Las calles de países de todo el mundo se visten de rosa en un movimiento que persigue dar visibilidad a este tipo de cáncer, el más frecuente en las mujeres, tanto a nivel mundial, como en nuestro país, donde se registra una de las tasas más bajas de mortalidad de la UE por esta enfermedad y una tasa de supervivencia neta a los 5 años del 85%. Aunque este “movimiento rosa” tiene muchas luces, también existen sus sombras
¿Alguna vez te han dicho que ves la vida color de rosa? Popularmente lo asociamos a tener una actitud positiva, soñadora, que te permite ver solo la parte buena de las cosas; o también puede ser sinónimo de felicidad. Por ejemplo, Édith Piaf cantaba que veía “la vie en rose” cuando su amado la rodeaba con sus brazos y le susurraba.
Hoy, como cada 19 de octubre, es el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, también conocido como “el día más rosa del año” debido al color asignado al lazo de la causa. Desde la Asociación Española Contra el Cáncer se organizan diversas acciones en todas las comunidades autónomas junto a instituciones, hospitales y empresas con el objetivo de reforzar el compromiso como sociedad frente a este tipo de cáncer, así como darle visibilidad, apoyar a quienes lo padecen y formar para su prevención. Esto se repite en otros muchos países, donde también se proyectan luces rosas sobre los edificios más emblemáticos de sus ciudades, se reparten lazos y pulseras rosas y se organizan actos solidarios a los que acude la gente con camisetas y pañuelos rosas, todo retransmitido por los medios de comunicación. Así es como todos, al menos por un día, conseguimos ver el mundo entero de color de rosa. Literalmente.
Según la Organización Mundial de la Salud, cada medio minuto se diagnostica un caso de cáncer de mama en el mundo, lo que convierte a este tipo de tumor en el que más afecta a las mujeres, y solo entre el 20 y el 30% se da en mujeres con factores de riesgo. Por su parte, el Sistema Europeo de Información del Cáncer registró en 2020 el diagnóstico de 34.088 nuevos casos de cáncer de mama en España. Todos estos datos evidencian la gravedad del asunto y la necesidad de aumentar los recursos para la prevención y la investigación sobre esta enfermedad que sigue provocando la muerte de miles de mujeres al año.
El Día Mundial contra el Cáncer de Mama es una de las fechas con mayor repercusión y seguimiento a nivel mundial. Ahora bien, cada vez son más las grandes marcas que se suman a “las campañas rosas” sacando productos puntuales que aluden a la temática y que destinan una ínfima parte de los ingresos a la lucha contra el cáncer de mama. ¿Tanto rosa está desvirtuando el objetivo real de la conmemoración de esta fecha?.
Origen de “las campañas rosas”
Para saber de lo que hablamos, hay que remontarse al año 1991, cuando Charlotte Haley, una mujer americana de 68 años, comenzó a manifestarse en las calles de Boston exigiendo atención sobre una enfermedad que ella misma había padecido y que estaba haciendo mella en su familia: el cáncer de mama. A partir de ese momento, se dedicó a repartir en la vía pública unos lazos color melocotón que ella misma cosía junto a un panfleto en el que se podía leer:
El presupuesto anual del Instituto Nacional para el Cáncer es de 1,8 billones de dólares y solo un 5% se destina a la prevención del cáncer. Ayúdanos a llamar la atención de nuestros legisladores y de toda América llevando este lazo.
Poco tiempo después, su reivindicación comenzó a ganar gran notoriedad, llegando incluso a la Primera Dama de Estados Unidos, por lo que los medios de comunicación no tardaron en hacerse eco de la noticia; aunque algunos solo buscaron rentabilidad económica.
