Tras cuatro largas jornadas hoy finaliza el juicio contra el ex profesor de los Agustinos, que se enfrenta a un total de 66 años de prisión acusado de diferentes delitos de abuso sexual, corrupción de menores, inducción a la prostitución, y tenencia y elaboración de pornografía infantil
El juicio contra el ex docente del colegio San Agustín finaliza hoy con los informes finales de las partes. La Fiscalía pide un total de 66 años de cárcel para el acusado, identificado como A.D.B., por de diferentes delitos: 1 año por tenencia de pornografía infantil, 2 años por corrupción de menores continuada, 6 años por abuso sexual continuado a menor de 16 años, 37 años en total por cinco delitos de inducción a la prostitución a menores, 18 años por elaboración de pornografía infantil y 2 años por un delito continuado de ‘sexting’.
La representante del Ministerio Público ha defendido que hay que tener en cuenta que nos encontramos con diferentes ataques en cuanto a la indemnidad sexual de los menores, explicando que no es lo mismo corromper a un menor que abusar de él, aunque hay muchos supuestos en los que tras una corrupción se busca abusar sexualmente.
Explica la fiscal que el perito ha realizado un examen sobre la posibilidad, pero no puede acreditar que se hayan manipulado. De hecho, se podría haber verificado si se modificaron o no los contenidos de las conversaciones de WhatsApp y si no se ha hecho se concluye que no se puede considerar atacada la veracidad y el contenido del teléfono móvil.
La fiscal asegura que no se ha acreditado que se haya modificado, ni que se haya roto la cadena de custodia porque solamente la ha tenido un guardia civil a todos sus efectos. “No existe una cuestión que pueda impugnar los elementos que han sido volcados”, ha dicho. Además, destaca que durante la vista ha quedado justificada la intervención de todos los dispositivos tras comprobar en un primer registro domiciliario como el acusado tenía fotografías sexuales de menores en su ordenador.
Destaca la fiscal que se ha intentado justificar el acusado que en muchas conversaciones ya no era profesor de los alumnos, pero recuerda que seguían siendo alumnos del colegio y que muchos hechos sucedieron en excursiones y en espacios del centro como vestuarios o laboratorio, por lo que “se está relacionando con los menores como profesor”. Añade que los menores intentaron exculpar al acusado en la instrucción alegando que su profesor no realizaba fotografías pero cuando ven que las conversaciones y los lugares evidencian que sí las hacía algunos han dicho que sí las hacían porque se la pedían.
Existen dos requisitos cuando se habla de los requisitos para el cumplimiento de consentimiento de menores de 16 años: posibilidad de edad y posibilidad de desarrollo de madurez. “Por mucho que una amiga le dijo que tenía el síndrome de Peter Pan, eso no significa que tiene un grado de madurez de los niños de 15 o 16 años”. Considera esta parte que no se puede apreciar el consentimiento que recoge el código penal.
La conducta que lleva a cabo el acusado la viene realizando de forma continua con sus alumnos, consigue sus teléfonos móviles bien por profesor o porque quiere meterlos en la cofradía. Todos ellos son vulnerables y así dijeron los psicólogos psicológicos. Por eso, la fiscal defiende que el profesor “aprovecha que tiene alumnos con una edad manipulables y consigue que normalicen entre ellos una conducta que no desarrollan con ninguna otra persona de edad. El acusado genera un vínculo, un grupo de amigos, que hay quien los llaman los elegidos”.
La fiscal ha relatado su modus operandi, destacando que tras elegirlos les hace regalos, los lleva a comer, tienen beneficios en la cofradía… “va influyendo en los mismos para que desarrollen una conducta que no es adecuada”. Destaca que la conducta es pausada y que lo hacía “poco a poco” para manipularlos, apuntando también que en las conversaciones de WhatsApp se ve en todo momento que cuando ellos no quieren les manda reproches y que les realiza peticiones expresas. Para la fiscal, son definitivas también las muchas fotografías encontradas realizadas, en la casa del acusado: “fotografías que son evidentes y no se pueden inventar”.
En su informe final, ha recordado el contenido de conversaciones, las fotos y los videos sexuales de los menores encontrados en los dispositivos del acusados. Todos fueron alumnos suyos y en el desarrollo de estas conductas, la máxima edad de algunos era de 14 años. Durante el juicio han declarado hasta 17 jóvenes, con los que mantuvo este tipo de conductas cuando eran menores. La fiscal ha recordado que existen contradicciones y discrepancias de los menores en fase de instrucción y en el juicio oral. Muchos chicos presentan amnesia selectiva y han cambiado sus versiones con respecto a detalles como fotos, videos y conversaciones.
Sobre la elaboración de pornografia infantil, ha mostrado sentencias previas que condenan por hechos similares, le pide a los niños que se pongan delante y hacerles fotos. “Tiene intención de tener beneficio sexual. No se trata de una foto bonita ni con fines educativos. Tiene una finalidad sexual. Y todas estas conductas afectan a la indemnidad sexual del menor”.
En cuanto al Sexting, también considera que ha quedado sobradamente probado con las conversaciones de WhastApp, en las que “está continuamente pidiendo a los menores que manden fotos” y hay que distinguir estos delitos, entendiendo que son compatibles y que el acusado es autor de ambos. Es evidente para esta parte que se han cometido todos y cada uno de los delitos por los que pide sentencia condenatoria de un total de 57 años.