El Ministerio de Sanidad publica cada 6 meses los datos de las listas de espera del Sistema Nacional de Salud (SNS). Las cifras publicadas correspondientes a 31 de diciembre de 2021 y, con respecto a junio de 2021, reflejan un empeoramiento casi generalizado en todos los indicadores:
- El tiempo medio de espera para una intervención quirúrgica era de 123 días.
- Un 52,2% de los pacientes tenían una fecha asignada superior a los sesenta días para ver por primera vez al especialista
- Un 20,3% de los pacientes en espera por una intervención llevaban más de seis meses esperando.
- La espera media para la primera consulta con el especialista era de 89 días (14 días más, de media, que en junio 2021).
Lista de espera quirúrgica
Con respecto a diciembre de 2019, dato previo al estallido de la pandemia de COVID, casi todas las comunidades autónomas han aumentado sus tiempos de espera para una intervención quirúrgica. En el INGESA (Ceuta-Melilla) observamos que los datos de la Ceuta y Melilla son muy diferentes, aún tratándose de ciudades con realidades sanitarias semejantes. Así, vemos como Melilla tiene la mejor cifra, con 40 días, mientras que Ceuta se va hasta la posición 11, con 126 días, 86 días más que la ciudad hermana. Además, aunque los datos de ambas empeoran respecto a 2019, el de Melilla lo hace en sólo 2 días, mientras que el de Ceuta superó el mes, 34 días.
Fuente SNS
Lista de espera para consultas externas
Los datos de tiempo medio de espera para consultas en el SNS son malos, si bien es cierto que los de Ceuta y Melilla son los mejores. Melilla ostenta el mejor con 19 días de espera para consultas, 1 día más que en diciembre de 2019, pero 9 más que en diciembre de 2020. Ceuta tiene 31 días de espera, 12 más que Melilla, y aunque comparando con el dato de diciembre de 2019 tiene 8 menos, si se compara con el del diciembre de 2020, son 14 más.
Vuelven a extrañar las diferencias tan abultadas entre ambas ciudades autónomas, máxime teniendo en cuenta que ambas tienen unas características y unos recursos sanitarios similares, y las dos pertenecen al INGESA.
Fuente SNS
Situación actual. Conclusiones
La población ceutí, sus autoridades y el INGESA no pueden estar contentas con los datos que reflejan las estadísticas del ministerio, ya que, aunque son mejores que los de muchas comunidades autónomas, son mejorables y no deben ocultarnos el incierto futuro al que nos enfrentamos. En el actual contexto de falta de personal médico, derivado fundamentalmente de una mala planificación en la oferta de plazas de formación sanitaria especializada, la dificultad del INGESA para cubrir las numerosas jubilaciones que se a corto plazo, se verá agravada por la competencia que va a existir entre las comunidades autónomas a la hora de contratar especialistas. Parece evidente que el INGESA tiene que apostar fuerte, mediante medidas que incentiven y hagan atractivas las ofertas laborales, ya que si no difícilmente podrá competir con los mastodónticos servicios de salud de algunas comunidades autónomas.
Y no sólo falta personal médico, la evidente falta de profesionales a todos los niveles (entre un 30% y un 50% menos que la media) hace preciso un incremento de las plantillas. Desgraciadamente no ha habido durante la pandemia, ni en ningún momento anterior, una clara determinación por parte del INGESA de abordar este asunto.
Por otro lado, es urgente la adecuación de las infraestructuras sanitarias a la realidad de nuestra ciudad (más si cabe después de que la pandemia hiciera aflorar nuestras debilidades sanitarias). Nos referimos a la puesta en marcha por la vía de urgencia del Centro de Salud del Tarajal y dotación presupuestaria para la construcción de un cuarto centro de salud de manera urgente. En este asunto como en el anterior no ha habido intención por parte de los distintos gobiernos que han gestionado nuestra política sanitaria de aumentar las partidas presupuestarias para su consecución y para que Ceuta desde el punto de vista sanitario estuviese más cerca de los cánones sanitarios europeos.
Desde CCOO calificamos esta situación como «preocupante» y exigimos un cambio en la política sanitaria, que se plasme en un mayor esfuerzo inversor y en la utilización de los recursos públicos.
En CCOO consideramos necesario que España destine a la sanidad pública al menos el 8% del PIB, la media europea. Igualmente, una estrategia urgente y necesaria que afronte una dotación presupuestaria suficiente para abordar los dos graves problemas de nuestro maltrecho sistema sanitario ceutí que son la falta de recursos humanos y la carencia de infraestructuras.