El aumento de la presión migratoria en Ceuta ha obligado a la Guardia Civil y a la Policía Nacional a desplegarse en la playa del Tarajal. En las últimas horas, más de 500 jóvenes marroquíes, entre ellos numerosos menores, han intentado cruzar la frontera nadando desde Marruecos. Ante la posibilidad de una entrada masiva, el Gobierno ha puesto en alerta a unidades militares de La Legión y el Grupo de Regulares 54 de Ceuta, recordando la crisis vivida en mayo de 2021
La playa del Tarajal, en Ceuta, ha vuelto a ser escenario de tensiones migratorias. La Guardia Civil y la Policía Nacional han intensificado su presencia en la zona debido al creciente número de intentos de entrada desde Marruecos. Según fuentes de seguridad, más de medio millar de jóvenes marroquíes, entre ellos varios menores, han intentado llegar a Ceuta a nado en las últimas horas, bordeando el espigón fronterizo que separa ambas naciones en la aduana del Tarajal.
Este incremento de la presión migratoria ha llevado al Gobierno a activar un estado de alerta en las unidades militares de La Legión y el Grupo de Regulares 54 de la Comandancia General de Ceuta. La medida pretende estar preparada para una eventual intervención en caso de una entrada masiva, como ocurrió durante la crisis migratoria de mayo de 2021, cuando miles de personas lograron cruzar la frontera en un corto espacio de tiempo.
Los bañistas que disfrutaban del domingo en la playa quedaron sorprendidos al ver a numerosos jóvenes emergiendo del mar, algunos vestidos con trajes de neopreno. Estos migrantes, tras salir del agua, intentaron mezclarse con los bañistas y dirigirse hacia la carretera. Muchos de ellos son menores, quienes, a pesar de las duras restricciones impuestas por la Gendarmería marroquí en las playas cercanas, han estado intentando entrar en Ceuta desde principios de mes.
En el lado marroquí de la frontera, cientos de jóvenes continúan esperando la oportunidad de lanzarse al mar y burlar la vigilancia de las fuerzas de seguridad marroquíes. Aunque las autoridades marroquíes han intensificado los controles y desalojos, muchos de estos jóvenes, provenientes de regiones del sur de Marruecos, siguen intentándolo una y otra vez. Cuando son interceptados cerca de la frontera, son trasladados en autobuses a localidades más alejadas, en un intento de disuadirlos de seguir intentándolo.
En la madrugada del domingo, la Guardia Civil tuvo que intervenir en varias ocasiones en las aguas fronterizas para interceptar y rescatar a decenas de personas que intentaban llegar a la orilla en condiciones muy precarias. Las imágenes capturadas muestran a niños ceutíes bañándose en la zona segura de la playa, protegida por una red antimedusas, mientras en el horizonte se ven a los jóvenes marroquíes luchando por alcanzar la orilla.
Las autoridades advierten que las condiciones meteorológicas adversas, con una intensa niebla y mala visibilidad, están favoreciendo que más personas intenten cruzar el mar de manera desesperada, aumentando el riesgo de accidentes y muertes en el intento.
Crisis migratoria y colapso en la acogida de menores no acompañados
La crisis migratoria en Ceuta se agrava con el aumento constante de menores no acompañados que llegan a la ciudad. Durante el mes de agosto, el número de menores se ha triplicado, ejerciendo una presión insostenible sobre los centros de acogida, que ya están desbordados. Actualmente, más de 450 menores están bajo la protección de las autoridades ceutíes, que enfrentan serias dificultades para gestionar esta situación de emergencia.
La falta de recursos y espacio físico ha llevado a las organizaciones y a las autoridades locales al límite de su capacidad. A pesar de los esfuerzos por ampliar las instalaciones, el flujo continuo de llegadas ha sobrepasado las previsiones, dejando a la ciudad en una situación crítica. El Gobierno de Ceuta ha vuelto a hacer un llamamiento urgente al Gobierno central y a las comunidades autónomas para que colaboren en la gestión de esta crisis humanitaria que afecta de manera desproporcionada a la ciudad autónoma.
La comunidad internacional y la Unión Europea también han sido instadas a implicarse más activamente en la búsqueda de soluciones estructurales a un problema que ya no puede ser tratado como una emergencia puntual, sino como un fenómeno migratorio crónico que requiere de un enfoque coordinado y solidario a nivel global.