Muchas de las mujeres ucranianas que huyen de la invasión militar rusa lo hacen también de una vida marcada por la violencia machista, arraigada históricamente en la región ruso-ucraniana caracterizada por la dominación patriarcal en todos los ámbitos sociales. Hablamos de una violencia estructural: administrativa, en la pareja, social, política, jurídica… la cultura machista que reina en Ucrania se ha visto acrecentada desde el conflicto del Dombás, que se ha cebado especialmente con las mujeres y ahora, con este nuevo conflicto, ellas vuelven a ser las mas vulnerables ante los ataques. Analizamos qué pasa con la violencia machista en Ucrania y de qué huyen las mujeres
«La desigualdad de género afecta a todos los países en el mundo, pero los contextos de guerra y post-conflicto exacerban la vulnerabilidad e inseguridad de las mujeres, niñas y niños» asegura Ana Belén Perianes Bermúdez, investigadora post-doctoral contratada del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de Investigación sobre la Paz, la Seguridad y la Defensa de la UNED en su artículo Las mujeres y la guerra en Ucrania, que recuerda que «Ucrania ya soportaba una intensa inestabilidad e inseguridad antes de la invasión militar dirigida por Putin y que dio inicio el pasado 24 de febrero. En 2014, el actual presidente ruso proclamó la anexión ilegal a Rusia de Crimea y la ciudad de Sebastopol. Asimismo, el conflicto armado que estalló en la región del Dombás, con sectores prorrusos controlando parte del territorio, produjo además de numerosas víctimas mortales, una acusada inestabilidad política y económica, inseguridad y un elevado número de desplazados internos, afectando desproporcionadamente a las mujeres con un incremento de la violencia sexual y de género«.
Irene Zugasti Hervás, politóloga, periodista y máster en Relaciones Internacionales, afirma que «la violencia contra las mujeres en la retaguardia es de las pocas cuestiones en las que ellas salen a relucir en los conflictos, casi siempre a toro pasado y para demostrar la crueldad de cada bando. En Ucrania poco se ha hablado de ello, sobre todo en el Donbass, teniendo en cuenta el alto grado de militarización y las dimensiones que el conflicto tomó en 2014 y que golpearon directamente a las economías y modelos familiares de la zona, más allá de algunas investigaciones puntuales».
Además, «para millones de mujeres y niñas que han vivido a la sombra del conflicto en el este de Ucrania durante los últimos ocho años, es probable que la violencia de género, que ya es una realidad cotidiana, empeore«, aseguraba este 8 de marzo Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA.
En declaraciones a El Foro de Ceuta, Zugasti asegura que «hoy por hoy, las mujeres ucranianas que están cruzando las fronteras (entre 3 y 4 millones, tanto hacia el oeste como también hacia el este) lo hacen huyendo principalmente de la guerra. También los 4 millones de desplazadas internas, desde que el conflicto empezara hace ocho años. No obstante, todas estos movimientos migratorios donde la mayoría de las que salen son mujeres -y sus hijos e hijas- hay que entenderlos dentro del contexto de especial vulnerabilidad que el conflicto produce en las mujeres».
La experta nos explica que Ucrania es un país que afrontó una «crisis terrible» en los 90 y que afectó mayoritariamente a las mujeres, «el 80% de ellas perdieron su empleo en esa década y se movieron hacia la economía informal o tuvieron que migrar. Eso les hizo ser mucho más vulnerables a violencias machistas, por supuesto dentro de la pareja, en una sociedad bastante conservadora en cuestiones de género; como la económica -al depender de tu marido o de tu padre para vivir, viajar- la reproductiva (vientres de alquiler) y la sexual, así como la trata y la prostitución forzada».
«Desde el dos mil, muchos movimientos de mujeres en Ucrania han luchado contra esto, intentando que el país firmara convenios internacionales y se desarrollara una ley específica para este problema, pero sin éxito. Entonces, al estallar la guerra en el oeste del país -en el este llevaba ya ocho años, insisto- de nuevo toda esa vulnerabilidad se multiplica, porque esta violencia aparece en nuevas formas tanto en el país, como en el tránsito y en el destino», puntualiza Zugasti.
Los datos hablan
«La violencia de género ha sido un grave problema en Ucrania durante mucho tiempo» afirma un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), que señala que alrededor del 75% de las mujeres del país afirmaron haber sufrido alguna forma de violencia desde los 15 años, y una de cada tres aseguró haber sufrido violencia física o sexual, según la Encuesta sobre el bienestar y la seguridad de las mujeres, dirigida por la OSCE y respaldada por el UNFPA en 2019.
En el marco de la pandemia, la situación empeoraba, la línea directa nacional sobre violencia doméstica registró un aumento del 23% en las llamadas durante el primer mes de cuarentena. En el segundo mes se registró un aumento del 72% en relación con el período previo a la cuarentena.
