Nuestro país debería mirarse frente a un espejo y seguro que lo que se ve en él no es lo que los ciudadanos desearíamos. Somos la fiel imagen de una sociedad pobre, con un alto nivel de desempleo, con una preocupante falta de viviendas, con un sistema de protección social inadecuado, el cual en lugar de ayudar solo arrastra a un gran número de personas a la pobreza, con un sistema educativo segregado y cada vez más anacrónico, con un sistema fiscal que ataca a los autónomos y a las pequeñas empresas y así un largo etcétera caótico.
Muchas familias ceutíes han perdido sus ahorros durante esta pandemia por lo que actualmente tienen que elegir entre poner comida o calentar su casa en invierno.
Los tantísimos errores cometidos en estas dos décadas, por ínfimos que resulten, acarrean efectos catastróficos para una ciudad que está agonizando y tocada de muerte.
El prejuicio de esta inestabilidad política la estamos pagando los ceutíes con la falta de credibilidad de unos dirigentes que con sus discursos llenos de mentiras quieren tapar sus malas decisiones, con legislaturas que se han hecho interminables con circos mediáticos que hunden cada vez más en la miseria al ciudadano medio.
La quiebra del sistema político existente en nuestra ciudad debería plantearse en estas elecciones, con políticos con vocación de servir y no para servirse a sí mismos. El país en general y Ceuta en particular necesita de una clase política preparada y decidida a efectuar cambios de gran calado. No podemos seguir así. Ceuta está destrozada, agonizando en silencio. Sus vecinos han perdido toda esperanza y fe en que pueda mejorar. Se preguntan a qué van a ir a votar, si ya está todo el pescado vendido.
Esta enfermedad política que padece nuestra urbe se ha extendido y no parece tener cura. Ceuta está embarrada hasta arriba. La gente devastada y apática ante lo que hay y lo que se avecina. El hartazgo ya pasó. Ahora el sentimiento que se respira es el de me da todo igual. Y mientras este es el sentir del pueblo, los aspirantes a gobernar enseñan dientes y se frotan las manos los muy ignorantes, que no saben hacer la “o” ni con un canuto. Estamos bajo la dirección de una panda de incompetentes, avariciosos y manos largas que solo quieren estar ahí para hincharse.
La política actual esta fracturada y a la vez polarizada, tan enfrentada que sería necesaria una política de centro liberal, donde pueda surgir una nueva etapa a partir de las próximas elecciones y resurgir un gran espacio de centro donde se den sinergias que den frescor a nuevas arenas políticas.
Ceuta necesita un cambio y ese comienza por echar a los de siempre y que vengan otros con proyectos reales y específicos que hagan crecer a este enclave repleto de posibilidades y que ilusione a sus habitantes.