Recientemente se publicaron en el Faro de Ceuta, dos noticias que cuanto menos son alarmantes.
La primera de ellas, hace referencia a la cantidad de ceutíes que se marcharon a la península a trabajar en 2022, alrededor de cinco mil, en una especie de éxodo que sabemos se sucede año a año ante la pasividad en la acción política para ponerle freno.
La segunda, la entrevista a la presidenta de la Confederación de Empresarios de Ceuta, en la que hace referencia al cierre de muchas sucursales de multinacionales que había en Ceuta, motivada fundamentalmente por el colapso fronterizo que llevamos años sufriendo con el denominador común de la pasividad política, mencionada en el párrafo anterior,por parte de quienes pueden hacer algo. Ambas noticias, sin duda, estrechamente relacionadas con la economía y el bienestar de la ciudad.
En cuanto a la primera, la marcha de jóvenes ceutíes a trabajar, tanto a la península como al extranjero por falta de oportunidades, fue, es y será uno de los caballos de batalla del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) y buscar soluciones forman parte de los pilares de nuestro programa político, además de una seria preocupación y un reto en la legislatura que se nos presenta.
Reivindicamos, para partir desde la base, algo aparentemente sencillo pero que no se ha llevado a cabo hasta ahora: la implicación real por parte del Ejecutivo central y del local, cada una en su ámbito competencial. Y es que, desgraciadamente, parece que a los distintos gobiernos de España, Ceuta y Melilla nunca les han importado como para buscar soluciones reales a tan graves problemas.
Desde la pandemia, Ceuta está sufriendo una situación insostenible. A la (eterna) espera de la aduana comercial que anunció el Gobierno de Sánchez a bombo y platillo y a que se solucione que en la frontera dejen pasar mercancía en régimen de viajeros, ya que entre la supresión de la excepcionalidad del acuerdo Schengen, (que permitía al cliente de Tetuán venir a comprar en los comercios de la ciudad, no confundir con porteo), y que a los que entran con visado no le dejan pasar nada por la frontera, el turista marroquí ya no es rentable a nivel comercial en esta ciudad.
Muestra de ello está siendo el cierre de algunas grandes superficies que se instalaron en nuestra ciudad al vislumbrar la posibilidad de negocio y crecimiento económico, las quejas de nuestro colectivo empresarial hostelero y la atenta mirada de franquicias que se están planteando su futuro en la ciudad.
Todas ellas, cuestiones a las que lamentamos que no se haya sabido (dudamos que no se haya querido) darles soluciones en un corto o medio plazo de tiempo y en la actualidad, aún estamos en vilo con ello.
En cuanto al ejecutivo local, dentro de sus competencias debe comenzar por hacer un esfuerzo y reconocer los errores cometidos: desde no haber sabido promocionar suficientemente bien los beneficios de invertir en Ceuta a enfocarse casi en exclusiva en el sector del juego y a partir de ahí trabajar para fomentar la competitividad de los ceutíes en el mercado laboral así como explorar y maximizar y mimar alternativas como el autoempleo.
Bajo ningún concepto podemos normalizar llamar “creación de empleo” a los planes de empleo. Estos deben estar orientados hacia la formación y posterior incorporación al mundo laboral, nunca como empleo en sí por su evidente precariedad.
En la entrevista realizada a la presidenta de la Confederación de empresarios, se lamenta que no se haya orientado el turismo hacia la península. Un turismo que para que pudiera ser realidad, debería comenzar por modificar los precios de las navieras, para fomentar así las visitas, ya que no se puede pretender vivir de un turista, el cual desde tiempos remotos debe pagar el billete más caro del mundo por milla náutica recorrida, hecho que unido a la falta de difusión de los atractivos locales, resta atractivo a nuestra ciudad a ojos de quienes no nos conocen. El recién implantado turismo de cruceros, es bienvenido, pero no se puede pretender vivir de la visita esporádica y temporal de estas embarcaciones, debemos abrirnos a todas las oportunidades, vengan de la península o vengan de Marruecos. Sin miedo, ni complejos.
Desde el Movimiento, vamos a priorizar en la agenda política el tema del empleo y la creación del tejido industrial en esta ciudad, porque no podemos permitir que la que en otros tiempos fuera conocida como “Perla del Mediterráneo”, se convierta en un presidio donde solo puedan quedarse militares y funcionarios. Deben existir oportunidades para evitar el éxodo de ceutíes, cuyos datos nos zarandean anualmente y para sacarle el máximo partido a todo el potencial que hay en Ceuta y que no es poco, sólo hay que tener voluntad política para que así sea.