El segundo día de huelga en el sector de autobuses enfrenta a trabajadores y empresas en un conflicto que sigue sin resolución. Las divisiones internas entre los sindicatos complican aún más las negociaciones.
La huelga de autobuses ha llegado a su segundo día, afectando significativamente a los usuarios del transporte público. Las demandas de los trabajadores, centradas en mejoras salariales y laborales, se encuentran en un punto muerto ante la falta de acuerdo con las empresas. Sin embargo, la unidad sindical, clave para negociar, se ha visto fracturada, con algunas organizaciones mostrando posturas más conciliadoras y otras endureciendo sus exigencias.
Mientras tanto, las empresas han denunciado la falta de avances y aseguran que han ofrecido propuestas razonables. La división sindical, según las partes empresariales, ha dificultado un consenso que permita poner fin a los paros.
Usuarios del servicio expresan su frustración ante la escasez de autobuses y los retrasos. Algunos, dependientes del transporte público para sus actividades diarias, han pedido una rápida solución al conflicto. Por su parte, las administraciones instan a ambas partes a alcanzar un acuerdo que garantice tanto los derechos laborales como la continuidad del servicio público.
Se prevén nuevas reuniones en los próximos días, aunque las diferencias internas entre los sindicatos podrían seguir marcando el ritmo de las negociaciones.