Según un informe preparado por varias agencias de la ONU, en los últimos años se puede observar una regresión clara y crítica en prácticamente todas las medidas principales del bienestar infantil. Además, en el documento se demuestra cómo las posibilidades de los niños y los adolescentes de llevar una vida sana varían considerablemente por razones tan simples como el lugar donde nacen
- Por la ONU
Un nuevo informe de la ONU muestra que la salud de las mujeres y los niños se ha resentido en todo el mundo, ya que las repercusiones de los conflictos, la pandemia del COVID-19 y el cambio climático convergen con efectos devastadores en las perspectivas de los niños, los jóvenes y las mujeres.
Los datos presentados en el informe, titulado Proteger la Promesa, muestran una regresión clara y crítica en prácticamente todas las medidas principales de bienestar infantil, y en muchos indicadores clave de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Desde el último informe Todos las Mujeres Todos los Niños, publicado en 2020, han aumentado la inseguridad alimentaria, el hambre, el matrimonio infantil, los riesgos de violencia doméstica, la depresión y la ansiedad de los adolescentes.
Se estima que 25 millones de niños estaban infravacunados o no estaban vacunados en absoluto en 2021, lo que representa seis millones más que en 2019, aumentando su riesgo de contraer enfermedades mortales y debilitantes.
Millones de niños no asistieron a la escuela durante la pandemia, muchos de ellos durante más de un año, mientras que aproximadamente el 80% de los niños de 104 países y territorios experimentaron pérdidas de aprendizaje debido al cierre de las escuelas.
Desde el comienzo de la pandemia mundial, 10,5 millones de niños han perdido a uno de sus padres o cuidadores a causa del COVID-19.
El lugar de nacimiento determina nuestra salud
El informe aporta amplias pruebas que demuestran que las posibilidades de los niños y los adolescentes de llevar una vida sana varían considerablemente por razones tan simples como el lugar donde nacen, su exposición al conflicto y las circunstancias económicas de sus familias. Por ejemplo:
- Un niño nacido en un país de ingresos bajos tiene una esperanza de vida media de unos 63 años, frente a los 80 que se alcanzan en un país de ingresos altos. Esta devastadora brecha de 17 años en la supervivencia ha cambiado poco en los últimos años. En 2020, cinco millones de niños y niñas murieron antes de cumplir los cinco años, la mayoría por causas que se pueden evitar o tratar. Además, la mayor parte de las muertes maternas, infantiles y de adolescentes, así como los nacimientos de mortinatos, se concentran en solo dos regiones: África Subsahariana y Asia Meridional.Más de 45 millones de infantes sufrieron desnutrición aguda en 2020, un trastorno que pone en peligro sus vidas y agrava el riesgo de muerte, de retraso en el desarrollo y de enfermedad. Casi tres cuartas partes de estos niños viven en países de ingresos medios-bajos. En 2020, 149 millones de niños sufrieron retraso en el crecimiento, una cifra alarmante. África es la única región en la que el número de niños afectados por el retraso en el crecimiento ha aumentado en los últimos 20 años, de 54,4 millones en 2000 a 61,4 millones en 2020.
- Los seis países con mayor número de desplazados internos –Afganistán, Etiopía, la República Árabe Siria, la República Democrática del Congo, Sudán y Yemen– se encuentran también entre los 10 países que sufren mayor inseguridad alimentaria
- Una mujer de África subsahariana tiene un riesgo 130 veces mayor de morir por causas relacionadas con el embarazo o el parto que una mujer de Europa o América del Norte. La cobertura de la atención prenatal, la asistencia cualificada en el parto y la atención posnatal dista mucho de llegar a todas las mujeres de los países de ingresos bajos y medios, un factor que las expone a un elevado riesgo de morir o quedar en situación de discapacidad
- Millones de niños y sus familias padecen una mala salud física y mental debido a los recientes desastres humanitarios en Afganistán, Etiopía, Pakistán, Somalia, Ucrania y Yemen. En 2021, 89,3 millones de personas en todo el mundo, una cifra sin precedentes, fueron expulsadas de sus hogares debido a la guerra, la violencia, la persecución y los abusos de los derechos humanos.
Por todos esos motivos, en el informe se hace un llamamiento a la comunidad internacional para que aborde esta perjudicial trayectoria y proteja las promesas hechas a las mujeres, los niños y los adolescentes en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
En particular, aboga por que los países sigan invirtiendo en servicios de salud, para hacer frente a todas las crisis y a la inseguridad alimentaria, y para empoderar a las mujeres y a los jóvenes de todo el mundo.
Proteger la promesa
Tras darse a conocer el informe, el Secretario General de la ONU dijo que “el elemento central de nuestra promesa incumplida es el fracaso a la hora de abordar las enormes desigualdades que constituyen la base de las crisis mundiales, desde la pandemia de COVID-19 hasta los conflictos y la emergencia climática”.
Para António Guterres, el informe describe las repercusiones de estas crisis sobre las mujeres, los niños y los adolescentes, desde la mortalidad materna hasta las pérdidas en materia de educación y el aumento de la desnutrición grave
Por su parte, el director de la Organización Mundial de la Salud declaró que el impacto a largo plazo de la pandemia de COVID sobre la salud y el bienestar de las mujeres, los niños y los adolescentes se está haciendo evidente: sus posibilidades de llevar una vida sana y productiva han disminuido considerablemente».
«A medida que el mundo sale de la pandemia, la protección y la promoción de la salud de las mujeres, los niños y los jóvenes es esencial para apoyar y mantener la recuperación mundial«, añadió el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.
La responsable de UNICEF señaló, por su parte, que la pandemia ha aumentado los riesgos para todas las comunidades vulnerables y ha revertido los avances logrados con tanto esfuerzo para las mujeres, los niños y los adolescentes.
«Pero no somos impotentes para cambiar esto (…) Invirtiendo en sistemas de atención primaria de la salud resistentes e inclusivos, poniendo en marcha programas de inmunización rutinarios y reforzando el personal sanitario, podemos asegurarnos de que cada mujer y cada niño puedan acceder a la atención que necesitan para sobrevivir y prosperar», aseguró Catherine Russell.
Su colega, la directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Población, la doctora Natalia Kanem, comentó que «ante el creciente retroceso político contra la salud y los derechos sexuales y reproductivos en muchos países, las mujeres, los niños y los adolescentes de hoy en día se quedan sin muchas de las protecciones que tenían hace tan solo una década, y muchos otros todavía no han visto el avance que necesitan».