La conferencia internacional del trabajo (CIT) del Centenario celebrada en junio adoptó un nuevo convenio sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo que incorpora la perspectiva de género.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se reunió entre el 10 y el 21 de junio en Ginebra con motivo del centenario de su creación y, tras años de trabajo, adoptó un nuevo convenio sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. El convenio, que pasa a ser el número 190 de la organización, fue aprobado con 439 votos a favor, 7 en contra y 30 abstenciones. Junto con este, la OIT emitió una recomendación que aporta orientaciones específicas sobre la aplicación del convenio. Ambos documentos han sido presentados este martes 3 de julio en Madrid, en una rueda de prensa que ha contado con las intervenciones de Joaquín Nieto, director de la oficina de la OIT para España, y de Manuela Tomei, directora de condiciones laborales e igualdad de la OIT. El convenio entrará en vigor doce meses después de que dos estados miembro lo ratifiquen.
Algunos delegados y medios de comunicación se han referido a este convenio, que establece el derecho a un ambiente laboral libre de violencia y acoso, como la respuesta al #MeToo en el ámbito de trabajo. El objetivo de la nueva normativa internacional del trabajo es proteger a empleados y empleadas –reconociendo que las más vulnerables son las mujeres y las niñas-, con independencia de su situación contractual, incluidas las personas que realicen actividades de pasantías y formación profesional, los trabajadores y trabajadoras cuyo contrato se haya rescindido, las personas que realicen labores de voluntariado o busquen trabajo, y quienes se encuentren en búsqueda de empleo, ya que la situación de acoso o violencia puede darse en una entrevista de trabajo. Asimismo, el texto reconoce que “los individuos que ejercen la autoridad, las funciones o las responsabilidades de un empleador” también pueden ser objeto de casos de violencia y acoso.
Lo novedoso del convenio es la ampliación del ámbito de aplicación: la norma recoge los cambios que están operando en los mercados de trabajo, donde las relaciones ya no se circunscriben a un solo espacio físico; por ello, será de aplicación ante las situaciones de violencia y acoso que ocurran dentro del trabajo, en relación al trabajo o como resultado del mismo. Esto se traduce en que, por ejemplo, de modo similar a los accidentes in intinere, que son considerados accidentes laborales, el convenio emplaza a considerar que la violencia o el acoso sufridos de camino al trabajo (o de vuelta de él) sean vistos como cuestiones que atañen a lo laboral. El texto también indica que en los casos de violencia y acoso pueden participar terceras personas, como consumidoras y proveedoras.
La norma tiene en cuenta que las jerarquías laborales no siempre se corresponden con las relaciones de poder: por ejemplo, una mujer negra puede ser la jefa de un equipo de ingenieros blancos más jóvenes y laboralmente subordinados a ella, que, sin embargo, pueden ejercer algún tipo de discriminación contra ella por constituir una minoría dentro del grupo mayoritario y por pertenecer a dos grupos sociales históricamente oprimidos.
En la línea de responder a los desafíos de la actualidad, el nuevo convenio recoge las situaciones de acoso y violencia que se producen a través de las tecnologías de la información y la comunicación, como una nueva realidad de los mercados de trabajo, con el fin de dar respuesta al llamado ciberacoso, incluido el ciberacoso de género. En este sentido, el presidente de la OIT para España, Joaquín Nieto, ha manifestado que, ante casos como el de la trabajadora de IVECO que se suicidó después de que se difundiera un vídeo sexual suyo, el Convenio deja claro que la empresa tiene una responsabilidad y proporciona pautas de actuación.
En España, un 15% de trabajadores y trabajadoras sufre mobbing (el término anglosajón utilizado para designar el acoso laboral), según un estudio de la Asociación contra el Acoso Psicológico y Moral en el Trabajo con datos de 2017. No hay datos globales sobre el acoso en el trabajo; se trata, de acuerdo con Manuela Tomei, directora de condiciones laborales e igualdad de la OIT, de una tarea pendiente, porque los distintos países utilizan en sus estadísticas diferentes definiciones para un mismo concepto, y viceversa (un mismo concepto se utiliza para designar distintas realidades). Para Tomei, “una definición de violencia-acoso muy precisa hubiera hecho que el convenio naciera muerto, condenándolo a la no ratificación”.
El convenio está limitado porque no es vinculante, por lo que el éxito de su aplicación dependerá de la voluntad de los estados que lo ratifiquen, ya que la OIT no tiene potestad para sancionar a los gobiernos. Una vez un país ratifica un convenio, este sí se convierte en jurídicamente vinculante para él. La vicepresidenta Carmen Calvo ha manifestado en la inauguración de uno de los cursos de verano de la Universidad Complutense el interés de España en ratificar el convenio, aunque el escenario de ingobernabilidad actual puede retrasar esta ratificación. Para Joaquín Nieto, que también ha comentado la buena disposición de Pedro Sánchez respecto al convenio, la ratificación supondría el impulso definitivo para que España avanzase por un camino en el que, a pesar de que en nuestro país ya se han dado pasos, todavía queda mucho por hacer.