Esta es la historia de una de las más de 1.000 familias que reciben el Ingreso Mínimo Vital en Ceuta y como esta prestación ha cambiado sus vidas. Pese a ello, aún quedan muchas personas en situación de pobreza, a las que la pandemia no se lo ha puesto nada fácil
La historia de Auixa Mohamed se dio a conocer este verano a través del reportaje del periódico de tirada nacional ‘El Mundo’ titulado ‘Los antiguos ‘niños de la calle’ que luchan contra el hambre en Ceuta‘. Auixa era una de esas personas a los que estos menores ayudaba. Con tres hijos, ella estaba en paro y su marido, tras la crisis fronteriza y sanitaria, también. El fin del «porteo», que daba trabajo a su marido en las naves del Tarajal, y el confinamiento hicieron que esta familia lo pasara verdaderamente mal durante los meses más duros del estado de alarma.
Una situación que, en la actualidad, es muy diferente a la de hace un año. Ahora Auixa recibe el Ingreso Mínimo Vital (por el que se le ingresan unos 400 euros) y su marido ha conseguido trabajar en el Plan de Empleo. Al menos, aunque su vida siga siendo muy humilde y vivan con muy poco, durante este año sus problemas económicos han finalizado.
Este es el ejemplo de la situación que viven numerosas personas en Ceuta. Muchas de ellas no tienen «tanta suerte» como la familia de Auixa.
Más de un año de pandemia, más de un año de crisis
Con una población que no llega a los 85.000 habitantes, el número de personas sin empleo en Ceuta en febrero, según los datos aportados por el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE), llegaba a los 12.483.
El Ingreso Mínimo Vital llega en marzo, según los datos aportados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a 1.147 hogares, un total de 4.236 personas en Ceuta, de las cuales casi la mitad, un 46,5%% son menores de edad.
Tan solo en una zona de la barriada del Príncipe, la Calle Este, según los datos aportados por su presidente, Yassin Hamed, cerca de 200 personas necesitan ayuda del Banco de Alimentos para poder comer. Un Banco de Alimentos que, además, ha tenido que cambiar su forma de trabajar durante la pandemia ya que, hasta esta época, no se había repartido comida directamente a las familias y, a final del año pasado, se repartían desde la ONG bolsas de alimentos a 60 familias de media a la semana, además del trabajo realizado con las 16 entidades con las que colabora.
Esta es una situación que, además, no solo se da en el Príncipe, sino en numerosas zonas y barriadas de la ciudad. La pobreza, más agravada que nunca tras un año de crisis sanitaria y cierre de la frontera, se convierte en la protagonista de muchos hogares ceutíes.