La sensación al decir esto es desagradable, triste, casi funesto. Pero no por ello deja de ser cierto. VOX tiene razón. En Ceuta existe; casi impera, podría llegar a decir, una quinta columna al servicio del interés marroquí. Hasta ahora, el sentimiento de unidad de la población ceutí en torno a la bandera de nuestra patria era unánime. Sin fisuras, y salvo algunos “colonos” en cantidad muy minoritaria, la población estaba unida sin complejos en torno a la bandera. En realidad, sigue siendo así. La población ceutí es patriota sin complejos. Desde el hindú hasta el hebreo pasando por el cristiano y el musulmán. Sigue siéndolo. Pero no solo hay que suscribir este sentimiento nacional en torno a etnias o religiones. También a ideologías. Desde la derecha hasta la izquierda, desde el defensor del colectivismo hasta los más liberales en cualquiera de sus espectros, sentían un amor afable hacia nuestra bandera, inalterable, conspicuo, poco común en el resto del solar patrio. Esta ausencia de complejos tiene, sin embargo, un aspecto positivo del que ahora me percato. Nuestro patriotismo sin complejos confería a nuestras iniciativas políticas un carácter de premisa conciliadora, y de una voluntad constructiva inherente a esta cualidad. “No sabes cuanto lo querías hasta que lo pierdes”. Y acabamos de perderlo. Es por eso que empiezo a extrañar su ausencia, o, al menos, su naturaleza volátil.
Hay un error garrafal que estos días se esta dando en el juicio social y mediático a VOX Ceuta, y que está convirtiendo la llama en incendio, y esto se sustenta en la base de la polarización política que se sufre en España en nuestro contexto actual. Los medios y los ceutíes están calificando a VOX Ceuta de “la ultraderecha”. Los comportamientos típicos de “la ultraderecha”, adjudicándole los comportamientos de Juan Sergio Redondo, Carlos Verdejo o Fco Rúiz a comportamientos propios de un modelo ideológico. Nada más lejos de la realidad, de la misma forma que estaríamos cayendo en la falacia si viéramos una serie de esperpentos de Bildu o de la CUP patear policías y tirar cócteles Molotov y lo definiéramos como “típicos comportamientos de la extrema izquierda”. Se que esto que estoy diciendo es muy debatible, máxime con el ambiente tan polarizado como el que se vive, pero respiremos hondo y tratemos de examinar el tema con objetividad. Los votantes de partidos de extrema izquierda en España, tanto como los votantes de partidos de extrema derecha, se cuentan por millones para cada uno de ellos. Me niego a pensar que todos ellos tienen el mismo carácter destructivo. Conozco personas muy de izquierdas en mi ciudad que se dé buena tinta que buscan lo mejor para la ciudad, así como personas muy de derechas que tienen un mismo sentimiento. Desde ese paradigma, el primer filtro que considero necesario hacerle a una persona no se encuentra en la afinidad ideológica, sino en si aquel sentimiento que le lleva a defender una ideología es de carácter constructivo o destructivo. Luego ya, vendrá el filtro ideológico.
Y he aquí donde mi alegato puede sorprender a propios y a extraños, ya que no voy a atacar a VOX. Vamos a hacer un examen más conciso de quienes son la punta del tridente de VOX Ceuta, y por qué están ahí. Empecemos por su cabeza. Juan Sergio Redondo. De él sabemos varias cosas. Sabemos que ha pasado por al menos una mano de partidos, incluyendo alguno de extrema izquierda como los verdes (ahora suscrito a Podemos). Sabemos también de buena tinta que no ha ganado una sola votación para ostentar el puesto que ostenta en el partido. Es más, por un propio comunicado que lanzó la antigua gestora, sabemos que cesó a la práctica totalidad de la gestora que presentó el partido (al menos al 80%), ya que le hicieron una moción de censura donde solo obtuvo un voto a favor. El resto votaron por su cese. La respuesta fue fulminar a todo el que votó para echarlo. La razón de esta moción parece ser la obsesión de Redondo con los musulmanes. Obsesión que la amplia mayoría de la gestora no compartía, y que derivó en la criba total de sus miembros. Añadir a esto que, miembros de la gestora, cuentan en privado que incluso llegó a apartar a uno de los miembros más notorios del partido por comenzar una relación con una mujer musulmana, sin ocultar, al parecer, la razón de este acto. Un artículo previo a las elecciones donde aparecía vestido de templario (orden de caballeros cruzados que luchaban por razones religiosas) bajo las siglas de una organización repudiada por la propia iglesia católica, ya nos daba señales de cuales eran sus premisas.
