Melilla es una de las dos ciudades españolas que tienen fronteras terrestres europeas con Marruecos ubicada en el norte de África, junto con la de Ceuta, en el borde sur de Europa. Flanqueada por el mar Mediterráneo a un lado y los montes que la envuelve de entrada en El Rif, una extensa cordillera de 300 kilómetros de longitud con una forma similar a una media luna que se extiende desde Tetuán, en la parte occidental de la costa norte de Marruecos, hasta casi alcanzar la frontera con Argelia. Con una superficie de 12,3 km2, es la segunda ciudad más pequeña de España y la segunda más pequeña de Europa después del Vaticano, y la más densamente poblada. Con una población de aproximadamente 85.000 habitantes, Melilla es un crisol de culturas, donde conviven sin conflictos y en paz unas con otras, cuatro culturas principales: la cristiana, la musulmana, la hebrea y la hindú. Esta diversidad cultural hace que sea una ciudad única, rica en historia y en patrimonio.
El Producto Interior Bruto (PIB) de Melilla es uno de los más bajos de España, con una tasa de desempleo del 26%, siendo la tasa de desempleo juvenil aún mayor. Debido a su ubicación estratégica, Melilla es otra de las puertas de Europa hacia África y su principal fuente de ingresos económicos se ha sustentado principalmente en el comercio transfronterizo con Marruecos, incluso desde el siglo XIX contaba con una aduana comercial que permitía la entrada y salida de mercancías con control fiscal en el paso de Beni Enzar, el paso fronterizo más importante de los 4 que existen en la ciudad.
En 2018, Marruecos tomó la decisión unilateral de cerrar su frontera comercial con Melilla, y desde entonces no ha habido una apertura firme. Tras un cambio en la política de España con respecto al Sahara Occidental, se creó el escenario para que ambos gobiernos acordaran celebrar la Reunión de Alto Nivel (RAN) en Rabat en febrero de este año. Durante la reunión, se pactaron diversos temas importantes, incluyendo la reapertura del paso aduanero con Melilla y la creación de uno nuevo en Ceuta. Hasta el momento, solo se han llevado a cabo ‘experiencias piloto’ que determinarán el avance hacia una normalización del flujo comercial constante y bidireccional entre los dos países, como destacó el Ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Miembros del gobierno y representantes de altas instituciones del reino alauí están contribuyendo a deteriorar las buenas relaciones que aún existen entre ambos gobiernos, a pesar de haber superado la crisis diplomática de 2021.
Durante esa crisis, Marruecos adoptó una actitud hostil hacia España al permitir la entrada irregular de más de 12.000 personas a través de la frontera de Tarajal en Ceuta. En las últimas semanas, se han conocido declaraciones por parte de altos funcionarios del gobierno marroquí, incluido ministros del gabinete que preside Azziz Ajanuch que insisten en que Ceuta y Melilla son ciudades ocupadas por Marruecos.
Las afrentas de Marruecos ante la españolidad de Melilla
La ciudad autónoma de Melilla está habituada a soportar las afrentas marroquíes sobre su españolidad. Incluso hace unos años, salió a la luz, plasmado en un libro del historiador Charles Powell, que el Rey Juan Carlos admitió en 1979 la posibilidad de ceder la ciudad de Melilla a Marruecos y poner a Ceuta bajo el control de un protectorado internacional similar al que tuvo Tánger desde 1923 hasta su independencia en 1956. Según un cable de la Embajada de Estados Unidos, en aquel momento, el monarca admitió la posibilidad de ceder Melilla a Marruecos, argumentando que solo vivían 10.000 españoles en la ciudad.
Sin embargo, esta revelación no generó turbulencias en la paz social de Melilla. La ciudadanía melillense se encuentra muy cansada de tener que demostrar constantemente su españolidad y reclamar los mismos derechos que los habitantes de otras regiones españolas, como los de Palencia o Badajoz. “Tenemos claro que Marruecos va a actuar usando las armas de la inmigración para presionar y conseguir sus objetivos políticos. Lanzar personas contra las vallas o dejarlas salir en embarcaciones sin el control necesario le sale muy barato a Marruecos y el coste es muy elevado en vidas. Unas vidas que para el gobierno marroquí no son importantes”. Asegura Pedro (nombre ficticio), un melillense militar profesional destinado en una de las unidades que forman la Comandancia General de Melilla.