El último informe de Amnistía Internacional, que abarca desde enero de 2021 hasta diciembre del mismo año, señala que la violencia y la discriminación por motivos de género —en particular contra las mujeres— y la violencia de género en el ámbito familiar, «continuaron siendo generalizadas«.
Según recoge el informe, «desde enero hasta diciembre, las autoridades iniciaron 2.432 investigaciones penales sobre violencia de género en el ámbito familiar, incriminaron a 2.176 presuntos autores de delitos y remitieron 2.136 casos a los tribunales. Desde enero hasta junio se iniciaron procedimientos administrativos contra 54.890 personas por violencia de género en el ámbito familiar».
El perfil de las mujeres que permanecen en Ucrania
Zugasti, apunta que -actualmente- «los 20 millones de mujeres que permanecen en el país, son muchas víctimas de la violencia sexual, que es un clásico de la violencia bélica. Además, se reportan cada vez más casos de mujeres que no están pudiendo salir porque sus maridos las retienen en el país, ya que de ese modo pueden de alguna forma evitar el alistamiento obligatorio, y están las que tienen que recurrir a la economía informal y la explotación laboral para sobrevivir. Y por supuesto, la población LGTBQ que está especialmente desprotegida, así como minorías, como las romaníes. Las mujeres mayores me preocupan especialmente, porque están en el este del país, llevan muchos años de guerra encima, y son las que sufren las consecuencias cotidianas de la misma y a la vez las que «sostienen» las comunidades».
El machismo, la base social en Ucrania
La politóloga Irene Zugasti Hervás, puntualiza que «la dominación patriarcal estructural en toda la región ruso-ucraniana se ha apuntalado tras ocho años de guerra, pero hemos de buscar las razones mucho más atrás, ponderando el peso de la religión, la cultura política y el contexto cultural del espacio postsoviético. Caído el muro y derrumbada su economía, las mujeres fueron mandadas de vuelta a casa para frenar una crisis financiera, social —y también de la masculinidad—, enarbolando de nuevo valores como la familia, la belleza o la feminidad para reconstruir el orgullo nacional perdido».
En un estudio que el UNFPA realizó en 2018, el 70% de los hombres indicó que la función más importante para las mujeres era «cuidar la casa«. Esas actitudes pueden conducir a los hombres y niños por un camino sombrío. Casi una tercera parte de los hombres del estudio confesó haber abusado emocionalmente de las mujeres; el 19% reconoció el abuso económico, el 13% admitió haber cometido abuso físico y el 5% había perpetrado violencia sexual.
Ineficacia del Gobierno ucraniano
Basándose en seis misiones sobre el terreno realizadas por Amnistía Internacional, Not a private matter (2020) pone de relieve múltiples deficiencias de un sistema concebido para proteger a sobrevivientes, concretamente mujeres, de la violencia de género y de la violencia sexual, «la situación se ve agravada debido a una devastadora crisis social y económica, el acceso a las armas y el trauma creado por el conflicto armado en curso entre el gobierno de Ucrania y las organizaciones separatistas respaldadas por Rusia».
«Es muy grave que las mujeres, cuyas vidas ya están muy afectadas por el trauma y la destrucción causados por el conflicto, se encuentren sin poder recurrir a ninguna ayuda y abandonadas por las autoridades, que tienen la responsabilidad de protegerlas de la violencia de género intrafamiliar y la violencia sexual», explicaba Oksana Pokalchuk, directora de Amnistía Internacional Ucrania. «Las mujeres que viven en la región oriental de Ucrania, asolada por el conflicto, no se sienten a salvo ni en público ni en el hogar».
La organización denunciaba también que «las sobrevivientes de violencia de género en el ámbito familiar no pueden buscar protección frente a la violencia que sufren debido a la ineficacia de la respuesta del gobierno», aseguraba la organización tras la publicación de un informe sobre el problema oculto pero creciente de la violencia de género y la violencia sexual contra las mujeres de la región.
En 10 de cada 27 casos de violencia de género en el ámbito familiar documentados en el informe, las mujeres no denunciaron a la policía la violencia que habían sufrido porque creían que las autoridades no iban a responder adecuadamente, en el caso de que respondieran.
Desde 2020, la nueva legislación ucraniana confiere a la policía la facultad de emitir órdenes de protección de emergencia, que prohíben a presuntos maltratadores entrar y permanecer en el lugar de residencia de una sobreviviente, así como contactar con ésta durante 10 días. «En los casos que documentó Amnistía, rara vez se emplean estas facultades y, cuando lo son, no se hacen cumplir efectivamente», denuncia la organización.
Pese a los cambios positivos en la legislación nacional, «sigue habiendo lagunas en la protección», aseguran, y es que en Ucrania, la violencia de género intrafamiliar está prevista tanto en la legislación administrativa como en la penal. «En la actualidad, no cabe iniciar actuaciones penales salvo que el perpetrador haya acumulado dos penas administrativas por violencia de género intrafamiliar», alertan desde Amnistía.
