La economía de Ceuta atraviesa uno de los momentos económicos más delicados de su historia. El cierre de la frontera hace ya dos años, unido a las consecuencias de la crisis provocada por la pandemia, han dibujado un escenario de dificultades cuya realidad más dura es el nivel de paro, que ronda el 30 por ciento en nuestra Ciudad doblando la media nacional.
Los empresarios, como eslabón imprescindible de la cadena económica, tienen mucho que decir en este contexto, y más aún cuando nos encaminemos -ojalá sea pronto-, hacia la deseada recuperación. En este sentido, la Confederación de Empresarios de Ceuta está llamada a desempeñar un papel decisivo en su doble condición de representante de los intereses de nuestras empresas y de agente dinamizador para que se realicen inversiones en la ciudad.
Desde su fundación en 1983, esos han sido los dos grandes objetivos de la Confederación, junto al fomento del emprendimiento y el espíritu empresarial, ya que el nacimiento de nuevos negocios es la mejor señal de que la economía funciona. Desafortunadamente, eso no sucede en la actualidad por mucho que la renta per cápita de Ceuta siga multiplicando por seis la del norte de Marruecos. Esta es la principal razón que explica la presión migratoria que soportamos.
Por lo sucedido el pasado mes de mayo y otros muchos factores, el futuro de Ceuta depende más que nunca de las decisiones que se tomen en Madrid y en Bruselas, con la imprescindible colaboración de la Ciudad y los agentes sociales para que sean unas decisiones acertadas. En ese proceso es obligado contar con los empresarios como actores protagonistas de nuestro tejido productivo, que a su vez han de sentirse respaldados por una organización empresarial fuerte y encabezada por una persona con la
capacidad suficiente para desenvolverse en los foros adecuados de la Península y la Unión Europea. Esa persona, que ha de conocer la Confederación desde dentro, debería tener experiencia en las instituciones europeas y saber idiomas para representar con solvencia los intereses de nuestros empresarios y nuestra Ciudad en la capital comunitaria. Y además de contar con un currículum de peso, sería conveniente que entendiera de primera mano los problemas que han de afrontar los comerciantes y el
resto de empresarios ceutíes cada día: tanto los derivados de nuestras especificidades económicas y fiscales, como los compartidos con las pymes y autónomos del resto de España. Por citar algunos ejemplos recientes, pensemos en la reforma laboral o las subidas del Salario Mínimo Interprofesional y de las cotizaciones sociales.
Entre tantas novedades, la función de la Confederación como representante de la patronal en la negociación colectiva con los sindicatos cobra especial relevancia. Y llegados a este punto es interesante saber que la Confederación de Empresarios de Ceuta pertenece a la CEA (Confederación de Empresarios de Andalucía) y a la CEOE (Confederación de Organizaciones Empresariales de España). Deberíamos aprovechar su potencial -sobre todo el de esta última en Madrid-, para ayudarnos con aquellas propuestas que sirvan para impulsar la economía de Ceuta recurriendo a su capacidad negociadora con las distintas formaciones
políticas en el Parlamento.
Por todo ello, la persona que presida la Confederación de Empresarios de Ceuta tras las elecciones del 3 de marzo también debería
saber cómo se trabaja en la CEOE. Y mostrarse dispuesta a colaborar lealmente con las autoridades nacionales y locales en la redacción del anunciado Plan Estratégico, sobre todo cuando haya que implementarlo. Y garantizar que la Confederación continúe siendo una organización abierta y participativa. Por el bien de los empresarios de Ceuta. Por el bien de sus trabajadores. Por el bien de Ceuta.