Las elecciones andaluzas se celebrarán el día 2 de diciembre, y parece que se convertirán en la antesala de un 2019 que se prevé eminentemente electoral (municipales, europeas y ya veremos si generales). Se espera con interés el desenlace de estos comicios en los que el nuevo PP de Pablo Casado se medirá por primera vez en las urnas.
Todas las encuestas dan al PSOE como el partido más votado en Andalucía. Susana Díaz es la máxima favorita para revalidar la presidencia de la Junta de Andalucía, mientras que el resto de partidos luchan por conseguirla segunda plaza en liza. Estos datos, aunque son solo encuestas, dan una idea de lo que los andaluces piensan de las diferentes propuestas. Primero, parecen estar cómodos con políticas progresistas. En segundo lugar, no ven alternativa real en el resto de partidos.
Las derechas parecen entretenidas entre sí. Su objetivo en esta campaña no es otro que pelear por ser la fuerza hegemónica de la derecha. Para ello, Juan Manuel Moreno Bonilla ha tenido la ocurrencia de ir al notario afirmar que el PP no apoyará a Susana Díaz. El candidato popular, desde la puerta de la notaría, ha retado al resto de partidos a que hagan lo mismo. Es decir, a Ciudadanos. No parece muy probable que entre los dos partidos de derechas se pueda formar una coalición que alcance el gobierno de la Junta. Por lo tanto, sin alternativa de llegar al poder, ¿cuál es el objetivo de Moreno Bonilla? Si el resto de partidos se comportan como el candidato popular, los andaluces, salvo mayoría absoluta socialista, vivirían un nuevo bloqueo de sus instituciones y estarían abocados a unas nuevas elecciones. El Partido Popular muestra una estrategia de perdedor irresponsable, muy lejos de la política de diálogo y de pactos que impera en Europa y que tanto necesita España.
Juan Manuel Moreno tiene otros problemas y se le nota preocupado. Su partido nunca ha creído en Andalucía y así lo han manifestado muchos de sus dirigentes nacionales. La ex ministra Tejerina, por ejemplo, recientemente comentó en una entrevista que los niños andaluces están atrasados en educación con respecto a otros lugares de España. Cristina Cifuentes no se quedó atrás cuando dijo que los madrileños pagaban la sanidad y la educación de los andaluces. Rafael Hernando declaró en Almería que a Andalucía había que sacarla del pelotón de los torpes. Para ellos Andalucía es una tierra de vagos que están todo el día en el bar, como dijo Durán i Lleida en una ocasión. Ante este panorama, difícil lo tiene el candidato.
En su lucha por ser el primer partido de la derecha, en su competición con Ciudadanos y Vox, el PP ha radicalizado su discurso. EnGranada, Casado expuso su discurso más reaccionario. Habló de inmigración de una forma irresponsable y demagógica y pidió devolver las competencias en educación al Estado. Siempre centrado en la política nacional y alejado de los asuntos y problemas de los andaluces, plantea estas elecciones como un laboratorio, que busca medir su proyecto y estrategia, dejando poco espacio al verdadero candidato en estas elecciones. Los populares demuestran la nula preocupación que tienen por Andalucía.
Los andaluces se merecen un Gobierno estable que ponga como prioridad seguir avanzando. Susana Díaz, si hacemos caso a las encuestas, tendrá que buscar el acuerdo para lograr la investidura y hacer viable la legislatura. Para ello tiene a su izquierda a Adelante Andalucía y a Ciudadanos a su derecha. Mientras tanto, el Partido Popular apuesta por el bloqueo. Veremos si Pablo Casado asumirá el fracaso de mantener al PP en el pelotón de los torpes o si, también en esto, dejará solo a Juanma Moreno.