Los melillenses también se sintieron compungidos tras lo sucedido en la valla el 24J
Rabeh, un melillense que trabaja en una céntrica cafetería nos dice “desgraciadamente en la península solo conocen a Melilla por las imágenes que salen en la tele de los inmigrantes saltando la valla de la frontera y a los guardias civiles dándoles palos para evitarlo” o “lo de los políticos en sus guerras para intentar comprar votos y ganar para robar. Estás pasadas elecciones hemos sentido vergüenza de nuestra clase política” Él insiste en que “lo que pasó el año pasado ningún melillense decente puede alegrarse de que esas criaturas murieran como perros en las puertas de Europa”, sin embargo piensa que “en otros saltos los africanos han intentado entrar a la fuerza cuando han llegado hasta la valla, la Guardia Civil lo evita pero nunca les dan con tanta fuerza como hacen los marroquíes. Al final es como una guerra que gana el más fuerte y ese es su trabajo”. Termina diciendo “nadie se pone de acuerdo. Si alguno de esos chicos murió en zona española, lo desconozco, pero estoy seguro de que los agentes españoles no mataron a nadie. La valla cedió por la parte de adentro y esa pobre gente cayó al suelo. Aparte de las intervenciones brutales de los gendarmes marroquíes que conocemos su forma de actuar. Aquí somos rifeños y ya sabes que cerca de aquí, machacan a su propia gente. No creo que España se pueda permitir el lujo de mentir en esas cosas. No lo creo, aunque como he dicho antes cada uno dice una cosa”
Rabeh se despide con el saludo rifeño levantado los tres dedos centrales de la mano, en referencia a los tres elementos que unen a la cultura amazigh o bereber: identidad, tierra y lengua, mayoritaria entre los ciudadanos españoles de Melilla de origen rifeño.
En uno de los cafés más populares del centro de Melilla, en la plaza de España, donde está la sede del gobierno autonómico y la delegación del Gobierno, mucha gente desayuna tranquilamente unos días después del día de las elecciones autonómicas. No sorprende ver la presencia en una de las mesas del candidato electo a la presidencia de la ciudad, Juan José Imbroda, al que algún cliente felicita por la mayoría absoluta conseguida unos días antes en las urnas. Una figura que hasta las elecciones de 2019, había conseguido gobernar la ciudad con mayorías absolutas desde el año 2000 y que no logró alcanzar la presidencia el pasado sábado 17 por la impugnación que realizó el partido que preside Mustafa Aberchán, Coalición por Melilla (CPM), contra la proclamación de candidatos ante el TSJA, después de que la Junta Electoral rechazara la reclamación que el partido localista interpuso. Ahora no se sabrá si Melilla tiene que volver a las urnas hasta el día 4 de Julio.
Aberchán, y la candidata en las elecciones del 28 de mayo, Dunia Almasouri, habían anunciado durante la campaña electoral que impugnarían los resultados, sin importar cuáles fueran. Argumentaron entonces que se estaban produciendo anomalías en el voto por correo. Como ejemplo, citaron que al menos 700 papeletas se emitieron sin requerir la presentación del DNI para la identificación.
Mercedes, una maestra jubilada, sale de la cafetería y permite que le preguntemos sobre cómo está Melilla un año después de la tragedia de la valla. La mujer duda unos segundos y al final se decide a contestar: “mucha pena”. Cuando parece que no le salen más palabras, reacciona y continua “mucha pena por las madres de esos muchachos. Mucha pena porque dejan a Melilla abandonada. Llevo toda mi vida aquí para saber que eso solo lo pudo organizar el vecino de al lado”, refiriéndose a Mohamed VI, y señala “los melillenses no tenemos la culpa de lo que pasó aquel día y sé que para el aniversario van a venir mucha gente a Melilla a decirnos de todo, ya lo hicieron hace 6 años. Muchos amigos y amigas que conozco salieron a ayudar a los jóvenes que habían entrado porque venían en muy malas condiciones. Les pegaron mucho los marroquíes. No hay derecho, la gente va a querer salir de África porque los están matando y se mueren de hambre” Mercedes se aleja con la cara compungida y refunfuñando “vamos a ver lo que van a poner”
Un taxista que en ese momento estaba dejando a un cliente en la plaza nos saluda con la mano y nos dice “contad la verdad, la gente de Melilla es buena”.
La investigación de la fiscalía cerrada
La Delegación del Gobierno, a través de su gabinete de prensa, no hace ninguna valoración sobre lo ocurrido aquel día. Nos remiten a las declaraciones del Ministerio del Interior y la Fiscalía, que dar carpetazo a la investigación asegurando que ninguno de los jóvenes migrantes fallecidos aquel fatídico 24 de junio murió en suelo español. Por lo tanto, para ellos, el caso está cerrado, tras no encontrar evidencias de una actuación “desproporcionada” por parte de los agentes españoles aquel día.
Desde la delegación celebran que la BBC rectificase tras la publicación del documental que daban por hecho que algunas de las víctimas de la masacre se produjeron en suelo español. Nos remiten a lo dicho por el ministro Marlaska en el Pleno del Congreso respondiendo a una pregunta de la diputada del PP Ana Vázquez, aludiendo a que la BBC cambió todos sus artículos referidos al documental donde aseguraban que había “cuerpos sin vida” por “cuerpos inmóviles”.
Marlaska siempre ha negado que hubiera personas muertas en el lado español de la valla, a pesar de lo que aseguran las organizaciones defensoras de los derechos humanos y los testimonios de alguna de las personas que lograron entrar aquel día, donde al igual que otras investigaciones de medios internacionales en las que se incluye El País, aseguran que si había cadáveres en la zona española y que se permitió a los marroquíes arrastrarlos hasta el otro lado.
