Ayer hablaba sobre “El juego de SánchEnder”, hoy lo haré de su segunda parte “La voz de los muertPSOE”. En Andalucía se ha frenado a la ultraderecha potenciando la ultraderecha taimada del PP andaluz.
Moreno Bonilla y el PP debe su mayoría absoluta al PSOE, no exclusivamente pero sí significativamente. Y entiendan que no digo que debe la victoria al PSOE (esa la ha ganado Bonilla con la inestimable ayuda de Ciudadanos y Vox ¿y qué decir de la izquierda?) sino la mayoría absoluta.
Juanma, como lo conocen en Andalucía, ha enamorado a una parte importante de los votantes del PSOE. ¡Sí del PSOE! Ese PSOE que dice ser de izquierdas y consigue que sus votantes voten a la ultraderecha disfrazada de derecha moderada. Eso dice mucho del PSOE de Sánchez, un PSOE muy alejado de esa oscurecida izquierda socialista que aún late en el interior del partido socialista, pero a un ritmo tan lento que casi ni se escucha.
Juanma, como otrora el campechano Borbón, ha convencido a los trabajadores de que es como ellos, de que velará por sus intereses. ¡Pobre clase obrera andaluza!
Juanma ha conseguido arrebatar la bandera a VOX en Andalucía y conseguir convencer a los andaluces de que su espejismo de moderación es una realidad. Lo puede ser la persona, no lo pongo en dudas, pero no sus políticas. En esta ocasión la lucha por los símbolos patrios y nacionalistas la ha ganado Juanma dejando a Olona de “macarrolona” y poco más.
El PSOE ha conseguido desmovilizar a la izquierda movilizando a sus adversarios políticos y, como escribí ayer, no es la primera vez. Primero fue Madrid, luego Castilla y León, ahora Andalucía… Es cierto que Podemos está un poco, o mucho, descolocado y que quizás se debiera leer con mayor atención a Rufián, pero sin alejarnos del objetivo común, que no es otro que la unidad de la izquierda. Hasta ahora hemos demostrado como ¡no conseguirlo! ¡Pongámonos a trabajar en lo contrario! Podemos sumar, multiplicar, dividir o restar. Y todas estas operaciones son válidas y deberíamos realizarlas. Sumar escucha activa: ello incluye a la gente y por supuesto a la militancia de Podemos; dividir egos: para conseguir una unidad elemental por encima de nombres personales, pero no de valores ideológicos; restar desavenencias: para que se establezca un diálogo sincero y fluido en el que se sume la escucha activa anteriormente citada; multiplicar la participación: movilizando a la ciudadanía para que voten políticas públicas que es la uno de los colores de la auténtica bandera tricolor de la izquierda (la igualdad, lo público –aquí se encuentra incluido el medio ambiente- y los derechos humanos), la multiplicación de los votos es el camino más rápido y eficaz para gobernar, la suma es más lenta y compleja.
Si no somos capaces de utilizar las cuatro operaciones matemáticas señaladas solo nos queda deambular en solitario o en grupo por el desierto de la desesperación. La unidad política no es suma de siglas sino multiplicación de valores desde el bien común. Hasta que la izquierda no comprenda eso y vaya en su búsqueda de manera decidida no tendremos más que trasvases de votos del PSOE al PP y por el lado de la izquierda la eterna cantinela de que los “nuestros se han quedado en casa”. ¡Pues perdóneme usted! Los míos no son los que se quedan en casa, los míos son los que ejercen legítimamente un derecho y un deber, ir a votar. Y que este voto sea progresista.
Estoy un poco, demasiado, cansado de cantinelas y mantras disfrazados de ideologías para evitar asumir responsabilidades. La izquierda europea está perdida, salvo Mélenchon que sí tiene un proyecto que atrae a su electorado. Insisto en que desde los sectores progresistas que aspiran a mejorar nuestra sociedad no se está sabiendo leer acertadamente el contexto socio político actual. Tampoco soy un iluso que deja de lado la importancia de las trampas, manipulaciones y presiones puestas en marcha por la maquinaria neoliberal que tras bambalinas dirigen no solo el Gobierno sino el Estado.
Ayer escribía: “La sombra oscura de la recesión, no solo económica sino también en libertades, se cierne sobre el mundo y en España la supervivencia política del PSOE ha sacrificado la posibilidad de hacer frente a esta amenaza. Lo que se encuentra a la izquierda del PSOE es el único dique de contención contra la ultraderecha, si se dinamita desde dentro o posiciones muy cercanas ¡voilá volveremos al NODO!”.
Pues “¡voilá hemos vuelto al Régimen del 78!”. Sumemos, dividamos, restemos o multipliquemos, pero hay que revertir esta situación por el bien no de la izquierda sino de la ciudadanía.
(Y enhorabuena a todas las personas que han puesto su granito de arena en la campaña andaluza y por supuesto al vencedor incontestable ¡Juanma!).