Feminismo, energía y clima se unen en unas jornadas para abordar la realidad del cambio climático y de sus efectos en las niñas, las mujeres y los colectivos más invisibilizados, lo cual ha terminado creando una crisis social
El objetivo de este evento ha sido denunciar la incapacidad de los acuerdos actuales para abordar el cambio climático, los cuáles no cuentan con ningún tipo de perspectiva feminista en sus políticas energéticas y climáticas, además de no contar con la participación de la población civil y de aquellos más desfavorecidos.
La presentadora de la jornada ha sido Blanca Ruibal González, coordinadora de la organización Amigos de la Tierra, y el evento ha contado con un vídeo contextual de la mano de Mercedes Gould, miembro de Amigos de la Tierra Internacional y del programa Justicia de género y desmantelamiento del patriarcado, y de dos mesas redondas, una centrada en el clima y la otra más en la energía.
Mercedes Gould, desde Argentina, ha hablado telemáticamente sobre la importancia de la transición energética hacia las energías renovables y que “no se tienen que repetir los sistemas capitalistas y patriarcales, debe ser justa y feminista”. También ha querido aprovechar y visibilizar la problemática en torno a la extracción de litio que está ocurriendo en países como Argentina, Chile o Bolivia: “son lugares donde hay una pobreza energética extrema, sin garantía en cubrir las necesidades básicas como el acceso al agua, y se está explotando la extracción de litio, el cuál termina viajando a otras tierras a cambio de un costo no sustentable”.
La primera mesa redonda ha sido moderada por Blanca Ruibal González y ha contado con la participación de Toni Morillas, directora del Instituto Mujeres, María Sintes Zamanillo, subdirectora general de Acciones Frente al Cambio Climático, Marta Pascual, representante de Feministas por el Clima, y Dina Garzón, coordinadora de la Red Ecofeminista.
Toni Morillas aprovechó su intervención para hablar sobre el principal reto que tenemos como civilización: poner en marcha medidas que bajen el efecto del cambio climático y luchar contra la perdida de la biodiversidad, todo ello desde una perspectiva feminista.
María Sintes puso su mirada en el futuro y en las próximas generaciones, “es urgente y desesperado, nuestras elecciones del presente van a modelar el futuro”. El tiempo de Marta Pascual estuvo ligado a como esta crisis social está afectando también en la pobreza pero también a los pilares del ecofeminismo: fin de las violencias, justicia global y más protagonismo de las mujeres en la gestión de lo esencial. Diana Garzón se centró en como el cambio climático sí es una cuestión feminista y que hay que tenerlo en cuenta en la agenda feminista, generando una agenda ecofeminista y abriéndose camino en organizaciones, instituciones y partidos políticos.
El tema sobre el que giro la segunda mesa redonda fue sobre la energía y el significado de transición energética feminista. La moderadora fue Laura Laguna, corresponsable de fortalecimiento de Amigos de la Tierra, y con las intervenciones de Sara de la Serna, del Instituto para la diversificación y el ahorro energético, Mónica Guiteras, de Alianca contra la pobresa energética y engiyerua sense fronteres, Alba del Campo, de Ecoserveis, y Rosario Alcantarilla, de Alumbra.
Sara de la Serna explicó las barreras con las que se puede contar debido al tema del género y sobre que la comunidad energética busca ser un concepto social más que un concepto técnico y que “las comunidades energéticas pueden ser un elemento de transformación social”.
En el turno de Mónica Guiteras, se expuso la realidad en torno a la pobreza eléctrica y la precariedad energética. Las cifras son altísimas y es un problema constante y real. Mónica aprovechó para denunciar el oligopolio eléctrico y la búsqueda de una lucha por el derecho de los suministros básicos, no solo de energía pero también de agua. En su institución se busca garantizar los derechos con corresponsabilidad, ya que no se puede dejar todo en lo comunitario o en redes de apoyo.
Alba del Campo centró su ponencia en la importancia de las decisiones durante esta década y en las medidas que tomamos, que corren un gran riesgo de ser insuficientes. Hay que realizar un cambio profundo en el modelo del sistema actual, tanto agroalimentario o de movilidad, con nuevas infraestructuras, con políticas feministas y con personas que estén dispuestas a dar el paso.
Por último tuvo la palabra Rosario Alcantarilla quién habló de la comunidad energética de Arroyomolinos (Huelva), un proyecto nacido en 2019 y que se basa en consumir energía de lo rural, visibilizando también a las mujeres rurales. También comentó la importancia de que para “crear comunidad se necesita diversidad”, y de poner en valor los empleos que son bajos en emisiones.