Sobre Carlos Verdejo no voy a extenderme mucho. Sus declaraciones hablan por si solo. No es sino el muñeco y Juan Sergio el ventrílocuo que, inserta su figurada mano en sus entrañas, dirige sus excreciones fonéticas en cada intervención. Más digno de pena que de odio, parece ser el único en toda Ceuta que no entiende que está siendo utilizado como ánodo de sacrificio, del mismo modo que en la antigüedad se utilizaban animales para el desminado de campos, sacrificándolos. Se dará cuenta cuando sea demasiado tarde, imagino.
Sobre Pachi Ruíz, tampoco hay mucho que decir, aunque tiene mucho que esconder. Entre sus (muchos) honores, se encuentra el de ser el objeto de regalar unos presupuestos a cambio de conseguirle más de cinco mil euros al mes. Unas cinco veces la cantidad que pretendieron quitarle a DIGMUN por ser “chiringuito”.
En definitiva, que Juan Sergio Redondo tiene razón. Existe una quinta columna. Existe un ente en Ceuta que sostiene y apoya las tesis de Marruecos sin fisuras y con vehemencia. Una quinta columna que está luchando y rompiendo en su lucha el muro que resistía los envites ansiosos y permanentes del gobierno marroquí, el muro de la cohesión de los ceutíes. Inamovibles en sus cuantiosas diferencias bajo el amparo inmutable del gran nexo que cada colectivo de Ceuta tenía en común, dentro de sus cuantiosas diversidades. Su patriotismo y su amor a la bandera de todos, asumiéndola como contenedora y protectora de nuestras libertades. Entre ellas la libertad de culto. Pero en Rabat se frotan las manos. Están viendo con júbilo y esperanza como un pequeño alter ego aflora en Ceuta para defender sus tesis hasta las últimas consecuencias. “La mitad de Ceuta es marroquí”. El muro que defendía la ciudad que ya resistió el asedio más largo de la historia se resquebraja. Al fin surge alguien en Ceuta que protege el interés marroquí. VOX Ceuta de la mano de Juan Sergio Redondo.
Hasta ahora, había intereses económicos “quintacolumnistas” en forma de empresarios y probablemente algún que otro miembro del gobierno de la ciudad. Presentes, pero siempre en la sombra. Ahora, gracias a Juan Sergio Redondo, la quinta columna ha salido a las calles para defender las tesis alauita y crear un cisma que, en el mejor de los casos, tardará lustros en cicatrizar y recomponer la cohesión de nuestra tierra. Son los tres de Juan Sergio la mayor arma del gobierno marroquí, cumpliendo la premisa que llevó a Roma a conquistar el mare Nostrum. Dividi et victi.
Quiero acabar mi exposición haciendo un llamamiento a todos esos ceutíes conservadores. No dejen que Juan Sergio Redondo siga destruyendo la ciudad, y siga destruyendo a la propia derecha de la ciudad. Es el momento de que la propia derecha de la ciudad se resista a que su ideología siga en manos de tres pirómanos movidos por el odio que, como hiciera Nerón con Roma para culpar a los cristianos, quieren hacer con Ceuta para culpar a unos credos que nunca fueron vuestros enemigos.
Como le dais la vuelta a la tortilla ,resulta que VOX denuncia y es cierto que partidos de Ceuta que no condenan la actitud Marroqui con respecto a la avalancha y ONG se aprovechan para justificar su bondad entre comillas interesada y nos quereis hacer creer que los quintocolumnistas son los de VOX, no me hagais reir y encima lo comparais con Nerón, cuando Nerón es el jefe del ejecutivo marroqui´que sin complejos permite que niños se vayan o les ayuden a abandonar a sus familias, eso es lo condenable, a ver si dais una de una vez, sois la prensa que tapa a los quintocolumnistas esos que no culpan al que es el ùnico responsable.