Desde la Fundación Cruz Blanca han afirmado que, tras la pandemia, la situación de las mujeres que ejercen la prostitución en Ceuta es aún más vulnerable. En lo que va de año, la Fundación, a través de su programa O’Cambalache, ha llevado a cabo un total de 40 salidas, 92 contactos y 24 intervenciones con mujeres en situación de prostitución de las cuales 17 han solicitado el servicio de mediación de Cruz Blanca.
La Fundación Cruz Blanca ha realizado, en lo que llevamos de año, un total de 40 salidas, que se traducen en 92 contactos y 24 intervenciones con mujeres en situación de prostitución, de las cuales 17 han solicitado el servicio de mediación. Un servicio que suele iniciarse tras el contacto en el lugar de ejercicio de prostitución, con peticiones o demandas concretas de las usuarias, siendo las mediaciones de diversa índole.
Todo este trabajo se ha llevado a cabo, tal y como han informado desde la Fundación, a través del programa O’Cambalache, que Cruz Blanca implantó en Ceuta en 2003 y a través del que trabajan con mujeres en situación de prostitución.
Las intervenciones de este programa se llevan a cabo a través de dos áreas: el servicio de acercamiento, donde gracias a la Unidad Móvil cedida por la Consejería de Sanidad los trabajadores de la Fundación se desplazan a los lugares de ejercicio de prostitución para establecer un primer contacto con las mujeres, siendo de vital importancia el acercamiento a sus lugares de trabajo, y el servicio de mediación, a través del que se llevan a cabo mediaciones de diversos tipos, tal y como hemos explicado anteriormente.
Desde Cruz Blanca han recordado que, durante el estado de alarma, la Fundación ha seguido atendiendo a estas mujeres de manera telefónica hasta que las medidas sanitarias han permitido ir retomando las actividades que se desarrollan asiduamente (visitas a puntos de ejercicio de prostitución en calle y pisos).
Tras la pandemia, han denunciado, se ha producido un aumento de la desprotección, la discriminación y la exclusión hacia estas mujeres, que «se han visto obligadas a llevar a cabo distintas actividades, sufriendo mayor aislamiento y mayor exposición al virus COVID-19». Por otro lado, desde la Fundación Cruz Blanca han expresado su preocupación por la situación que están viviendo las mujeres transfronterizas que se encontraban en situación de prostitución en la Ciudad y que, «por el cierre de la frontera, se encuentran en una situación de vulnerabilidad grave tanto en su país de origen, como en la ciudad de Ceuta».
En definitiva, desde la Fundación Cruz Blanca han querido dar a conocer que el panorama tras la pandemia ha cambiado mucho la realidad sobre la prostitución en Ceuta. Tal y como han afirmado, «el ejercicio en calle, prácticamente ha desaparecido y se ha focalizado en el ejercicio en pisos. Realidad mucho más hermética y clandestina a la cual es más difícil acceder y supone más vulnerabilidad para estas mujeres».
Actualmente, han anunciado, la Fundación realiza “prospecciones” llamando a los números de teléfonos dediferentes anuncios, informando sobre el programa y sus servicios y poniéndolos a disposición de estas personas. De esta forma van «sorteando las dificultades» y adaptándose a la nueva normalidad, que ha cambiado mucho las dinámicas del “mundo de la prostitución” en Ceuta. «Un mundo muy complejo en el que no podemos olvidar quiénes son las que se encuentran en situación de vulnerabilidad, expuestas a riesgos para su salud física y mental y la existencia de factores que la sociedad desconoce y que les empujan a encontrarse en esta situación», ha recordado la Fundación Cruz Blanca.