Hasta cinco peritos psicológicos han testificado durante el juicio del caso San Agustín, que se sigue contra el ex profesor del colegio por varios delitos sexuales con alumnos menores, explicando los daños a nivel psicológico que sufrió el chico denunciante, apuntando “ansiedad social”, “estrés” y “aislamiento”, todos síntomas vinculados al proceso judicial
En una declaración conjunta, los cuatro peritos que se encontraban en la sala y un quinto en videoconferencia, han detallado que el joven “no tiene ninguna alteración que le impida expresar con certeza los hechos” y que tenía un perfil “típico de adolescente”. Han destacado que con su trabajo “no encuentran elementos para valorar si el relato es verosímil o no, desde el punto de vista psicológico”. Destacando que su personalidad le hacía más vulnerable a las presiones de su entorno, por lo que siempre iba a intentar acomodarse en la norma del grupo.
Lo que sí han señalado es que tras la denuncia, sufrió un daño social traducido en “una etapa de aislamiento y exclusión social” que hizo “mella en su autoestima” porque lo que quería era “volver a ser aceptado por el grupo”. Cabe recordar que el joven declaró como testigo que el resto de menores, que se han manifestado “amigos” del acusado, rompieron con las relaciones y le “presionaron” para que retirara la denuncia, al igual que el propio acusado.
Los psicólogos han destacado un carácter con “alta sumisión y conformismo, debido la etapa psicoevolutiva en la que se encuentra, y la influencia del grupo de pares y la aceptación del grupo, expresa sentimiento de inseguridad ante sus iguales”. Lo que podría explicar algunas declaraciones del menor en las venía a decir que hizo lo que hizo con el que era su profesor, aunque le incomodaba, porque los demás lo hacían y “no podía decir que no”.
La sintomatología que encontraron en el menor, han dicho, “es reactiva al propio proceso de judicialización, porque el propio profesor culpabiliza al menor de que su madre pusiera la denuncia” y provocada por «el factor sorpresivo de la denuncia -ya que sus padres no le habían avisado- más los efectos de la denuncia«, que crean una «sintomatología más significativa» en el menor denunciante, sobre todo de carácter social, que no la había previamente. Además, posteriormente, en lo que el perito considera un tercer periodo (en 2018), la ansiedad social «ha ido disminuyendo, tiene amigos, actividades extraescolares, y la sintomatología desaparece y hay un repunte cuando hay entrevistas con los peritos, esto repuntará cuando tenga que hacer algo relacionado con el proceso judicial», ha concluido uno de los peritos.