Llevan concentrándose todos los lunes desde hace nueve meses y ya no ven la luz. Esta mañana los y las trabajadoras transfronterizos se han mostrados desesperanzados ante la falta de soluciones a su situación ya que, al contrario, cada vez encuentran más obstáculos. Piden flexibilidad, ampliación de plazos y ayuda humanitaria
Los y las trabajadoras transfronterizas son cada vez menos en la ciudad autónoma. Muchos han vuelto a su país con la esperanza de poder regresar posteriormente a Ceuta y no perder sus trabajos, pero se han encontrado con trabas burocráticas, plazos insuficientes y empleadores que les han dicho que no podrán volver a contratarlos una vez se han ido.
«Somos menos porque la gente se está yendo para arreglar sus papeles, pero van a tardar mucho. A quienes están disfrutando de nuestra tortura les voy a dar más motivo de disfrute, hay muchos que se han ido y como han perdido sus alquileres allí ahora no pueden sacar sus certificados de residentes», ha explicado Rachida Jaifri, portavoz. A esto se suma la renovación del DNI, el pasaporte y otra documentación que no tienen que porque llevan dos años encerrados en Ceuta.
«Cada empleador puede llegar a acuerdos de sueldos con sus empleados», destacaban ante la cuestión, aún no oficial pero publicada en algunos medios, de que tendrán que cobrar mínimo 1.000 euros, el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) incluso al ser contratados a tiempo parcial. Una medida que parece buscar acabar con el trabajo irregular y que supondrá el fin de muchos empleo a transfronterizos.
«Tanta dificultad, ¿por qué? Es tan injusto, no sabemos por qué», lamentaba. Esta tarde dos representantes del colectivo se reúnen con responsables de la Delegación del Gobierno, a los que trasladarán todos los problemas que se están encontrando y sus principales demandas, como la de que amplíen los plazos para poder actualizar su documentación. «No nos van a solucionar nada. Qué pena más grande de nosotros», se desahogaba Jaifri, «hemos luchado todo lo que hemos podido».