El Athletic Club ha logrado cerrar uno de los fichajes más esperados de los últimos tiempos: el regreso de Aymeric Laporte. Tras unas negociaciones intensas con Al Nassr, el central franco-español vestirá nuevamente la camiseta rojiblanca, firmando por tres temporadas. Ernesto Valverde, que buscaba apuntalar la defensa tras la sanción de Yeray y la lesión de Egiluz, ya tiene la pieza que le faltaba para completar una plantilla de ensueño.
El movimiento no ha sido sencillo. Durante dos meses, el Athletic y Al Nassr mantuvieron un pulso por la desvinculación del jugador, que en Arabia percibía 25 millones netos por campaña. Finalmente, la entidad bilbaína tuvo que implicarse de lleno para desbloquear la operación, aportando alrededor de 10 millones de euros y situando al defensa en el primer escalón salarial del club, con una ficha cercana a los 7 millones.
Laporte, que no disputa un partido oficial desde abril, afronta ahora el reto de ponerse a punto y competir por un puesto en la zaga con Vivian y Paredes, ambos en un estado de forma sobresaliente. Mientras tanto, Valverde ha tenido que cubrirse con el joven De Luis, tras la marcha de Unai Núñez al Hellas Verona.
El regreso del central supone un refuerzo de lujo en un momento clave. El Athletic llega al parón liguero líder con pleno de victorias, empatado con el Real Madrid, y con la Champions a la vuelta de la esquina. Con la renovación de Nico Williams, los refuerzos de Robert Navarro y Jesús Areso, y ahora la incorporación de Laporte, la afición rojiblanca sueña con una de las mejores plantillas de la última década.
Aymeric Laporte, formado en Lezama desde los 16 años tras llegar del Aviron Bayonnais, regresa a casa por la puerta grande. Su primer ciclo en el club dejó huella: se consolidó en el primer equipo bajo la dirección de Valverde y se convirtió en un referente de la defensa bilbaína antes de dar el salto al Manchester City. Ahora, quince años después de su llegada a Bizkaia, el central vuelve para liderar a un Athletic que aspira a todo.