El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, en una visita al lugar de los acontecimientos, emitió un dictamen con las primeras conclusiones sobre lo sucedido en el perímetro fronterizo de Melilla el 24 de junio del año 2022.
Después de analizar la documentación recibida por parte del Ministerio del Interior y del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la institución concluye que se efectuó un rechazo en frontera de 470 personas sin contemplarse las previsiones legales tanto nacionales como internacionales. El Tribunal Constitucional establece que el rechazo en frontera ha de tener en cuenta la aplicación a las entradas individualizadas, pleno control judicial y el cumplimiento de las obligaciones internacionales (Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración Social, que en su disposición décima establece el régimen especial para Ceuta y Melilla).
Desde la institución se lamenta la pérdida de vidas humanas y los heridos causados en la tragedia, y se insiste en que ese día se registró una situación de riesgo previsible en la zona a la vista del desarrollo inicial de los acontecimientos.
Del visionado de las imágenes recibidas en la institución se puede comprobar que, en una puerta del perímetro fronterizo, una avalancha de personas provoca un amontonamiento y aplastamiento con consecuencias mortales. El Defensor del Pueblo no ha dado por concluida esta actuación y ha solicitado a la Secretaría de Estado de Seguridad la remisión de más imágenes del 24 de junio del perímetro fronterizo que podrían ayudar a aclarar algunos extremos.
La frontera fortificada de Melilla
El perímetro fronterizo rodea la ciudad desde Beni Enzar hasta el mirador del Barranco del Quemadero está compuesto por 4 pasos, siendo el más importante el de Beni Enzar, frontera comercial entre España y Marruecos cerrada unilateralmente por el gobierno marroquí en julio de 2018. Los demás pasos permanecen cerrados desde la pandemia del COVID 19. El paso de Barrio Chino, donde miles de personas, hombres y mujeres, porteaban bultos que procedía de los negocios de al lado de la aduana español fue desactivado por Marruecos para acabar de un plumazo en octubre de 2019 al considerarlo contrabando, pero que permitió durante más de 30 años.
En el corazón de la ciudad española de Melilla, ubicada en el norte de África, se erige una alta y desafiante alambrada de más de 8 metros de altura, equipada con cámaras de vídeo y torres de vigilancia. Esta valla se ha convertido en un símbolo de la lucha y la desesperación de miles de migrantes que buscan una vida mejor en Europa. La mañana del viernes 24 de junio del año pasado, esta alambrada se convirtió en testigo de una masacre que dejaría una profunda herida en la conciencia colectiva. Ese día, alrededor de 1.700 personas, en su mayoría procedentes de Sudán, intentaron cruzar la valla y llegar a Europa.
A las 08:15 h, el vallado lateral del paso fronterizo del Barrio Chino colapsó por el peso y se derrumbó, dejando a cientos de personas tiradas en el suelo malheridas y en algunos casos muertas. Alrededor de 700 personas lograron acceder al lugar donde se encontraban desplegados unos 75 agentes de la Guardia Civil. Utilizaron herramientas (un mazo y una radial) para traspasar una de las dos puertas que dan acceso a España. A las 08:25 h, el grupo queda atrapado dentro del paso fronterizo, con la valla delante y gendarmes marroquíes detrás. Al mismo tiempo, desde el lado marroquí se dispara gas lacrimógeno sobre la multitud atrapada en el acceso. Lo que comenzó como un acto desesperado de supervivencia se transformó en una auténtica masacre.
Según cifras oficiales, ese trágico día se perdieron 23 vidas de migrantes africanos, mientras que muchos otros resultaron gravemente heridos. Las organizaciones de derechos humanos cifran en más de 35 las muertes que se produjeron y un número alto de desaparecidos y según testimonios de los migrantes más de 100 víctimas y un numero indeterminado de desaparecidos.
Una Caravana de activistas llega hasta Melilla para recordar a las víctimas
La valla de Melilla se convierte en una carrera de obstáculos para los miles de personas migrantes que intentan cruzarla para llegar a territorio de la Unión Europea. En el año 2020 el gobierno mandó retirar las concertinas que las coronaban para construir una nueva valla, una estructura de más de diez metros de altura, formada por barrotes en forma de peines invertidos y una malla metálica, acabada en la parte superior por unos rodillos cilíndricos que impide trepar, pero no cortan, son menos lesivos para las personas migrantes que intentan cruzar. La frontera entre ambos está formada por un foso y cuatro vallas, y una verja completamente plagada de cuchillas del lado marroquí a pocos metros de la española.
Un año después las organizaciones de derechos humanos y las asociaciones en defensa de las personas migrantes recordarán en la tarde de este sábado a las víctimas de la tragedia en la valla de la frontera con Marruecos. Se han convocados actos en la ciudad que contará con la participación de la Caravana Abriendo Fronteras para participar en una marcha hasta la puerta misma de la valla en el Barrio chino donde ocurrieron los terribles sucesos del 24J del 2022.