Narges Mohammadi, una destacada activista por los derechos humanos en Irán y galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2023, ha sido liberada temporalmente de la prisión de Evin en Teherán. La liberación, que se extenderá por tres semanas, responde a la necesidad urgente de atención médica tras una operación reciente.
El abogado de Mohammadi, Mostafa Nili, anunció en redes sociales que la Fiscalía de Teherán suspendió la ejecución de su sentencia para permitirle recibir tratamiento médico adecuado. Esta medida fue tomada después de que la familia de Mohammadi denunciara la falta de atención médica en prisión.
La activista, de 52 años, fue sometida a la extirpación de un tumor benigno en una pierna y a un injerto óseo hace 21 días. Los médicos han recomendado que reciba tres meses de atención en condiciones favorables para asegurar su recuperación completa.
Mohammadi cumple una condena acumulada de 13 años y nueve meses de prisión, además de otros castigos físicos, por su activismo en favor de los derechos humanos y su oposición al régimen iraní. Su última sentencia, de seis meses adicionales, fue impuesta por protestar contra la ejecución de Reza Rasai, un preso detenido durante los disturbios por la muerte de Mahsa Amini en 2022.
El reconocimiento internacional de Mohammadi como premio Nobel de la Paz destaca su incansable lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su defensa de los derechos humanos. Este galardón subraya la importancia de su trabajo y la necesidad de continuar apoyando a quienes luchan por la libertad y la justicia en contextos represivos.
La situación de Mohammadi refleja las condiciones adversas que enfrentan muchos defensores de los derechos humanos en Irán, quienes a menudo son encarcelados y maltratados por sus esfuerzos para promover la libertad y la igualdad. La comunidad internacional sigue de cerca su caso, abogando por su liberación permanente y el fin de las represalias contra los activistas.
En conclusión, la liberación temporal de Narges Mohammadi pone de relieve las tensiones entre el régimen iraní y los defensores de los derechos humanos. Su caso es un recordatorio de la importancia de la vigilancia internacional y el apoyo continuo a aquellos que luchan por la justicia y la dignidad humana.