“El gobierno ucraniano ha demostrado en los últimos años que está dispuesto a abordar el problema de la violencia contra las mujeres», decía en 2020, afirmando que Ucrania debía -y debe- ratificar el Convenio de Estambul, «pues proporcionará a las autoridades una guía clara para la reforma, que incluye seguir mejorando la legislación, instituir programas de educación para funcionarios y el público en general, un mecanismo de denuncia oficial y otros cambios importantes».
Amnistía internacional este 8 de marzo advertía que «el aumento de la militarización de la vida diaria mientras proliferan las armas, la violencia se intensifica y se redirigen los recursos públicos a apoyar el gasto militar: todo esto se cobra un precio elevado e insostenible en la vida cotidiana de las mujeres y las niñas. Hoy, en toda Ucrania y en la región en general, las mujeres y las niñas corren, una vez más, un grave peligro. Amnistía Internacional ya ha documentado que, en los últimos años, la militarización de las regiones orientales de Ucrania afectadas por el conflicto ha provocado el aumento de la violencia de género y reducido el acceso a servicios esenciales. Es una constante que ahora se extiende a todo el país».
Además, la organización, en su último informe (2021), apunta que «en julio se promulgó una nueva ley que eliminaba los obstáculos jurídicos que en la práctica habían eximido al personal militar y a los agentes de policía de procesamientos administrativos y penales por violencia de género en el ámbito familiar; también reforzaba las disposiciones sobre las que se basaban las órdenes de protección de emergencia. La ley ampliaba a seis meses la imprescriptibilidad de la violencia de género en el ámbito familiar como delito administrativo e introducía nuevas penas que incluían trabajo obligatorio y detención durante hasta 10 días».
Desigualdad y dependencia en el futuro
La mayoría de las personas desplazadas y refugiadas en este conflicto, son y serán mujeres, niñas y niños, por la ley marcial decretada por el Gobierno ucraniano que obliga a los hombres de entre 18 y 65 años a permanecer en el país por si fuese necesario que se sumen al ejército, «el hecho de que sean las mujeres quienes se ocupen de las familias puede generar relaciones de desigualdad y dependencia en el futuro. La imposibilidad de buscar trabajo por tener que encargarse de la familia en solitario también lastrará, en la mayoría de los casos, las oportunidades laborales. Si ya es difícil encontrar un empleo para una persona en situación de refugio, imagina cómo lo será para una mujer, que en todos los casos tienen mucho más difícil la entrada al mercado laboral», apunta Noemí García Cabezas de Ayuda en Acción.
Trata y violencia contra las mujeres en tránsito
Dado que las mujeres y los niños constituyen alrededor del 90 por ciento de los que están huyendo de Ucrania, ACNUR y otras agencias han advertido sobre el aumento riesgos de trata y explotación. Dado los muy altos riesgos de protección, las organizaciones están difundiendo información clave y mensajes de sensibilización para alertar a los refugiados de los riesgos de trata, explotación y abuso. La agencia también ha desplegado coordinadoras de Protección de Explotación y Abuso Sexual (PSEA), así como expertas en género y niñez a Polonia, la República de Moldavia, Hungría y Rumanía.
Con el fin de reducir los riesgos de explotación y abuso sexual, incluida la trata, el ACNUR ha iniciado un ‘Campaña Stay Safe‘ en todos los países vecinos de Ucrania, para crear conciencia entre las personas que huyen sobre los riesgos y medidas prácticas para mitigarlos.
Sobre este extremo, la politóloga Irene Zugasti señala que el tráfico de personas y la trata con fines de explotación sexual «no son cosa de un día, es una violencia que lleva siendo constante en toda esta región desde los años 90 y de la que se beneficia toda Europa occidental». Una violencia que también está presente en destino: «veremos también si la vulnerabilidad de las mujeres se traduce asimismo en violencias machistas: no poder separarte de una pareja en caso de maltrato por estar en una situación de refugio, delicada, o caer en redes de trata o prostitución forzada, por ejemplo».
El informe del think tank GSDRC sobre género y el conflicto en Ucrania, realizado para el Gobierno británico (2017) hace referencia al informe de ACNUR en el que se establece que la trata de personas en Ucrania es «endémica» y se ha «exacerbado aún más por el conflicto armado’. Además apunta que la trata de mujeres con fines de explotación sexual ha aumentado desde la principios de 2015, una inversión de las tendencias de años anteriores, en los que la mayoría de las víctimas eran hombres traficados con fines de explotación laboral, las víctimas ucranianas son sometidas a sexo, trata y trabajos forzados en Ucrania, así como en Rusia, Polonia, Turquía, Estados Unidos y otros partes de Europa, Asia Central y Medio Oriente.
Por su parte la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) recoge en un informe que «según la información recabada por Minnesota Advocates for Human Rights (Defensores de los derechos humanos de Minnesota), existen pruebas de que la violencia doméstica es un factor más que empuja a las mujeres ucranianas y las hace más vulnerables a caer en redes de traficantes de mujeres con destino a la industria del sexo».
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