Ángel Gabilondo desgrana las verdaderas cualidades, que según él, debe tener el futuro presidente de la Comunidad de Madrid: “soso, serio y formal” porque ante la “bronca” y el “espectáculo” ahora toca “gobernar en serio”.
A lo que añade: “Algunos dicen que soy un soso. Si es por sosegado, puede que tengan razón. Será porque no creo en la bronca, porque cuando hay gritos pido la palabra, porque cuando se trata de la pandemia, la vacunación y la recuperación económica no resumo mi programa en un tuit, tengo mucho más que decir”, comienza diciendo Gabilondo en el vídeo de su presentación que el PSOE ha publicado en redes sociales. Lo que no dice es lo que ha hecho como oposición hasta ahora, ¡nada, absolutamente nada! Soso está íntimamente relacionado con la viveza que es la prontitud o celeridad en las acciones, o agilidad en la ejecución. Nada de esto posee Gabilondo como cualidades, por lo que entiendo que la viveza con la que ha aireado que no pactará con Iglesias le viene más del ínclito asesor socialista.
En cuanto a la alusión a la “bronca” y el “espectáculo” he de decir que bronca es la que se merecería del electorado progresista, que ha visto como ha dejado crecer a Ayuso hasta el infinito y más allá dentro del universo de la ultraderecha sin hacer nada, pero absolutamente nada de oposición. Y siento ser reiterativo, pero es que la nada y Gabilondo son muy afines. La nada siempre ha resultado un problema para la filosofía. La filosofía clásica a partir de un razonamiento lógico se enfrentaba a la nada de la siguiente manera: si existe un ser de las cosas, esto conlleva la idea de no ser, es decir, de la nada. En otras palabras, la nada es la negación del concepto de ser. Justo el sentido de la oposición de Gabilondo, la negación del concepto oposición, la nada opositora. Y si nos centramos en el espectáculo, que recordemos que es una representación o función que se presenta ante un público con el fin de entretener, es él quien está dando uno bien peripatético con estas afirmaciones grandilocuentes. Con las que no sólo hace oposición a Iglesias, sino principalmente a él mismo potenciando a Ayuso de paso.
¡Está claro por qué lo hace!
Desde Ferraz, algún redondo visionario, le habrá ordenado atacar a Iglesias para atraerse el voto de algún despistado de Ciudadanos. Uno de esos que va a votar a Vox. Con lo cual, la estrategia socialista vuelve a donde comenzó, a la nada. Y dado que Gabilondo no solo es filósofo, sino que también intenta ser político y donde parece que estaría más cómodo sería en un pulpito ante feligreses, le recomiendo que vea “La vida de Brian” (“Life of Brian”) con máxima atención, por si observa algún paralelismo con su situación actual.
Preguntado por con quién pactaría si gobernara en la Comunidad de Madrid, declaró que lo haría con Ciudadanos y Más Madrid, que es lo que hubiese deseado en 2019 porque así se hubiera construido “un espacio plural y abierto”. “Con este Iglesias, no. Yo digo no a Podemos en este clima de confrontación y extremismo”, ha espetado.
Y digo yo, ¿no existirá mayor extremismo que, incluso antes de comenzar la campaña electoral, decir que no pactará con otra formación política? ¿Habrá algo más extremista que negar la negociación? ¿Existirá algo más extremista que calificar descalificando y condenar con juicios de opinión? ¿Habrá algo más extremista que poner a Iglesias en el mismo saco que a la ultraderecha? Señor Gabilondo le auguro la nada. Por más que entienda que está usted siendo sólo transmisor de una obediencia debida al sumo sacerdote socialista, al gran hacedor de milagros al que últimamente no “le sale una a izquierdas”. Murcia les debiera hacer reflexionar, de la gloria con Ciudadanos han bajado al “lodazal” de las elecciones madrileñas. Esto último lo digo porque ustedes son tan monárquicos que lo mismo preferían a Carlos III en lugar de celebrar elecciones. E insisto, no es Pablo Iglesias quien está tensionando nada. Sino la ultraderecha gritona y faltona de Ayuso y su amiga Monasterio y ahora el “soso, serio y formal”de Gabilondo convirtiéndose en extremista incendiario negando la posibilidad de acercamiento a un todavía vicepresidente del Gobierno. Gobierno de coalición PSOE/Unidas Podemos. Cada vez está más claro cuál es la actitud del PSOE en general para con Unidas Podemos y en particular para con Iglesias. El día que Pablo escriba sus memorias Sánchez cambia el colchón de la cama fijo, y no será en Moncloa, y Gabilondo estará de profesor de Escolástica en la Universidad Católica Suma Pontificia “Ego sum a dextro”de dónde sea.
La actitud radical y extremista de Gabilondo a quien realmente perjudica es a las capas sociales más humildes, honestas y honradas de la sociedad. A quienes durante toda la pandemia han sido servicios esenciales, a quienes de sol a sol están trabajando para perder el 70% de sus ingresos en pagar un alquiler. O a los y las que pasan sus lunes al sol. Y a quien realmente favorece Gabilondo con unas declaraciones tan extremas, en el tono monótono y anodino que le caracteriza, es a los cayetanos y a los estresados durante la pandemia por haberse quedado sin gomina o porque sus empleadas del hogar han faltado al trabajo porque las muy ingratas han cogido la Covid-19 viajando con su bono de metro.
Hace tiempo que, por desgracia, al PSOE no le podemos pedir más que siga demostrando lo que realmente es y que su reflejo en el espejo azogado de la conciencia social sea cada vez más anaranjado y vaya usted a saber si la historia no lo tornará azul.
Gabilondo, en definitiva, con un discurso radical desborda la campaña, aún no comenzada, de nada para llegar a la nada. Pero, tranquilos socialistas, que si Unidas Podemos os tiene que volver a salvar, por el bien de la gente, lo volveremos a hacer. Eso sí, piensen antes de actuar porque, insisto, a quienes realmente perjudican con esta actitud es a la gente más humilde, a esa misma que siguen obligando a pagar alquileres abusivos, pero ahora con sus impuestos.
Gabilondo y Ábalos han decidido pasar el cepillo de la iglesia para seguir beneficiando a los grandes propietarios y fondos buitres. Lo siguiente será poner una casilla en la declaración de la renta para ayuda a los fondos buitres.
Y por último lo más relevante de las declaraciones de Gabilondo es la constatación de que estaría más cómodo gobernando con Ciudadanos, que como él no sabrá por no haber hecho oposición en la Asamblea de la Comunidad de Madrid, ha estado gobernando con la ultraderechista Ayuso y con los más escorados aún a la derecha de Vox. Toda una declaración de intenciones del radical extremista, no en las formas pero sí en el fondo, de Gabilondo. Remedo junto con su partido de un socialismo que les queda muy, muy a la izquierda y tan alejados de la verdadera izquierda como cercanos son al trío de Colón.
Cada día es más evidente que Iglesias ha hecho lo correcto al dar la cara por la democracia española en Madrid.