La cara de la migración en Ceuta. Adolpho se rompió la tibia y el peroné cuando saltó la valla y ahora cuenta su historia pidiendo que lo dejen salir a la península con un familiar que le podría cuidar. Como él, muchos otros llegan a la ciudad autónoma cada día, donde este año han incrementado las entradas por vía terrestre en un 242,2%, sin contar los días de mayo
Adolpho llegaba este sábado a la playa del Trampolín, la más cercana al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) donde reside, con dificultades y ayudado por las muletas que utiliza desde que se fracturó la tibia y el peroné al saltar la valla el pasado 15 de septiembre. Quiere contar su historia en busca de ayuda para poder salir de Ceuta, cruzar el Estrecho y llegar a la península donde tiene familiares que podrán cuidarle mientras se cura.
Tiene 25 años y toda una vida por delante. Una vida que se ha jugado en diferentes ocasiones tras salir de su país cuando sufrió una agresión mientras trabajaba de repartidor y, después, una amenaza de muerte. Pero la peor fue al saltar la valla que separa Ceuta con Marruecos. Estuvo casi un mes ingresado en el Hospital Universitario, hasta el 13 de octubre, por la fractura en la pierna que precisó de cirugía. Una vez recibió el alta fue trasladado al CETI, donde reside desde entonces.
Huyó a pie de su país de origen, Guinea-Conakri, a principios de este año 2021. Pasó por Senegal, Mauritania y después llegó a Marruecos, donde estuvo tres meses por los montes esperando la oportunidad para poder entrar en la ciudad autónoma. Un objetivo que alcanzó a costa de la lesión de la que no sabe si se podrá recuperar.
“Las condiciones aquí no son buenas, todas las noches tengo dolores y no puedo dormir”, relata Adolpho con desesperanza porque no consigue conciliar el sueño en el espacio de Enfermería donde se encuentra solo cada noche. Por eso pide poder viajar hasta Madrid, donde vive un tío suyo, con el que podría estar atendido mientras se recupera.
Al regreso al centro, otro joven subsahariano se encontraba en la puerta acompañado de dos agentes de la Policía Nacional y un vehículo de Cruz Roja. Con las ropas rasgadas y la cara cansada, este migrante ha saltado la valla solo esta misma noche y ha llegado al CETI por su propio pie. Tras hacerle el test de antígenos, en el que ha dado negativo, se lo llevan a las naves del Tarajal, donde tienen que guardar un tiempo de cuarentena.
En el salto, Adolpho no estaba solo como este chico, iba acompañado de otras cuatro personas camerunenses. Todos salieron ilesos excepto él y todos continúan también en el CETI a la espera de poder salir a la península, regular su situación, trabajar y tener una vida normal.
Los saltos a la valla siguen produciéndose de forma continúa, con un goteo de entradas que, en su mayoría, no son publicadas en la prensa. Los últimos datos del Ministerio de Interior indican que llegaron a Ceuta, por vía terrestre, 33 personas en tan solo las dos últimas semanas de noviembre. En total, y sin recoger los datos relativos a la entrada que se produjo los días 17 y 18 de mayo, han llegado 633 personas saltando la valla este año, hasta el 30 de noviembre, lo que supone un 242,2% más que el año anterior.