El animal fue localizado en un mercante procedente de Malta que llegó a puerto ceutí y desde allí fue trasladado a las dependencias de la asociación para ser recuperada. Una embarcación de la Benemérita la ha devuelto a su hábitat natural
Efectivos del Servicio Marítimo de la Guardia Civil y voluntarios del Centro de Estudios y Conservación de Animales Marinos (CECAM)han procedido esta mañana a la suelta de una tortuga boba, tras el periodo de recuperación del quelonio, cuyo rescate fue uno de los más curiosos que se han producido en la ciudad. Y es que, al contrario del resto de tortugas que son recuperadas de entre las redes de la almadraba, este ejemplar fue localizado en un mercante procedente de Malta el pasado 20 de marzo después de que los ocupantes del Firdevs se percataron de la presencia de la tortuga al llegar a puerto.
El CECAM se ha encargado de la recuperación de la tortuga, de la especie boba, que únicamente presentaba algunos golpes y algo de debilidad. Casi tres meses después de su recogida, el ejemplar está preparado para regresar a su hogar y, en esta ocasión, la suelta se ha llevado a cabo en colaboración con el Servicio Marítimo de la Guardia Civil que ha puesto a disposición de los voluntarios del CECAM una embarcación con la que poder soltar al ejemplar mar adentro. Esta es la primera vez que el Servicio Marítimo participa en una suelta de tortuga, tras la propuesta de la propia Guardia Civil al CECAM y que ha sido muy bien acogida por los voluntarios del centro de estudios. Desde la Guardia Civil tienen intención de aumentar su participación en la recuperación de estos animales.
La suelta se ha producido sobre las 12.15 horas a la altura de los isleros de Santa Catalina, lugar indicado por el CECAM para que el animal pudiera coger la corriente del Atlántico. Allí, uno de los integrantes de la asociación animalista se ha lanzado al agua junto al animal para acompañarla y grabar sus primeros momentos de regreso a su hábitat natural.
Rescate con pérdida de gorra incluida
Como anécdota de la jornada destaca la pérdida de la gorra del nuevo jefe de Costas, dependiente de la Delegación del Gobierno. La velocidad de la lancha hizo volar dicha gorra y el sargento del Servicio Marítimo de la Guardia Civil le regaló la suya.