Alexandra Penney, editora jefa de Self, una revista estadounidense que se describe como “especializada en salud, belleza y estilo para mujeres”, se puso en contacto con Charlotte Haley. Le propusieron poner en portada el lazo melocotón en colaboración con Estée Lauder, pero se negó defendiendo que se desvirtuaría la causa cuando su único objetivo era el de despertar conciencias sin ningún ánimo de lucro. Ante la negativa, tanto la revista como la marca siguieron adelante y se apropiaron de la idea de Haley, pero cambiando el color melocotón por uno que curiosamente siempre se ha asociado a la feminidad y que, además, evitaría los posibles problemas legales: el rosa.
Desde entonces, el lazo rosa se ha convertido en el símbolo universal contra el cáncer de mama y tiñe el mundo de este color cada mes de octubre. Lo que comenzó siendo una protesta que exigía prevención e investigación para mejorar y salvar la vida de las mujeres, ha derivado en una inmensa campaña de márquetin que silencia el nombre de Charlotte Haley para dar paso a un negocio hoy día millonario usando como reclamo la lucha contra la enfermedad.
Cada año, vemos cómo grandes marcas de todo tipo sacan a la venta productos de edición limitada con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Mama. Desde artículos para el pelo, pasando por cosmética facial, ropa interior o joyas, hasta productos de limpieza o de alimentación entre otros. El concepto en sí no estaría mal de no ser porque la mayoría de los ingresos que generan esas ventas no va destinada a asociaciones contra el cáncer ni contribuyen a la investigación y la prevención, sino que van directamente a engrosar las ganancias de las empresas, que se enriquecen a base de productos “solidarios”.
Algunos ejemplos reales lanzados para la campaña del año pasado, todos incluyendo la palabra “pink” (rosa en inglés) en los nombres de sus respectivos productos especiales, son la edición de un sérum para las pestañas por 135 € que destinaría 13,50 € a la AECC por cada compra; un ramo de flores cuyo precio parte de los 33 € y que donaba 3 € por cada venta a GEICAM; o un pack de cosméticos que costaba 36 € y que añadía “un pedacito de lazo solidario en forma de pulsera” que no reservaba parte de los ingresos para la causa, pero que añadía la opción de donar 5 €, 10 € o 15 € a la persona compradora. Todo muy rosa, sí, pero chirría, porque se deshumaniza la causa y se saca rentabilidad de una enfermedad.
La falsa sensación de festividad que suaviza la enfermedad
Bajo el precepto de la concienciación colectiva que promulga el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, se ha creado un halo festivo a su alrededor que puede tener graves consecuencias.
Las investigadoras Gayle Sulik, Susan Love y Barbara Ehrenreich explican la peligrosidad del uso del color rosa al presentarse como el disfraz de un falso ambiente festivo que “relativiza la dureza de la enfermedad, minimiza el dolor y ridiculiza el miedo a través de la negación de la mortalidad y de la pisopatologización de las mujeres que no comparten el eslogan impositivo ‘piensa en positivo y vencerás el cáncer’”.
Toda esa parafernalia con tintes rosados y metáforas bélicas tiene un impacto emocional que incluso podría calificarse como cruel para algunas de las personas que sufren o han sufrido la enfermedad, así como para quienes han perdido a algún ser querido por la misma. “No libramos ninguna batalla ni somos guerreras o heroínas. Cuando te detectan la enfermedad solo quieres curarte, le clavas las uñas a la vida como puedes y te pones en manos de profesionales. El proceso por el que pasas para tratar de acabar con la enfermedad es durísimo y agotador, pero no curarte no implica que seas peor paciente o no hayas puesto todo de tu parte. Yo no lo hice mejor que mi amiga Marta”, relata Ángela García, quien superó un cáncer de mama en agosto de 2019 y perdió a su compañera de quimio solo dos meses después. Respecto al lenguaje, Antonia Revuelta, que también ha pasado por un cáncer de mama, dice que “a lo mejor te dicen lo de luchar para que, como los tratamientos son tan fastidiosos, no te rindas enseguida cuando veas que el tratamiento te está dejando hecha polvo”. Además, añade que “cuando dicen cáncer de mama, parece que no es tan peligroso, pero es tan peligroso como todos”, aunque muchas personas diagnosticadas consiguen curarse.
