas por parte de las administraciones, un porcentaje limitado de población vacunada (menos del 50% con la vacunación completa) y con los habituales negacionistas e incumplidores. Es decir todo indicaba que estábamos ante un potencial estallido que finalmente se ha producido.
Esta claro que la presencia mayoritaria de población joven entre las personas infectadas limitará la gravedad de esta ola, pero conviene no olvidar que estas también fallecen por la COVID-19, aunque en una proporción menor (en torno al 05-1% de los infectados) y que algunas personas vacunadas no están totalmente inmunizadas, por lo que pueden padecer la enfermedad. De nuevo se ha pecado de optimismo y se han antepuesto consideraciones económicas a la salud pública.
Esta nueva ola va a tener su principal impacto no en los hospitales sino mayoritariamente en la Atención Primaria, una AP descapitalizada, saturada y que no ha recibido los refuerzos que se prometieron, además con una parte del personal en vacaciones que, obviamente, no ha sido ni va a ser sustituido. Las cosas empeoran dependiendo de las distintas CCAA, con un clímax en la de Madrid que además se dedica a desviar fondos públicos para los negocios privados con sobrecostes y malísimos resultados, ahí está su política de vacunación fuertemente privatizada a la que acaba de incorporar a empresas como el Corte Ingles y Acciona, sin utilizar los recursos públicos disponibles ( ni los centros de salud infrautilizados ni los recursos municipales que le han ofertado) y que han llevado a que, a uno de julio, en Madrid hubiera nada menos que un millón de vacunas sin administrar, eso si puedes vacunarte a las 5 de la mañana en el Zendal, porque lo que importa es el titular periodístico y no la eficacia de la campaña de vacunación.
Hay que rectificar, volver a poner en marcha restricciones de utilidad comprobada y sobre todo potenciar la Atención Primaria para responder con eficacia a la situación de salud que continua siendo preocupante.