Son muchas las historias dramáticas que hay entre las personas sin hogar ni recursos que se encuentran alojadas en esta nave habilitada por la Ciudad en el Tarajal. Dos madres cuentan cómo tienen que hacer frente a quedarse en la calle con sus hijos menores y muchos jóvenes y adultos relatan sus trágicas vidas marcadas por el sufrimiento de vivir sin techo. Durante la jornada de hoy solo se ha dado solución a una persona, Juan, que ha sido trasladado a la Residencia de África. Más de 40 personas, entre ellas algunos españoles, siguen sin alternativas habitacionales
Pasadas las dos de la tarde la nave del Tarajal, donde todavía quedan unas 47 personas, sigue sin ser cerrada ni desalojada. La Policía Nacional se ha presentado en el lugar a las 12:00 horas, cuando se había ordenado el cierre por parte de la Ciudad, pero al ver la negativa de los alojados a abandonar el lugar se ha tenido que marchar ya que no cuentan, todavía, con una orden judicial que les permita entrar y proceder al desalojo.
Los 8 españoles que siguen aquí han estado esta mañana en las dependencias de Servicios Sociales, en una reunión de la que han llegado muy «indignados y decepcionados» tras no encontrar una solución ni alternativa habitacional para ellos. «Nos están tomando el pelo», denuncia uno de ellos, que asegura que se van a quedar en la nave, de donde los tendrán que «sacar a rastras«.
Una mujer, trabajadora transfronteriza, empleada de un hogar que está cobrando en negro y una cantidad que no le permite tener un piso de alquiler para mantener a su hijo menor de edad, lamentaba a este medio que se quedarán en la calle.
Otro joven, de origen marroquí que lleva 9 años en Ceuta, cuenta que lleva 5 meses en las naves porque estaba durmiendo a la intemperie y sin recursos. Es solicitante de asilo y su sueño es poder irse a la península y buscar un trabajo. Al final, todas las personas como él, migrantes, solo buscan una vida mejor a la que han dejado atrás, en su país natal.
Durante la jornada de hoy, todos expectantes ante el anunciado cierre, solo se ha ofrecido solución a una persona, Juan, que se mostraba muy contento al ser trasladado a una residencia pero que pedía una solución para el resto de personas con las que ha convivido los últimos meses. «Somos todos seres humanos, no perros para que nos abandonen en la calle. Hasta los perros viven mejor», denunciaba.
La Ciudad, responsable de este recurso, no se ha pronunciado durante toda la jornada y los trabajadores de Cruz Roja, encargados de la asistencia integral de estas personas y cuyo servicio termina de prestarse hoy, siguen en la nave y no piensan echarlos a la calle, ya que su labor es la ayuda humanitaria, y esta tarea solo poría llevarla a cabo la Policía Nacional con una orden judicial que, hasta el momento, no se ha emitido.