La reina Letizia visitó Paiporta este domingo para conocer de primera mano la situación de los vecinos afectados por la DANA. Sin embargo, lo que comenzó como una visita de apoyo se transformó rápidamente en un escenario de tensión y emociones encontradas.
Desde el inicio, la comitiva real, acompañada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, fue recibida con gritos de protesta. Los vecinos, visiblemente afectados por la tragedia, lanzaron objetos y barro, manifestando su descontento con la gestión de la crisis.
«No era el día para venir», expresó una vecina a la reina Letizia, reflejando el sentir de muchos que consideraban inoportuna la visita en medio del caos. A pesar de los insultos y la tensión, los reyes decidieron romper el cordón policial para acercarse a los ciudadanos y escuchar sus preocupaciones.
Durante estos encuentros, la reina Letizia, con lágrimas en los ojos y manos manchadas de barro, intentó consolar a los afectados. «Nadie sabía que esto iba a pasar», respondió Letizia a las quejas sobre la falta de aviso previo al desastre. Sin embargo, los vecinos insistieron en que hubo alertas que no fueron comunicadas adecuadamente.
El ambiente era de desesperación. «Tres días para que llegue el ejército, no tenemos ropa, no tenemos comida, no tenemos nada», lamentaron dos vecinas. La reina, conmovida, trató de ofrecer palabras de consuelo, aunque consciente de la magnitud del sufrimiento que enfrentaban.
La visita, que pretendía ser un gesto de solidaridad, puso de manifiesto la brecha entre las expectativas de los ciudadanos y la respuesta institucional. Finalmente, debido a la creciente tensión, se decidió suspender la visita prevista a Chiva, otro municipio gravemente afectado.
Este evento subraya la importancia de una comunicación efectiva y una respuesta rápida en situaciones de emergencia, así como la necesidad de empatía y comprensión por parte de las autoridades hacia las comunidades afectadas.