Cada año, al llegar octubre, surge la pregunta recurrente sobre el cambio de hora. En 2023, el ajuste se llevará a cabo durante la noche del 28 al 29 de octubre, la madrugada de mañana domingo. Durante esta transición, a las 03:00h de la madrugada, deberemos retrasar nuestros relojes a las 02:00h. Esto nos otorgará una hora adicional, ya sea para descansar, disfrutar o realizar cualquier actividad.
No todo es positivo, ya que, aunque disfrutaremos de la luz del sol un poco más temprano en la mañana, la oscuridad caerá más precozmente por la tarde.
El origen de este cambio horario en España, y en muchos otros países, tiene como finalidad el ahorro energético. Al modificar el horario para adaptarnos mejor a las horas de luz natural, se busca reducir el consumo de electricidad en iluminación y calefacción durante los meses de invierno. Esta práctica comenzó durante la Primera Guerra Mundial y fue adoptada por numerosos países a lo largo del siglo XX.
Aunque genera opiniones divididas sobre su verdadera eficacia en el ahorro energético y sobre los posibles efectos en la salud y el ritmo biológico de las personas, muchos países aún mantienen este sistema.
Por un lado, hay estudios que respaldan la idea de que el ajuste horario contribuye a una reducción significativa en el consumo de electricidad, especialmente en iluminación y calefacción. Al adaptar nuestras actividades diarias a las horas de luz natural, se disminuye la necesidad de utilizar fuentes artificiales de luz y calefacción durante ciertas horas del día.
Sin embargo, también hay opiniones y evidencias que cuestionan esta eficacia. Algunos argumentan que los ahorros son mínimos o incluso inexistentes cuando se consideran otros factores, como el aumento en el uso de calefactores eléctricos o aire acondicionado en las mañanas más oscuras o tardes más cálidas.
Más allá de la cuestión energética, muchos expertos han coincido los efectos del cambio horario en la salud y el bienestar de las personas.
El ajuste abrupto en la hora puede desencadenar alteraciones en el ritmo circadiano, el reloj biológico interno que regula ciclos como el sueño y la vigilia. Estas alteraciones pueden traducirse en fatiga, dificultad para conciliar el sueño, cambios de humor, entre otros síntomas.