La histórica “despensa de Europa”, formada por las áreas hortofrutícolas de Alicante, Murcia y Almería, se encuentra en peligro de desaparecer como consecuencia de los recortes al trasvase Tajo-Segura y el reciente acuerdo de la Unión Europea con Mercosur. Mientras Marruecos y Sudamérica fortalecen su posición como productores agrícolas, los agricultores españoles temen un cambio irreversible que amenaza con desmantelar el modelo productivo del sureste peninsular.
El sector agrario responsabiliza directamente al Gobierno de Pedro Sánchez, tanto por su política hídrica como por su papel en Bruselas. “Apuntar a la desalinización como recurso principal es apuntar en dirección al abandono de los pequeños y medianos productores de frutas y hortalizas”, advierte José Vicente Andreu, presidente de Asaja-Alicante. Según él, solo las grandes empresas con capacidad para asumir los elevados costes del agua sobrevivirán. “Eso es una minoría”, lamenta.
Un cambio estructural dramático
Los recortes al trasvase Tajo-Segura, sumados al alto coste de la desalación, han puesto en jaque a los agricultores del sureste español, quienes enfrentan un futuro incierto. Según Andreu, el resultado será “un sistema productivo no competitivo que irá reduciéndose”, obligando a España a depender de importaciones de países como Marruecos, Turquía o Brasil, con el consiguiente impacto en la soberanía alimentaria.
La pandemia puso en evidencia la importancia de este sector, que garantizó el abastecimiento de alimentos en situaciones extremas. Sin embargo, Andreu advierte: “Si hay abandono de tierras, hay menos demanda de agua, pero no de alimentos, que tendrán que venir de otros países”.
El principal competidor beneficiado es Marruecos, que ya supera al sureste español en la producción de tomates y avanza en otros sectores como el aceite de oliva, gracias a inversiones de la Unión Europea. Según datos recientes, Marruecos ha plantado 600.000 nuevos olivos con una financiación de 115 millones de euros aportados desde Europa, lo que le posiciona como el segundo mayor productor de aceite en África y octavo a nivel mundial.
El impacto del acuerdo Mercosur
Al otro lado del Atlántico, el acuerdo de la UE con Mercosur amenaza especialmente al sector de los cítricos españoles. “Con este acuerdo desleal, se manda a la ruina a la agricultura y ganadería española”, denuncia Asaja, alertando sobre la entrada masiva de productos que no cumplen con los mismos estándares de calidad que los exigidos en Europa.
Naranjas, limones y zumos concentrados procedentes de Brasil y Argentina, producidos a bajos costes y sin necesidad de riego, podrían inundar los mercados europeos, desplazando a los productos españoles. “Nuestros cítricos se quedarán en los árboles”, lamenta Andreu, quien acusa al Gobierno de no proteger a los agricultores frente a estas prácticas de competencia desleal.
Una crisis de soberanía alimentaria
La combinación de los recortes hídricos, el elevado coste del agua desalinizada y la falta de reciprocidad en las normativas sanitarias y fitosanitarias está llevando a la “despensa de Europa” hacia un declive que parece imparable. Mientras Marruecos y Sudamérica toman la delantera, los agricultores españoles ven cómo su modelo productivo se desmorona, poniendo en riesgo no solo su subsistencia, sino también la seguridad alimentaria del país.
Con un futuro incierto, los productores temen que el legado agrícola del sureste peninsular quede relegado a un recuerdo, mientras en las mesas españolas y europeas se consumen cada vez más alimentos importados de otros continentes.