Eduardo González llegó a Valencia hace cuatro años, buscando un nuevo comienzo tras la pérdida de su esposa. Sin embargo, el pasado 29 de octubre, se encontró en medio de una situación que nunca imaginó: una riada que amenazó con llevarse todo a su paso.
Mientras veía televisión, Eduardo escuchó el tumulto en su calle. Al asomarse por la ventana, vio a sus vecinos corriendo y fue alertado de la llegada del agua. Sin pensarlo dos veces, tomó las llaves de su coche y lo movió a un lugar más seguro, un altillo cercano. Sin embargo, la magnitud de la riada superó cualquier expectativa.
«El rescate no iba a llegar», recuerda Eduardo, quien pasó horas aferrado a una farola y luego saltando de coche en coche para mantenerse a salvo. La angustia de esos momentos aún resuena en su memoria, sintiéndose afortunado de haber sobrevivido.
La alerta sobre la DANA llegó demasiado tarde. Eduardo y sus vecinos quedaron atrapados, sin saber si el agua seguiría subiendo. Solo cuando el nivel del agua comenzó a bajar, pudieron moverse. La falta de información y preparación dejó a muchos en situaciones desesperadas.
En la parte antigua de Paiporta, los daños fueron aún más severos. La infraestructura no pudo soportar la fuerza del agua, llevándose puentes y anegando viviendas. Eduardo, cuya casa quedó inundada, ahora enfrenta la ardua tarea de limpiar y recuperar lo poco que queda.
Además de la devastación material, la DANA también sacó a relucir lo mejor y lo peor de la humanidad. Mientras algunos vecinos se organizan para proteger sus propiedades de saqueadores, otros trabajan incansablemente para ayudar a quienes lo han perdido todo.
Con el apoyo de la Unidad Militar de Emergencias y otros servicios de emergencia, Paiporta comienza a recuperarse. Sin embargo, el camino hacia la normalidad es largo, y la comunidad sigue unida en su esfuerzo por reconstruir.
Eduardo, aunque afectado emocionalmente, encuentra consuelo en la solidaridad de sus vecinos y en la esperanza de un futuro mejor. «La gente sigue en shock mientras trabaja día y noche», dice, destacando la fortaleza y resiliencia de la comunidad valenciana.