A pocos días de finalizar el año terminamos como lo empezamos: con el particular “Escorial de Gran Vía” sin acabar, las losetas verdes sin quitar, la frontera hecha un “carajal” y lo último, sin esperanza para los pacientes ceutíes de tener una unidad de radioterapia en la ciudad…Y claro, es inevitable preguntarse para que nos sirve la política y los políticos si su actividad no redunda en nuestro bienestar, en el de todos. Y es que cuando su trabajo no sirve para eso coincidirán conmigo en que poca falta nos hacen, por lo que o hacemos que trabajen en ese sentido, o los “botamos dejando de votarles”.
Decía Aristóteles en su tratado sobre la política que el “hombre es un animal político”, entendiendo que el hombre es un animal esencialmente sociable y la política es la forma de organizar la vida en sociedad, de tal forma que no puede ser concebido fuera de su relación con el Estado en su condición de ciudadano. Cuando uno comienza a tener la sensación de que no es el Estado el que está a su servicio, sino que es él el que está al servicio del Estado algo está fallando, sin duda.
Y eso es lo que pasa cuando el Estado, que es el competente, pierde de vista que los ceutíes vivimos en una pinza formada entre la frontera y el mar. La contestación inmisericorde del Ministerio de Sanidad, en cuanto a que es inviable montar una clínica de radioterapia en la ciudad, es una muestra de esa sensación a la que aludo. ¿De qué nos sirve pagar nuestros impuestos y cumplir con todas nuestras obligaciones cívicas, si un día, ojala no, necesitamos de ese tipo de tratamiento pero tengo que hacer una travesía por mar para recibirlos, porque para dispensarme ese servicio cerca de casa “no hay dinero”?. ¿De qué me sirve participar cada cuatro años en unas elecciones si los senadores de la ciudad no se acuerdan hasta el final de la Legislatura, y habiendo estado antes un Gobierno central de su mismo signo, de una carencia como esa?.
No es de recibo concebir la asistencia sanitaria en términos de rentabilidad económica; porque por esa regla de tres quizás algún día el gerifalte de turno desde su cómodo sillón de Madrid decida que no es rentable la prestación de cualquier otro servicio público en nuestra ciudad. Al Ministerio de Sanidad habría que contestarle que lo que no es ni rentable, ni necesario, es que para hacer un viaje de 198 km el presidente del gobierno utilice tres medios de transporte distintos, o que con el dinero de todos los españoles se rescaten autopistas, o que se construyan aereopuertos que nadie utiliza. Después de tener conocimiento de tantos casos de despilfarro y fraude público que nos vengan a decir a los ceutíes que no hay dinero para atender nuestras necesidades sanitarias es de un nivel supino de cinismo.
Sra. Carcedo, tómese la molestia de venir a nuestra ciudad en barco desde Algeciras, aproveche los días de asueto que tendrá por Navidad, esos en los que el levante se pone farruco y la travesía es una auténtica odisea. Quizás al desembarcar entienda, usted que es médico mejor que nadie, cuan necesario es para los pacientes oncológicos de Ceuta poder llegar en coche, y en pocos minutos, a darse sus sesiones de radioterapia, y quizás le de por reflexionar un poco sobre la ruindad de la contestación de su Ministerio que los ceutíes, de ninguna de las maneras merecemos.