El conflicto se extiende cada vez más a las distintas regiones del país, destruyendo hospitales, escuelas y otra infraestructura básica, además de generar escasez de alimentos, desplazamientos masivos de población y gran sufrimiento. El coordinador humanitario de la ONU urge a las partes a colocar al pueblo de Sudán por encima de todo interés, y llama a la comunidad internacional a responder con la celeridad que merece la crisis
El coordinador de Ayuda Humanitaria de la ONU, Martin Griffiths, alertó este viernes de que la propagación de los combates, el hambre y las enfermedades en Sudán podría destruir el país, y advirtió que el futuro de una generación de niños está en juego.
Griffiths explicó que el conflicto está dejando un gran trauma en la juventud de Sudán y citó informes preocupantes de niños utilizados en los combates.
También advirtió que cientos de miles de niños en el país están gravemente desnutridos y corren un riesgo inminente de muerte si no reciben tratamiento urgente. Esos menores son particularmente vulnerables a los brotes de enfermedades y carecen de acceso a tratamiento médico, abundó.
Enfermedades y falta de atención médica
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 67% de los hospitales en las zonas afectadas por los combates estaban fuera de servicio para el 31 de mayo y las únicas 29 clínicas que todavía funcionan total o parcialmente podrían cerrar debido a la escasez de personal y suministros médicos, agua y electricidad.
Griffiths afirmó que el conflicto ha diezmado gravemente al sector sanitario de Sudán.
La agencia de salud advirtió que en muchas áreas se han interrumpido servicios críticos, incluida la atención de salud materno-infantil y el tratamiento de la desnutrición aguda grave.
La OMS señaló la alta prevalencia de emaciación y retraso del crecimiento entre los niños, e informó que en todo el país notifican casos de dengue, sarampión y diarrea acuosa aguda.
Los niños corren peligro
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se unió a otros organismos humanitarios al sonar la alarma sobre el futuro de la juventud del país, subrayando que “la combinación letal de sarampión, desnutrición y desplazamiento coloca en muy alto riesgo las vidas de los niños si no se toman medidas urgentes”.
UNICEF detalló que al menos dos millones de niños se han visto obligados a abandonar sus hogares desde que comenzó el conflicto hace poco más de cuatro meses y añadió que si la violencia se prolonga, toda una generación de jóvenes sudaneses podría quedarse sin educación.
El conflicto gana terreno
Los trabajadores humanitarios expresaron temores de una guerra prolongada dada la propagación implacable y “viral” de los combates en todo el país.
Griffiths indicó que la violencia y la consiguiente escasez de alimentos afectan enormemente a la región de Kordofán. En Kadugli, la capital de Kordofán del Sur, las reservas de alimentos se han agotado mientras los combates y los bloqueos de carreteras impiden que los trabajadores humanitarios lleguen a la población necesitada, precisó.
Además, las oficinas y almacenes con insumos humanitarios de El Fula, Kordofán occidental, fueron saqueados, añadió.
El coordinador humanitario también manifestó preocupación por la seguridad de los civiles en Al Jazira, en la parte oriental del país. El estado es conocido por su producción de trigo y el conflicto se acerca cada vez más a esa zona proveedora de alimentos.
Por otra parte, el desplazamiento de población más allá de las fronteras suma ya casi un millón de personas.
Riesgo de catástrofe regional
En este sentido, dijo que “un conflicto prolongado en Sudán podría llevar a toda la región a una catástrofe humanitaria”.
Ante esta perspectiva, Griffiths urgió a las partes en conflicto que “coloquen al pueblo de Sudán por encima de la búsqueda de poder o recursos”, y llamó a la comunidad internacional a responder “con la premura que merece la crisis”.
Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), el llamamiento humanitario de 2570 millones de dólares para Sudán ha recibido apenas un 26% de financiamiento, en tanto que el plan de respuesta para apoyar a los países vecinos ha alcanzado poco más del 30%.