El índice de precios al consumo (IPC) subió cuatro décimas en diciembre, alcanzando una tasa interanual del 2,8%. Este repunte cierra un año marcado por la moderación de la inflación, aunque los alimentos y la energía continúan siendo los principales motores del encarecimiento.
La inflación en España ha vuelto a repuntar en el mes de diciembre, situándose en el 2,8% interanual, según los datos adelantados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este aumento de cuatro décimas respecto al mes anterior se debe, principalmente, al encarecimiento de los precios en sectores clave como la energía y los alimentos, que siguen marcando el ritmo de la economía familiar.
El IPC subyacente, que excluye los elementos más volátiles como la energía y los alimentos frescos, también ha experimentado un leve incremento, cerrando el año en un 3,4%. Este dato refleja una persistencia en las presiones inflacionistas más allá de los factores coyunturales.
Factores clave del repunte
Uno de los elementos que más ha influido en este incremento es el precio de los carburantes, que experimentó un ascenso tras meses de relativa estabilidad. Además, el sector alimentario sigue siendo uno de los principales responsables del alza inflacionaria, con productos básicos como el aceite, la carne y los cereales registrando notables subidas a lo largo del año.
Por otro lado, la moderación de los precios de la electricidad, favorecida por la menor demanda en invierno y la entrada de energías renovables, ha actuado como un factor de contención, evitando un aumento más pronunciado de la inflación.
Balance del año
El 2024 cierra con una inflación del 2,8%, una cifra que supone una significativa desaceleración en comparación con los niveles históricos alcanzados en 2022, cuando la inflación superó el 10%. Este descenso ha sido impulsado por medidas gubernamentales, como la extensión de la excepción ibérica para controlar los precios de la electricidad, y la relajación de las tensiones en los mercados energéticos internacionales.
Sin embargo, el impacto en los hogares sigue siendo considerable, ya que la subida acumulada de los alimentos durante los últimos dos años ha erosionado el poder adquisitivo de las familias, especialmente de aquellas con ingresos más bajos.
Perspectivas para 2025
De cara al próximo año, los analistas prevén una moderación de la inflación, aunque advierten que las tensiones geopolíticas y el comportamiento de los precios energéticos seguirán siendo determinantes. Además, las políticas del Banco Central Europeo (BCE) en cuanto a los tipos de interés jugarán un papel clave para contener la inflación sin frenar el crecimiento económico.
El Gobierno, por su parte, ha celebrado que España cierre el año con una inflación menor a la media europea, que ronda el 3,2%. No obstante, desde la oposición han criticado la gestión económica, señalando que los hogares españoles siguen sufriendo las consecuencias de una cesta de la compra cada vez más cara.
En definitiva, la inflación continúa siendo uno de los principales retos económicos del país, con la mirada puesta en la evolución de los mercados globales y las políticas nacionales para mitigar su impacto en los ciudadanos.