Es evidente que lanzar mensajes positivos y tratar de impregnarlo todo de actitud optimista puede ser beneficioso durante la enfermedad, pero también es cierto que se necesita información realista sobre los tratamientos oncológicos y las intervenciones quirúrgicas. La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) acusa a la Asociación Española contra el Cáncer de “no advertir de las fuertes controversias existentes sobre el cribado del cáncer de mama a nivel mundial, de los posibles perjuicios para la salud de una parte de las participantes y de los déficits informativos en el consentimiento informado, tratando a las mujeres como menores de edad”.
El cáncer de mama del que no se habla: el metastásico
Detrás del escenario rosa del cáncer de mama, nos encontramos con el metastásico, del que apenas se habla. Sus colores son el verde, que representa la esperanza y el triunfo de la vida; el turquesa, por la curación y la espiritualidad; el amarillo, por el sol y las ganas de vivir; y el rosa, por el origen del cáncer de mama. El día conmemorativo de este tipo de cáncer es el día 13 de octubre, pero no tiene ni de lejos la misma repercusión mediática y social que el día 19.
El cáncer de mama metastásico, también conocido como cáncer de mama en estadio IV o cáncer avanzado, es el que se ha extendido a otras partes del cuerpo en forma de metástasis y, a día de hoy, es incurable. Según la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico (ACMM), 1 de cada 8 mujeres padecerá cáncer de mama a lo largo de su vida y la supervivencia libre de enfermedad a los 5 años ronda el 80%; pero entre un 5 o 6% en el momento del diagnóstico y alrededor del 30% de las pacientes con cáncer de mama desarrollará con el tiempo, incluso años después de haber finalizado los tratamientos, cáncer metastásico. “Hoy solo necesito más investigación para más vida, ese es nuestro lema, que la metástasis sea en un futuro una enfermedad crónica. Quiero vivir y, sin investigación, mi vida y la de todas las mujeres con metástasis se acaba”, explica Gloria Guardia, de 58 años, que fue diagnosticada de cáncer metastásico en 2017, aunque lleva lidiando con esta enfermedad desde hace 15 años.
Avances pese a la insuficiencia de recursos públicos dedicados a la investigación
Aunque en los últimos presupuestos generales del Estado se ha duplicado la inversión en I+D, España sigue lejos de situarse en la primera posición de la cola respecto a la investigación del cáncer. A esto cabría añadir que solo el 6% de los recursos dedicados a la investigación en cáncer de mama se dedica al cáncer de mama metastásico.
A pesar de las dificultades, existen estudios con resultados realmente alentadores. El doctor Javier Cortés, director de la Unidad de Cáncer de Mama de los hospitales Ruber Internacional y Ruber Juan Bravo de Madrid y director del International Breast Cancer Center (IBCC), presentó el pasado mes de septiembre en el Simposio Presidencial del ESMO Congress 2021 el ensayo DESTINY-Breast 03, que revela un tratamiento muy eficaz contra el cáncer de mama metastásico. “Estamos probablemente ante uno de los mejores resultados en la historia del cáncer de mama gracias a un nuevo tratamiento que actúa como un ‘caballo de troya’”, explicaba. El tratamiento, trastuzumab deruxtecan, frena la progresión del cáncer en un 75,8% de las pacientes pasados 12 meses respecto al 34,1% que lo logra con el tratamiento habitual actual. Además, en el 16% de los casos, consigue que el tumor desaparezca por completo.
Este hito, aunque sea esperanzador, no debería relajarnos. Tenemos que seguir luchando por conseguir que aumente el presupuesto en investigación para garantizarles una vida mejor a todas las pacientes de cáncer de mama, sin olvidar el metastásico. Y, sobre todo, conseguir que el desarrollo de los medicamentos sea de dominio público y no propiedad de la gran industria farmacéutica. También es importante seguir poniendo el punto de mira en la prevención, pero teniendo en cuenta a las mujeres jóvenes, entre las que cada vez es más común el diagnóstico de cáncer de mama.