World Central Kitchen (WCK), la ONG fundada por el reconocido chef español José Andrés, ha anunciado la suspensión de sus operaciones en Gaza después de que un ataque israelí contra uno de sus vehículos resultara en la muerte de al menos cinco palestinos, incluidos tres empleados de la organización. Uno de ellos ha sido señalado por el Ejército israelí como miembro de Hamás.
El ataque y sus consecuencias
El incidente ocurrió cuando un convoy humanitario de WCK fue atacado por un dron israelí en la carretera Salah al Din, en el noreste de Jan Yunis. Según testigos, mientras se aseguraba el transporte de ayuda, unos saqueadores intentaron apoderarse de la mercancía, momento en el que un dron disparó contra la parte trasera de uno de los camiones. Al acercarse personas para ayudar, un segundo ataque impactó en un todoterreno que llevaba el logotipo de la ONG.
Entre los fallecidos se encuentran el responsable de las cocinas comunitarias en el este de Jan Yunis, un conductor y el encargado de evaluación y monitoreo de WCK. El suceso ha generado conmoción, tanto en la comunidad humanitaria como en las zonas afectadas.
La postura de WCK y la respuesta israelí
En un comunicado emitido a través de sus redes sociales, World Central Kitchen aseguró no tener conocimiento de ningún vínculo entre sus trabajadores y actividades de Hamás. «No sabíamos que ninguna de las personas en el vehículo tuviera presuntos vínculos con los ataques del 7 de octubre», afirmó la organización.
Por su parte, el Ejército israelí confirmó haber atacado el vehículo tras recibir «información creíble en tiempo real» de inteligencia, señalando que uno de los ocupantes era un miliciano de Hamás. No obstante, reconoció que el vehículo no estaba marcado como transporte de ayuda humanitaria y que su movimiento no estaba coordinado.
Impacto en las operaciones humanitarias
La suspensión de actividades de WCK en Gaza supone un duro golpe para las comunidades afectadas por el conflicto, que dependían de las cocinas comunitarias para recibir alimentos. WCK, reconocida por su trabajo en zonas de desastres y conflictos, había estado proporcionando asistencia crucial en la Franja de Gaza desde el inicio de las hostilidades.
La situación destaca los riesgos que enfrentan las organizaciones humanitarias en contextos de guerra, donde la delgada línea entre ayuda y conflicto pone en peligro tanto a los trabajadores como a las comunidades a las que sirven.
El ataque subraya la creciente complejidad del conflicto en Gaza, mientras continúan las tensiones entre la necesidad de asistencia humanitaria y las operaciones militares.