Uno de cada dos embarazos en el mundo no son intencionales. Casi una cuarta parte de todas las mujeres no puede negarse a mantener relaciones sexuales. Asimismo, se estima que 257 millones de mujeres que quieren evitar un embarazo no están usando métodos anticonceptivos seguros y modernos. El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) saca a la luz datos sobre los embarazos no intencionales en el informe ’Visibilizar lo invisible, la necesidad de actuar para poner fin a la crisis desatendida de los embarazos no intencionales’
Entre 2015 y 2019 se registraron 121 millones de embarazos no intencionales a escala mundial cada año. El informe analiza las causas de estos embarazos, así como las consecuencias de los mismos y las soluciones necesarias para hacer frente a esta situación. El informe fue presentado ayer por la Federación de Planificación Familiar (SEDRA-FPFE), como entidad colaboradora de UNFPA, y en colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Pilar Cancela, Secretaria de Estado de Cooperación Internacional, describió el documento como «una referencia fundamental para quienes trabajan en cooperación al desarrollo y en la acción humanitaria y un recordatorio de su responsabilidad». Quiso remarcar que los derechos reproductivos son «un bien público global».
Muchos embarazos no intencionales ocurren porque la mujer ha perdido la autonomía sobre su cuerpo o nunca la ha tenido, según explicó Guillermo González, presidente de SEDRA-FPFE. «Una vez más estamos hablando de discriminación de género y de déficits en materia de Derechos Humanos que deben corregirse si queremos alcanzar los objetivos cada vez más cercanos en la Agenda 2030», recalcó.
El objetivo número cinco de la Agenda 2030 es la igualdad de género. Dentro de él, el punto 5.6. insta a asegurar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos según lo acordado de conformidad con el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, la Plataforma de Acción de Beijing y los documentos finales de sus conferencias de examen. Luis Mora, representante de UNFPA en Marruecos, expresó la necesidad de abordar esa dimensión en el informe, «la que se refiere a la autonomía reproductiva de las mujeres en su capacidad para definir y planificar su vida reproductiva y a través de ella sus embarazos».
En el contexto actual, como explicó Mora, las mujeres siguen siendo silenciadas, explotadas, mutiladas, vendidas, encarceladas en sus propios hogares y discriminadas de manera sistemática en todas las esferas sociales y económicas. La «esencia del informe» es hacer visible la profunda crisis en el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres.
Hay diferentes factores que explican esta crisis. Por ejemplo, el desarrollo socioeconómico a escala mundial. Los países con niveles más altos de desarrollo social y económico presentan una menor incidencia de embarazos no planificados. Asimismo, los países con un acceso y una cobertura más universal a los servicios de salud sexual para las mujeres, «presentan menos obstáculos». La igualdad de género también es un «factor clave«. En aquellos países y territorios que registran mayores cuotas de desigualdad de género, la tasa es mayor.
Según Mora, las consecuencias de los embarazos no intencionales son amplias. Por un lado, existen las repercusiones «más evidentes», que serían nacimientos o los abortos inducidos o espontáneos. Por otro lado, están las consecuencias «no tan obvias», como la salud mental: «Existe un riesgo mayor de sufrir depresión posparto entre las mujeres que hacen frente a embarazos no planificados». A nivel mundial, además, en todos los países del planeta, la principal causa de mortalidad entre mujeres jóvenes está vinculada al embarazo y al parto.
El informe plantea una serie de soluciones para hacer frente a esta situación. Es necesario cumplir los compromisos internacionales y velar por que los servicios de salud sean integrales. Además, es preciso invertir en anticoncepción dado que en 47 países, alrededor del 40% de las mujeres sexualmente activas no usan algún método anticonceptivo para evitar un embarazo. Hay que ampliar la protección social y poner fin a la violencia de género. «Muchos casos se vinculan con esa violencia, bien física o bien psicológica, se vinculan con ese no ejercicio de derechos reproductivos por parte de las mujeres», aclaró el representante de UNFPA.
SEDRA-FPFE lleva más de veinte años presentando este Informe del Estado de la Población Mundial, como explicó el presidente de la Federación: «Ha habido grandes avances, pero siguen existiendo enormes desigualdades». González recalcó que la sexualidad debe ser reconocida como «un aspecto natural» y como un «derecho fundamental», en el que las mujeres tengan el control sobre sus vidas sexuales y reproductivas y en el que el estigma y la discriminación no tengan cabida.
La situación empeora en emergencias humanitarias
La Secretaria de Estado de Cooperación Internacional hizo hincapié en el empeoramiento de esta situación en épocas de crisis: «En situaciones de emergencia, como la crisis de la pandemia de la Covid-19 o los desastres naturales, donde el acceso a los derechos y a la salud sexual y reproductiva suponen un gran reto, las diferentes manifestaciones de la diferencia de género contra las mujeres y niñas aumentan de una manera exponencial».
En situaciones de crisis y en emergencias humanitarias, muchas mujeres pierden acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva y a la anticoncepción. Además, experimentan violencia. Esto genera un impacto en los embarazos no intencionados.
Según el informe, por causa de la guerra en Ucrania, más del 20 por ciento de las mujeres y niñas refugiadas harán frente a la violencia sexual. Además, se estima que, en Afganistán, para el 2025, tendrán lugar 4.8 millones de embarazos no intencionales como resultado de las afectaciones al sistema de salud y la desigualdad de género. En cuanto a la pandemia de Covid-19, en los primeros 12 meses, se estima que las afectaciones a los insumos y servicios anticonceptivos duraron en promedio 3.6 meses, lo que se tradujo en 1.4 millones de embarazos no intencionales.
Aborto, en más de la mitad de las ocasiones
El informe señala que más del 60% de los embarazos no intencionales, además del 30% de todos los embarazos, terminan en aborto. Es decir, ocurren 73 millones de abortos al año. «Muchos de los abortos ocurren en condiciones de riesgo o de ilegalidad», explicó Mora. Concretamente, el 45% de todos los abortos practicados en el mundo son inseguros, realizados en condiciones clandestinas.
Mora denunció que esta situación es una emergencia de salud pública: «Cada año, cerca de 7 millones de mujeres en todo el mundo son hospitalizadas como consecuencia de abortos en condiciones de riesgo». Asimismo, los abortos inseguros producen entre 5-13% de todas las muertes maternas, convirtiéndolos en una de las principales causas de la mortalidad materna. Aumentan también el riesgo de morbilidad de las mujeres a corto y largo plazo.
La tasa de embarazos no planificados varía en cada país dependiendo la situación de las leyes relativas al aborto. La tasa de embarazos no planificados es inferior en los países donde existen legislaciones más flexibles, mientras que la tasa incrementa en los países con leyes más restrictivas.