La zona comercial de Fnideq (Castillejos) quedó oficialmente inaugurada el pasado sábado 12 de febrero. Marruecos brinda a través de intermediarios en Ceuta llevar los negocios de los empresarios del Tarajal a la nueva zona comercial de Castillejos sin ofrecer unas condiciones ventajosas para los intereses de los comerciantes ceutíes
Desde el cierre unilateral del paso de mercancías desde España a Marruecos por el Tarajal 2 en octubre de 2019, los empresarios de los polígonos situados al borde de la frontera del Tarajal en Ceuta dedicados a la venta de todo tipo de artículos y enseres al por mayor, sobre todo del sector textil y alimentario, para abastecer los mercados de la zona norte del país vecino, vieron como la actividad comercial quedó totalmente paralizada tras el cierre decretado unilateralmente por el gobierno marroquí.
Tarajal 2, el paso habilitado exclusivamente para el comercio atípico del porteo fue la solución que acordaron los gobiernos de Marruecos y España para sustituir el paso por el antiguo del Biutz, construido en 2003 y abierto en 2005. Marruecos aceptó abrir el nuevo puesto de Tarajal 2 para evitar la pésima imagen que suponía para el turismo tener a miles de personas cargando bultos por la frontera oficial, las llamadas porteadoras. De lunes a jueves, entre 10.000 y 15.000 personas se agolpaban en días alternos para hombres y mujeres para introducir de contrabando, como así lo llamaban las autoridades del país vecino, todo tipo de productos y enseres en Marruecos.
El tráfico comercial entre la ciudad y Marruecos generaba más de 400 millones de euros anuales. El paso de mercancías a través de la frontera constituía un excedente para la economía de ambas partes. Aunque el comercio ilegal dejaba grandes ingresos tanto en Ceuta como en Melilla, en realidad eran consignas de productos comprados en España por comerciantes de la provincia de Tetuán que aprovechan la falta de control fiscal del paso fronterizo para ahorrarse los aranceles marroquíes a la importación. Los productos que entraban por el paso fronterizo del Tarajal 2 de Ceuta suponían cerca de 800 millones de euros, lo que en términos de aranceles equivale a una pérdida para Marruecos estimada de 300 millones de euros.
Hoy, los cuatro polígonos comerciales situados en la frontera del Tarajal de Ceuta son espacios fantasmas donde muchos almacenes han colgado el cartel de «se vende» o «para alquilar». Estos anuncios es lo que queda en las persianas cerradas a cal y canto de la mayoría de las naves que antes eran visitadas por miles de personas que hacían de la actividad fronteriza su medio de vida.
Durante los meses que duró la pandemia, responsables de la zona franca de Marruecos, a través de intermediarios fueron llamando a las puertas de los empresarios españoles de Ceuta que todavía intentaban sobrevivir en sus negocios ofreciendo condiciones ventajosas para que se instalarán en la recién construida zona comercial de Castillejos, inaugurada la semana pasada en donde ya se están empezando a instalar los primeros negocios en las naves construidas en dicha área. Según se había hecho eco la prensa local Marruecos ofrecía el 15% de los espacios comerciales en la zona para empresarios de Ceuta. Dato que no ha sido confirmado por un representante de la autoridad marroquí al ser consultado por este periódico, pero la misma fuente asegura que «todas las personas extranjeras interesadas en invertir en nuestro país serán bienvenidas y se someterán a las leyes societarias y a los cánones arancelarios impuestos por el Reino de Marruecos»
Las relaciones tóxicas
Las relaciones entre Marruecos y España son muy subjetivas. Mientras Alemania ha abierto recientemente una nueva página en las relaciones con Marruecos, las tensiones entre Rabat y Madrid están más agudas que nunca y afectan al cierre de las fronteras de Ceuta y Melilla disfrazada de crisis sanitaria. El gobierno marroquí bajo la excusa de la hospitalización del líder del Polisario y la crisis migratoria quiere hacer creer que es España la que impide reparar sus lazos con Rabat y muestra que disfruta de excelentes relaciones con los países de la Unión Europea. Esa es la lógica detrás de las tácticas obstinadas del gobierno alauita que fue amonestado y condenado por los acontecimientos de mayo de 2021 en la frontera de Ceuta cuando permitió la entrada de más de 10.000 personas irregularmente a España.
Para Marruecos la política seguida por España ha repercutido en la coordinación conjunta en muchos campos de cooperación bilaterales entre los dos reinos, especialmente después de que Rabat dejara claro que no tendría vínculos económicos ni comerciales con países que adoptan posiciones ambiguas en lo que respecta a su soberanía sobre el Sáhara Occidental.
La UE socia estratégica de Marruecos
Mohamed VI busca no entorpecer las relaciones con Francia y Alemania. Aprovecha la necesidad europea del papel clave de Rabat en el tratamiento de los problemas de seguridad e inmigración. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, giró visita la semana pasada a Marruecos para sellar su importancia como socio estratégico de la Unión Europea (UE) en su relación con África y anunció la inversión de 1.600 millones de euros en subvenciones para ese país magrebí entre 2021 y 2027.
En su intervención conjunta ante los medios de la presidenta de la comisión europea con el primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch, recogidas por la agencia EFE, evitaron hablar de Ceuta y Melilla pero Von der Leyen destacó que «Marruecos es un país con el que hemos construido una cooperación estratégica estrecha y sólida», se felicitó Von der Leyen, que destacó los lazos históricos con el país magrebí, primer socio económico de la UE en el continente africano. Por su parte Ajanuch señaló que su país es «un socio estratégico de la Unión Europea» y afirmó que ambas partes trabajarán juntas «para reforzar esta relación». Durante la crisis diplomática entre Marruecos y España y los episodios de Ceuta en mayo de 2021, la mandataria europea afirmó en aquel momento que «las fronteras de España son las fronteras de la Unión Europea».
