Este joven migrante de 25 años fue devuelto en caliente durante la crisis migratoria de mayo, pero volvió a entrar. La travesía no ha sido fácil, ha cruzado países a pie y pasado días sin comer. Pero es el mayor de sus hermanos y ha sacado siempre fuerzas para seguir en busca de una oportunidad de trabajar y poder ayudar a su familia en Senegal a no pasar hambre
David es un joven de 25 años que salió hace tres años de Senegal con el objetivo de llegar a Europa, poder trabajar y ayudar a su familia que no tenía dinero para comer. Durante los tres días de mayo, hace ya seis meses, entró dos veces en Ceuta. Llegó a nado cruzando el espigón el 17 de mayo, siendo de las primeras personas que consiguieron entrar en la ciudad autónoma cuando las fuerzas de seguridad marroquí abrieron, en algunos casos literalmente, las puertas de la frontera del Tarajal y dejaron pasar a más de 10.000 personas. Nada más llegar, cuenta, fue devuelto en caliente por los militares españoles, pero volvió al día siguiente, en esa ocasión saltando la valla.
La travesía no ha sido fácil, ha cruzado tres países a pie y ha pasado muchos días sin comer. Al igual que en España, en Marruecos lo detuvo la Policía y fue devuelto. Pero a pesar de sus las barreras en el camino, no tener ninguna ayuda y la falta de recursos, el objetivo de ayudar a su familia es lo que siempre le ha dado fuerzas para continuar. “Soy el mayor de mis hermanos y me vi obligado a salir de mi país para buscar dinero y ayudarles”, relata en una entrevista con El Foro de Ceuta.
Hace seis meses que reside en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) y no sabe dónde irá después de Ceuta, pero espera salir pronto porque aquí no hay oportunidades. No tiene un destino fijado. Solo quiere trabajar y quedarse allí donde pueda ganar algo de dinero para enviar a su familia.
Esta mañana 23 de sus compañeros en el CETI han salido a la península en una de esas salidas conocidas como “Laissez Passer”, que significa “dejen pasar” en francés. Salidas que están marcadas por las sonrisas y la ilusión de poder salir del continente africano con la esperanza de encontrar una vida mejor en Europa. Porque son muchos los que como David, con mucha valentía salieron de sus países con ese objetivo: vivir con dignidad.