Los acuerdos entre el PSOE y Junts atraviesan una nueva crisis, lo que podría complicar la agenda legislativa y económica del Gobierno en los próximos meses. La tensión se intensifica por desacuerdos en cuestiones clave de la política territorial y la gestión del proceso de amnistía.
La relación entre el PSOE y Junts, socios en la actual coalición de Gobierno, atraviesa por un momento crítico que pone en jaque la estabilidad política de la legislatura. Tras varios meses de tensiones a raíz de la reforma del Código Penal y las demandas de amnistía en relación con los hechos del procés, los últimos desacuerdos han aumentado las fricciones, lo que podría dificultar la implementación de la agenda política del Ejecutivo.
El origen de la nueva disputa se encuentra en las diferencias sobre el enfoque territorial y las exigencias de Junts, que han elevado el tono en sus demandas para avanzar en proyectos clave, como la mejora de la financiación autonómica y el reconocimiento de los «derechos nacionales» de Cataluña. La última polémica surgió a raíz de unas declaraciones del ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, sobre la gestión de la cuestión catalana, que no fue bien recibida por el partido independentista. Junts, por su parte, ha subrayado la necesidad de ver avances concretos en estos temas si quiere seguir apoyando las reformas que propone el Gobierno.
El conflicto llega en un momento delicado, ya que el PSOE necesita asegurar el apoyo de Junts para aprobar varias leyes clave en el Congreso, como los presupuestos del próximo año. Fuentes del Gobierno alertan de que un posible «ruptura» con Junts podría desencadenar una crisis política que pondría en peligro el futuro de las reformas sociales y económicas que ha planteado el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
A pesar de las tensiones, tanto desde el PSOE como desde Junts se ha manifestado la voluntad de seguir negociando, aunque los próximos días serán cruciales para medir si esta crisis puede resolverse a través del diálogo o si, por el contrario, la distancia entre ambos partidos se amplía aún más, poniendo en riesgo la estabilidad del Gobierno y sus planes legislativos.
Por ahora, los ojos están puestos en las próximas reuniones entre ambas formaciones, ya que tanto Pedro Sánchez como los líderes de Junts aseguran que las negociaciones no se detendrán, pero la presión sobre los actores políticos aumenta con el paso de los días.