A través del ministro de exteriores, Marruecos llamó en enero a la Unión Europea para «disipar los malentendidos» sobre la emigración para reforzar la cooperación con el continente europeo. En las fronteras de Ceuta y Melilla se notó esa cooperación durante las festividades navideñas frente a los intentos de entrada por parte de ciudadanos marroquíes llamados en las redes sociales para concentrarse en las inmediaciones del paso fronterizo de Bab Septa e intentar el cruce hasta Ceuta. Las fuerzas de seguridad marroquíes impidieron tales acercamientos que fueron controlados en la ciudad de Fnideq (Castillejos) y en el perímetro fronterizo de la valla que rodea la ciudad autónoma.
Marruecos También sabe que otros estados del norte de África están experimentando inestabilidad política y social, lo que dificulta que la UE negocie con ellos y selle acuerdos estratégicos. Este factor convierte a Marruecos en el principal socio de Europa en el norte de África.
Las políticas ambiguas de marruecos contra los intereses económicos de Ceuta
En los polígonos del Tarajal en Ceuta el tira y afloja de la política diplomática afecta muy negativamente a la economía de las empresas allí instaladas. «Muchos comerciantes que estaban aquí han ido cerrando sus negocios y solo buscaban una oportunidad de alquilar sus almacenes» cuenta Ahmed en la puerta de su comercio, hoy diáfano, que se dedicaba a vender artículos al por mayor en el polígono La Chimenea en Ceuta. Su negocio estaba basado casi en su totalidad para abastecer al mercado mayorista de Marruecos que recibía la mercancía en bultos transportados por medio de las porteadoras.
«Ahora vengo aquí todos los días para ver si alguien se interesa por mi nave para alquilar y por lo menos optar a una pequeña renta para sobrevivir «confiesa el comerciante y «después de dos años los ahorros ya casi se han gastado y ahora mi familia y yo vivimos casi en la pobreza. Nadie nos ha ofrecido ayuda, nadie se ha preocupado por nosotros; ni nos han concedido ningún tipo de solución para enfrentarnos a la crisis por el cierre de la frontera y la pandemia» sentencia Ahmed que no tiene claro las intenciones de Marruecos con respecto a las oportunidades que se brindan a los empresarios ceutíes, «al menos a mí, nadie me ha ofrecido nada y según lo que se escucha, ventajas ninguna con los precios de alquiler de los locales por las nubes».
En el lado español, después de octubre de 2019, las mercancías todavía podían pasar por la aduana a discreción. Acabaron los pases de bultos a gran escala pero la mercancía seguía pasando en los llamados «coches patera» que colapsan a diario el normal tránsito de la aduana del Tarajal. Unos vehículos bajo sospecha, según denunciaban algunas personas que pasaban a diario «eran de los propios policías de la frontera para ganar dinero» mientras que eran víctimas de abusos que contra ellas cometen los mismos agentes: «nos quitaban los paquetes de lo que lleváramos» refiriéndose a que mientras con los coches hacían la vista gorda, por el lado peatonal los aduaneros marroquíes confiscaban la mercancía que les encontraban.
Ese era el panorama de lo que era la frontera terrestre de Europa antes de que todo saltara por los aires a causa de la pandemia por coronavirus. El 12 de marzo se cumplirán dos años del cierre de las fronteras de Ceuta y Melilla con Marruecos. El cierre ha supuesto una sangría económica tanto para la ciudad autónoma como para los habitantes de la parte norte de Marruecos. Una frontera que ha convertido el desarrollo de la ciudad de Ceuta en una economía del tránsito y como muchos estudios sociológicos llaman como la «industria de la inmigración». Como no existe aduana comercial, este tipo de comercio transfronterizo se considera como contrabando por las autoridades del país donde llegan estas mercancías, y como «comercio atípico» por aquel de donde salen.
Contra el estallido social
Tras las revueltas del año pasado en las principales ciudades colindantes a la zona fronteriza que movilizaron a miles de sus habitantes reclamando soluciones ante la grave crisis económica y social provocada en la región después de la decisión unilateral del gobierno marroquí de cerrar el paso fronterizo a las mercancías procedentes de Ceuta para acabar con el comercio atípico. Una crisis que luego agudizó la alerta sanitaria por el coronavirus al decretarse el cierre total de la frontera. En las manifestaciones, que fueron duramente reprimidas por la policía, también se pedía la reapertura de la frontera que había dejado bloqueados a miles de trabajadores y trabajadoras transfronterizos sin poder cruzar para acudir a sus trabajos.
La actividad transfronteriza fue clave para el desarrollo del norte marroquí. Cabe recordar que la vecina ciudad de Castillejos (Fnideq), que en unos pocos años triplicó el número de habitantes, se convirtió en un gran centro de distribución de la mercancía que llegaba a diario de mano de los porteadores. La pandemia obligó a mantener la frontera cerrada y fue la ruina de los comerciantes y la hostelería de la ciudad norteña. Muchas tiendas y cafeterías echaron el cierre y despidieron a sus empleados.
Para paliar la precariedad socioeconómica que sufre gran parte de la población de esta parte del país norteafricano, el gobierno marroquí anunciaba varias soluciones y actividades económicas alternativas lanzando el Programa de Desarrollo Económico y Social Integrado de la región de M’diq-Fnideq (las vecinas Ricón y Castillejos) y la provincia de Tetuán, destinado a lanzar proyectos y desarrollar medidas prácticas para crear puestos de trabajo destinados en su mayoría a las personas que estaban dedicadas al comercio transfronterizo.